La Jornada Semanal,  domingo 9 de mayo  de 2004         479

PINTAR EL CIELO DE ROJO
MÓNICA LAVÍN
Enrique Rentería,
Cartografía de animales celestes,
Tusquets Editores, 
México, 2004. 

Escribir una novela es siempre proponer un mundo alternativo, paralelo, que se sostenga por la viveza de sus personajes,que en la elección de las palabras para contar sucesos, reflexiones y emociones logre la temperatura para que un mundo nos habite, que –como decía Ortega y Gasset– ese mundo nos arranque de nuestra propia circuns- tancia. Cartografía de animales celestes primera novela de Enrique Rentería, tiene ese poder de seducción y arrebato; mientras la leemos y después de ello, hemos añadido a nuestras geografías imaginarias nuevos territorios, espacios y personajes: Ora- lia-Alicia y su cabeza rapada, la incisión en el ombligo, es o son nuestras; Mallory y su Chevrolet azul nos rondan las calles gabachas de la memoria; el gato Esfinge y la azotea dibujada de humedad nos resultan familiares; el trailer que habita Mallory; Tampico, San Antonio, San Marcos, Oklahoma, San Luis Missouri, Chicago, nos pertenecen como las búsquedas cómplices y complicadas en las que se embarcan –por distintos motivos pero hermanados por un mismo desamparo– Oralia, primero, y luego Mallory.

Un telegrama cambia el destino que Oralia se ha diseñado ,forzada por el éxodo al que la somete su madre, y de cuyo origen nos enteramos –valga aquí la astucia narrativa de Rentería– muy cerca del final de la novela. El telegrama irrumpe en el café de chinos donde, a la vera de otras compañeras, Oralia se gana la vida y se entibia el ánimo con las pláticas del dueño y el I ching que a menudo consulta. Su madre está muriendo en el hospital y tiene un encargo para ella: avisar a la hermana gemela de su muerte. Ese propósito es el que hará a Oralia transitar por las dificultades propias no sólo de la incursión ilegal en Estados Unidos sino las derivadas de la conducta de su hermana que ha sembrado discordia en el camino y que tocará a Oralia-Alicia ir pagando en una búsqueda sin fin. Mallory, su cómplice, ha perdido a su mujer y a sus nietas y el reproche de su hija, la madre de las nietas, lo ha expulsado de su propia comunidad de navajos donde era curandero. Exiliados de sus mundos encuentran en la búsqueda compartida un sentido que poco a poco los devolverá a los orígenes, a la razón de su movimiento y a la esencia de sus motivos. Dos personajes y un recorrido territorial cargado de vicisitudes, de ires y venires muy cerca de la frontera, de tornados,de peleas, de ocultamientos de la autoridad, de "la bondad de los extraños " que asombra a Oralia, forman la melodía visible, la historia cercana. La mano izquierda del escritor atiende a otro pentagrama: el mundo de sueños y leyendas del emperador Ou Li que danzan en la cabeza de Oralia.

El tiempo de Oralia y el del emperador Ou Li se contrapuntean:el tiem- po tirano de Oralia, siete años de ausencia,una búsqueda desesperada sostenida por unos cuantos pesos. Oralia desenredando el tiempo con la foto de su hermana para borrar la distancia,la cruda condena de las semejanzas y las diferencias. En cambio Ou Li, el emperador todopoderoso, quiere someter al tiempo.Sangra vientres de bueyes heridos con flechas para teñir la mañana de rojo atardecer, quiere repetir un día con imposible precisión figurándose que aún no ha transcurrido, quiere inventar la noche al día con el vuelo tumultuoso de los cuervos. Ou Li quiere ser inmortal. Ou Li quiere vencer al tiempo, Oralia y Mallory quieren curarse del tiempo. Para ello son precisos la búsqueda y el encuentro consigo mismos. 

Cartografía de animales celestes está poblada de imágenes, condición que seguramente abreva del oficio cinematográfico de Rentería: un oso disecado en el lobby de un hotel, una jirafa sonriente pintada en un trailer de circo, un búfalo tras una reja en una calleja, un leopardo muerto en su encierro en el zoológico. Por eso el violín que escucha Oralia se mueve como pez en luz ámbar y el sax es jaguar herido. La novela se tropieza con estos encuentros insólitos de la fauna silvestre fuera de lugar y logra una atmósfera de exilios cómplices. 

Cartografía de animales celestes novela donde la búsqueda es el pivote, el exilio la condición, el puerto al que hay que llegar la identidad. Por ello Nansipu,antes Mallory, dice a Oralia: "Tú no viajas, viajan tus deseos, y ésos siempre son más fuertes que tú." Novela que se escucha con el desgarre del blues, con la música que acompaña a Oralia y que canta su hermana Alicia, un lamento de soledad en un encuentro imposible. Primera novela de Enrique Rentería que atiende al mandato de la brevedad y su poder, de lo oculto como fuerza de lo que es necesario desentrañar en complicidad lectora. Una novela que se mira y que se escucha. Una novela inteligente y memorable.