DE LA RESISTENCIA A LA SOBREVIVENCIA ARTURO CANO El PRD llega a sus tres lustros dicen sus dirigentes en medio de la peor crisis de su historia. Curioso. Para muchos de ellos, la crisis merece que se haga justicia en las mulas del compadre. Igual es justo: aunque caminan bajo las mismas siglas, los perredistas se asumen militantes de distintos partidos. Así nacieron, así llegan a sus 15 años, que ya no fueron presentación en sociedad, sino nota roja 1988/ 1989
Cuauhtémoc Cárdenas hace el discurso central aquel 5 de mayo de 1989: Queremos que nuestra organización sea un instrumento de la sociedad, y no tan solo de sus miembros o dirigentes, y para ello tendrá que dar en sus normas democráticas, en su vida interna, en la transparencia de sus recursos, en la autonomía de sus componentes regionales, en la libertad de sus tendencias y corrientes en su seno, en la unidad y en el respeto de las decisiones colectivas y, sobre todo, en la conducta personal de cada uno de sus miembros, la imagen tangible de aquello que propone para el país y para la sociedad. Siguen años de choque frontal con el salinismo, de cientos de muertos por la violencia política electoral, de acomodo y aprendizaje para los recién llegados a un partido grande. Las propuestas se diluyen en la consigna: ¡El pueblo votó, Cárdenas ganó! 1991. El partido del 7% En su primera prueba en las urnas, el PRD obtiene una votación simbólica. La sombra del 7% habrá de perseguir a los perredistas los años que siguen. Para entonces, las traiciones y defecciones se han multiplicado, en tanto se comienza a prefigurar las corrientes que hoy dan vida y sentido o sinsentido al PRD. Un líder estatal que, propuesto por Cuauhtémoc Cárdenas, obtiene el primer lugar en la primera elección de consejeros nacionales despunta desde el sureste cuando pone en práctica su idea de partidomovimiento. Ese personaje se llama Andrés Manuel López Obrador. 1994. La segunda vuelta Cárdenas es candidato por segunda ocasión. La segunda vuelta se vive, dentro del PRD, en medio del choque del michoacano con Porfirio Muñoz Ledo, quien un año antes había sido electo presidente del partido con poco menos de la mitad de los votos en un congreso y había comenzado a construir un bloque que nunca cuajaría del todo. Pese a las diferencias entre ambos, en octubre de 1993, Muñoz Ledo avala la segunda candidatura de Cárdenas: Es el mejor de nosotros. Pero meses más tarde Muñoz Ledo se cuenta entre los principales promotores del Acuerdo por la Paz que firman todos los partidos y candidatos. Como resultado de éste y del empuje perredista ocurre la tercera reforma electoral del sexenio salinista, la cual da pie a una riña pública entre Cárdenas y Muñoz Ledo. Cinco días antes del asesinato de Colosio, el PRD celebra un mitin en el Zócalo de la ciudad de México. Enterado de que Cárdenas criticaría el contenido de la reforma, Muñoz Ledo se adelanta e improvisa: valora los avances sustanciales de la reforma, como el papel de ciudadanos en órganos electorales y las sanciones para algunos delitos en los comicios: No es ciertamente lo que desearía el PRD, pero es lo que hemos demandado desde 1989, dice. Cárdenas se va a fondo: No puedo avalar una decisión equivocada, que así la veo, porque eso sería traicionar mis propias convicciones al dejarnos atados, sin la posibilidad siquiera de señalar o denunciar resultados viciados, favorezcan a quien favorezcan, que pudieran surgir de una elección conducida con parcialidad. El choque sigue tras la elección en la que Ernesto Zedillo resulta triunfador. En el congreso de marzo de 1995, celebrado en Oaxtepec, Muñoz Ledo califica de fascista la propuesta cardenista de un gobierno de salvación nacional y reclama su hora en el liderazgo perredista: Las criaturas bicéfalas pertenecen a la mitología. Los choques entre Cárdenas y Muñoz Ledo se instalan como parte de la vida cotidiana del PRD hasta que el segundo abandona el partido para hacerse candidato presidencial por el PARM y, poco después, sumarse a la campaña de Vicente Fox en 2000. 1997. El primer triunfo histórico
