La Jornada Semanal,   domingo 11 de abril  de 2004        núm. 475
Hablar con Borges (1a parte)

Daniel Balderston

Daniel Balderston, profesor universitario, ensayista, crítico y traductor, es uno de los autores fundamentales en la bibliografía que se ha construido alrededor de la obra de Jorge Luis Borges. A más de veinticinco años, por un feliz encuentro en la ciudad de Iowa, Daniel Balderston me ha permitido hacer la traducción de varias entrevistas que tuvo con Borges. Aquellos diálogos sirvieron para la elaboración del libro El precursor velado: R. L. Stevenson en la obra de Borges que, junto a ¿Fuera de contexto? Referencialidad histórica y expresión de la realidad en Borges y Borges realidades y simulacros, deben de ser consideradas como obras capitales en el estudio del escritor que diera forma a los laberintos de la humanidad: "El porvenir es inevitable, preciso, pero puede no acontecer. Dios acecha en los intervalos".

CARLOS OLIVA MENDOZA
 
 

Buenos Aires, agosto-septiembre 1978
Primera conversación: 8 de agosto 1978


-Quisiera preguntarle sobre su antiguo interés por Robert Louis Stevenson.

–Ah, bien. Me parece que Stevenson es un escritor mayor. Y creo que, en cierto sentido, Chesterton fue engendrado por él. Por ejemplo, si usted observa la saga del Padre Brown, y aun si observa El hombre que fue jueves y El hombre que sabía demasiado, a pesar de que quizá las tramas son mejores que las tramas de Stevenson, todo sucede en la misma ciudad, una especie de Londres fantástico y este Londres fantástico fue inventado o descubierto por Stevenson cuando escribió Las nuevas mil y una noches alrededor de 1880. Stevenson inventó todo. Si usted observa "El club de los suicidas", por ejemplo, o incluso "El diamante del Rajá", el cual es tan bueno, usted ya está en el Londres de Chesterton. Y además creo que Stevenson escribió un inglés más fino que el de Chesterton. Algunas veces, Chesterton fue un poco más descarado. Él escribió al límite de su voz. Lo que escribió Stevenson es más delicado, y hay cierta nostalgia en él, mientras, en el caso de Chesterton, usted quizá encuentre propaganda católica o...

–Como en el caso del libro de Chesterton sobre Stevenson, el cual empieza muy bien, pero termina como propaganda.

–Ese es un buen libro. Me parece que aquellos libros que Chesterton escribió sobre otros escritores son muy buenos libros... pero Stevenson fue un gran escritor. Me pregunto por qué es ignorado hoy. ¿Usted no sabe por qué?

–Bueno, todos lo han leído siendo jóvenes, y quizá tiendan a olvidarse de él después.

–Creo que quizá a un escritor le perjudique escribir libros para niños, porque la gente piensa en él como si fuera, bien, no como niño, pero sí de forma infantil. Pienso que esto ha dañado la reputación de Kipling, también. Me parece que es poco sensato para un escritor escribir libros para niños, porque la gente piensa en él...

–Piensa que todo su trabajo...

–Sí, olvidan el resto de su trabajo, y piensan, bueno, por supuesto, Stevenson escribió A Child’s Garden of Verses, él escribió La isla del tesoro, el cual es un muy buen libro por cierto, pero olvidan que él también escribió Weir of Hermiston y La resaca, y aquella muy buena novela policiaca, The Wrecker, él la escribió en colaboración con... [no puede recordar]

–Lloyd Osbourne.

–Sí, con Lloyd Osbourne, su hijastro. Uno de los mejores libros, debo decir. Y nadie parece haberlo leído.

–Bueno, yo lo he leído varias veces.

–El carácter de Pinkerton es la mejor imagen de un americano nunca antes hecha. No demasiado cruel... Después, cuando ellos están escribiendo de San Francisco... Oh, tan buen libro. Por supuesto, en The Wrecker usted infelizmente encuentra lo que en muchos libros de Stevenson, que la trama no es tan buena.

–Bueno, yo encontré la trama de The Wrecker muy interesante: es muy deforme al principio, pero después, en cierto punto, con el descubrimiento de la fotografía, la encontré apasionante hasta el final, más de cien páginas adelante.

–Sí, bueno, generalmente hablando, por supuesto, Stevenson sabía que podía hacer cualquier cosa con una trama. Él sólo siguió adelante. Algunos de sus libros no tienen trama o las tramas son más que inútiles.

–El dinamitero, por ejemplo, o La caja equivocada.

–Aquellos libros son apenas valiosas lecturas o valiosos escritos.

–Aunque son divertidos.

–Bueno, porque sabía que podía hacer cualquier cosa. Quiero decir que él sentía que era todopoderoso y sabía que podía intentar cualquier cosa. Muy seguro de sí mismo.

–Usted ha hablado sobre The Wrecker antes, pero nunca ha desarrollado sus razones para juzgarlo como uno de los mejores libros. ¿Qué podrá señalar que hay en este libro especialmente notable?

–Me parece que los personajes. Puede decir lo mismo de las novelas policíacas de Wilkie Collins. Los personajes son más importantes que la trama. En el caso de Stevenson, obviamente, los personajes son más importantes que la trama –en el caso de The Wrecker, por ejemplo– mucho más importantes, más significativos. Recuerdo otro libro de él, bueno, claro, yo he leído y releído El mayorazgo de Ballantrae, y Weir of Hermiston, debo decir que es el mejor libro de todos. También, creo que sus poemas son muy buenos.

–No estoy de acuerdo con usted en esto. Soy un gran admirador de su prosa...

–Pero a usted ¿no le gustan sus poemas? [Recita "Requiem"] Se escucha raro. No suena como inglés, suena casi escandinavo –el sonido de la i, "Glad did I live and gladly die/ And I lay me down with a will". "Alegre he vivido y alegre muero/ pero al caer tengo un ruego" Quizá hay algo de escocés en esto. [Larga digresión sobre Escocia, Nueva Inglaterra, etcétera.] Entonces, ¿usted está escribiendo un ensayo o una tesis?

–Una tesis. Sobre Stevenson y Borges.

–Estoy muy honrado. Recuerdo que yo escribí una pequeña pieza llamada "Borges y yo", y ahí escribí una lista de cosas que me agradaban, entre ellas estaban el sabor del café, la prosa de Stevenson.

–El único escritor que menciona en aquella pieza.

–Sí, el único escritor. Bueno, cuando yo era niño, leí La isla del tesoro. He leído también muchos libros de un amigo de Stevenson. He olvidado por completo su nombre... Andrew Lang. Él tiene un hermoso ensayo sobre Stevenson en aquel libro llamado...

–¿Adventures Among Books?

–Sí. Me parece que también en Essays in Little hay algo sobre Stevenson. Eran amigos cercanos. Y ahora la gente sólo recuerda a Andrew Lang a través de su traducción de Homero.

–La gente también recuerda sus cuentos de hadas.

–Sí. Un gran escritor. Un delicado tacto.

–Stevenson también tenía un delicado tacto.

–Sí.

–Usted ha hablado aquí y allá de Dr. Jekyll y Mr. Hyde como una historia policial.

–[Efusivamente] No, no, no, lo que quise decir fue esto. Yo no he hablado de ésta como una historia policial. Por supuesto, no es esto. Vamos a decir que el libro fuera leído como un relato policial, entonces al final vendría una sorpresa. Nadie pudo pensar en Dr. Jekyll y Mr. Hyde como la misma persona. Además, usted sabe que uno es moreno y el otro claro, y uno es más alto que el otro. Esto hace toda la diferencia.

–Y más viejo, también.

–Sí. Por esto, yo creo que el verdadero hecho sorpresivo es cuando la historia ha sido llevada al cine, nunca han pensado en tener dos diferentes actores, así nadie podría, posiblemente, adivinar el final de la historia.

–Pero me pregunto si habría alguien en el mundo occidental que fuera tan ingenuo como para no saberlo.

–No, no si usted cambia los hombres. Vamos a decir que la línea de la trama es diferente, que usted tiene dos actores en absoluto parecidos uno al otro –no llamados, por supuesto, Jekyll y Hyde porque esto revelaría el engaño. Nadie podría adivinar que los dos hombres son el mismo... Es muy extraño. He visto tres o cuatro películas y siempre cometen el mismo error; ponen al mismo actor en los dos papeles y, entonces, usted ve el cambio que no debería de poder ver. Usted debería tener una historia, como cualquier otra historia policial y, entonces, por qué diablos debe suponer que los dos personajes son el mismo hombre. Nadie supone esto. Usted debería ser engañado, como todos lo fueron cuando el libro se publicó... Jekyll y Hyde es previo a El retrato de Dorian Gray. Y Stevenson escribía mucho mejor que Wilde. Wilde escribía una prosa muy decorativa. Stevenson fue un escritor más fino. Por supuesto, Wilde sabía esto. Además El retrato de Dorian Gray está lleno de ripios. Usted no encuentra ripios en Stevenson. Él sabía lo que estaba haciendo. Recuerdo otro poema de Stevenson: "And the great woods are still./ So far have I been led,/ Lord, by Thy will". [Y están tranquilos los grandes bosques./ Tan lejos he sido llevado,/ Señor, por Tu voluntad]. Me gusta Stevenson como poeta... pero Stevenson murió bastante joven.

–Tenía cuarenta y cuatro años.

–Cuarenta y cuatro. En el inicio de una carrera. Por supuesto, en aquellos días cuarenta y cuatro era quizá lo que hoy son cincuenta y cuatro, o sesenta y cuatro.

–Pero esto era joven. Todos piensan que murió joven.

–Habría terminado Weir of Hermiston.

–Pero, ¿ha usted leído el proyecto de la trama?

–Sí.

–El fin del proyecto es terriblemente melodramático; también el libro termina donde lo hace el proyecto. Finalizaría con el padre condenando al hijo a la horca.

–Sí. Supongo que cualquier lector pensaría esto desde el principio. Él es el juez de la horca. Usted sabe que éste será el final. Pero no creo que esto importe.

–Esto se resuelve por una total serie de coincidencias.

–Sí, lo sé. Pero en el caso de Stevenson cada sentencia es tan hermosa, todo es una dicha. Recuerdo cuando él encuentra a la muchacha, me parece que él quiere saber si ella es capaz de sentir, de pensar, o si ella es sólo un animal del color de las flores. Recuerda aquella sentencia.

–Es cuando él la ve ahí en la iglesia.

–Sí. Me parece que también un muy buen libro de Stevenson es La resaca. ¿Le parece a usted lo mismo?

–Sí. Es muy parecido a Conrad.

–Sí. Y es previo a Conrad.

–Conrad obviamente conocía las obras de Stevenson de cabo a rabo.

–¿Sabe que escritor era muy aficionado a Stevenson?

–Marcel Schwob lo era.

–Sí, y André Gide.

–Oh, sí. Recuerdo haber visto algunas notas periodísticas. