Jornada Semanal, domingo 2 de mayo de 2004        núm. 478

NAIEFYEHYA

LA GUERRA CONTRA EL TERROR: CIVILIZARA LOS BÁRBAROS

¿SUFICIENTEMENTE INTERESANTES?

Estos son precisamente los tiempos a los que los chinos se referían en su celebérrima maldición: "Ojalá que vivas tiempos interesantes." Hoy basta un parpadeo para perderse el último atentado suicida, otro asesinato extrajudicial israelí o las delirantes declaraciones de algún funcionario de la administración Bush ante la comisión que investiga los atentados del 11 de septiembre. Abril ha sido el mes más mortífero para las fuerzas de ocupación en Irak. Hoy hay hasta el más férreo defensor de los neocons y los sueños de Bush de "democratizar el oriente próximo", tiene que reconocer que:

1.Los atentados del 11 de septiembre pudieron ser previstos y si bien el uso suicida de aviones comerciales tal vez no pudo ser evitado, era una estrategia que tanto la CIA, como el FBI, como la NSA(National Security Agency), como NORAD (North American Aerospace Defense Command) habían considerado y evaluado.

2. Bush tenía como una de sus principales prioridades al tomar el poder, la conquista de Bagdad.

3. Nadie en la administración Bush se preocupó seriamente por crear un plan para la postguerra.

4. El mundo, desde Madrid hasta Bali, pasando por Riyadh y Uzbekistán, es hoy gracias a la "doctrina Bush", un lugar mucho más peligroso de lo que era antes del 11 de septiembre del 2001.

5. La conquista de Irak tiene más similitudes con la invasión británica a esas tierras en 1917 que con la guerra de Vietnam.

CIVILIZADOS Y SALVAJES

En el año 762, Abu Hanifa, el fundador de la escuela de leyes de Bagdad, prohibió el asesinato de niños, mujeres, ancianos, enfermos, religiosos, discapacitados y civiles en general durante las guerras. Asimismo, determinó que los prisioneros de guerra debían ser respetados y protegidos. Debieron pasar más de doce siglos para que estas nociones humanitarias elementales concebidas durante la era de oro del islam fueran adoptadas en Europa e incluso, cuando lo fueron, durante décadas las potencias coloniales sólo reconocían los derechos humanos de sus enemigos europeos. El resto de la humanidad éramos considerados bárbaros y salvajes que debían ser civilizados, a menudo por la fuerza de las armas.

BOMBAS Y RESPETO

Irak no fue el primer país en ser bombardeado desde aviones, ese privilegio pertenece a Libia, que el primero de noviembre de 1911 fue objeto de una rudimentaria campaña italiana. Las demás potencias quedaron encantadas por los resultados y comenzaron a bombardear a sus colonias para pacificar a los nativos inquietos. Desde entonces quedó claro que este método, aunque convincente, era extremadamente impreciso, por lo que el avión se convirtió en un arma de destrucción masiva, desde la cual eran lanzados toda clase de objetos, explosivos, sustancias incendiarias y armas químicas, como gas mostaza. Como escribe Sven Lindqvist en su indispensable A History of Bombing , los británicos bombardearon a los Patanes de la India, a rebeldes egipcios, afganos y por supuesto, a los pobladores de lo que hoy conocemos como Irak. Kurdos, chiítas y sunitas fueron masacrados por las bombas inglesas. A principios del siglo xx la idea de bombardear Europa parecía inconcebible, pero eso cambió cuando tuvo lugar la primera guerra mundial.

LAS BOMBAS DE HOY

La presunta causa de la más reciente invasión de Irak fue la urgencia por erradicar las armas de destrucción masiva del régimen de Hussein, las cuales, sabemos, habían sido eliminadas años antes. Nuevamente las potencias debían civilizar a los bárbaros. Esta guerra humanitaria, peleada con bombas inteligentes, debía proteger a la humanidad del peligro de las armas que no reconocen blancos legítimos. Pero la "guerra más precisa de la historia" ha costado, en la conservadora evaluación de www.iraqbodycount.net, entre 8,902 y 10,752 muertos civiles y definitivamente el conteo no terminará ahí. La insurrección de abril tuvo un aspecto negativo: que vino a poner fin al sueño de que un régimen títere, elecciones "dirigidas" y 135 mil soldados podrían echar a andar la maquinaria petrolera iraquí en beneficio de los haliburtons, exxons, kellogg-brown y root y demás corporaciones. Pero también uno positivo: que permitió la fabricación de un nuevo villano en turno: el joven y muy poco carismático sheik chiíta Muqtada al Sadr.