1998. Aires de una nueva elección Presidencial Al principio el PRD fue un partido de protesta y ahora está empezando a ser un partido de propuesta. En 1989 era un partido ensalada, de todas las corrientes que se pudieran imaginar y... lo sigue siendo, eso no ha cambiado tanto. En 1989 era un partido sin mucha identidad política, sin reglas claras, un partido casi caótico, amorfo, que no tenía estructura política. Ahora, a pesar de que todavía tiene ciertas dificultades, tiene mucha más estructura y mucho más definida su identidad. Se han discutido mucho sus reglas y está más consolidado internamente. En los últimos años se ha mostrado más pragmático, en parte porque Salinas ya no está en el poder, porque ya no tiene caso seguir insistiendo en lo que pasó en 1988 y también porque así es la inmensa mayoría de los partidos políticos del mundo. En ciencias políticas se dice que son partidos de solidaridad, que con el ejercicio del poder tienen que tener puntos de vista más pragmáticos, hacer los ejercicios necesarios para llevar a cabo sus responsabilidades. Kathleen Bruhn, doctora en ciencia política por la Universidad de Stanford y una de las más consistentes estudiosas del PRD desde 1989. uuu Se avecina una nueva elección presidencial. Cárdenas prepara su tercera candidatura. En marzo de 1998, en un salón del World Trade Center, Cárdenas improvisa una frase que algunos creen escucharle ahora, en este 2004: Si nosotros fuésemos a constituirnos en el vehículo para que al poder llegara el oportunismo y un pragmatismo sin límites, es preferible que el PRD no gane la elección en el año 2000. 1999. El fraude de todos tan querido
Desde entonces, el fraude electoral interno será la divisa del partido nacido contra el fraude electoral. El de 1999, por si alguien lo olvidara, es también el año de la leche Betty. 2000. La tercera ¿y la vencida? Cárdenas es candidato a la Presidencia por tercera vez. Sus adversarios y aun sus colaboradores lo acusan de un mal desempeño en el debate y de una estrategia de campaña errada. El premio de consolación, no menor, es el triunfo del PRD, por segunda vez, en el Distrito Federal. Sobre la vida interna del PRD, y tras esa nueva derrota en la presidencial, la ex senadora Rosa Albina Garavito reflexiona por esos días: ¿Cuál fue el aporte de la izquierda que había desarrollado sus luchas fuera del PRI? Adelanto la conclusión: en este proyecto, la izquierda ha sido sólo compañera de viaje del cardenismo, que en la última etapa del ciclo abierto por la Revolución Mexicana se proyectó como el maderismo radical para la consecución de la demanda no cumplida de respeto al voto. Compañera de viaje sin proyecto propio. 2004. El escándalo Marzo de nuevo. Cuauhtémoc Cárdenas en la tribuna se lanza contra Leonel Godoy, presidente del partido, en el octavo congreso perredista. Cárdenas renuncia a todos sus cargos. El rey ha muerto, viva el rey. Cárdenas sale entre silbidos de protesta y una consigna surgida de las cuentas pendientes y del reino de las encuestas: ¡Obrador, Obrador, Obrador!, gritan muchos congresistas. Frente a la crisis desatada por los video-escándalos, Cárdenas trata de hacer valer su autoridad moral para lograr una solución radical, a la argentina: que se vayan todos.
Claro, algunos costos hay que pagar. El PRD expulsa a algunos de sus más connotados miembros y establece algunas reglas que, dice, garantizarán la disolución de las corrientes. Y en la víspera de sus 15 años, el PRD celebra la extradición de Carlos Ahumada, su demonio particular. uuu Los escenarios dibujados aquí semanas atrás, siguen vigentes: La disputa por el partido. Cuauhtémoc Cárdenas se va a las bases y desde abajo, en una gira nacional acompañada de actos con personalidades de izquierda y del PRI, da forma a una megacorriente dentro del PRD, agrupando a sus leales y a los enemigos de chuchos y amalios. El acuerdo. Cárdenas y López Obrador llegan a un acuerdo. La candidatura presidencial es para el segundo con un programa cuya elaboración queda en manos del primero. Los cardenistas se quedan, además, con las principales posiciones en los órganos del partido y en la dirección de la campaña. La ruptura. Cuauhtémoc Cárdenas construye un polo nacionalista alrededor de su propia y posible cuarta candidatura presidencial. Suma a priístas y ex priístas, gracias a un importante desgajamiento del PRI por la disputa de la candidatura presidencial. Se lleva a una parte de los perredistas, minoritaria arriba pero importante entre las bases. El aparato del PRD se queda en manos de partidarios de López Obrador. El tabasqueño carga con ellos pero se da a la tarea de construir un frente amplio, a la manera del Frente Democrático Nacional de 1988, para impulsar su candidatura. Y con todo, coinciden analistas e incluso
adversarios políticos del PRD, hay que festejar a la quinceañera.
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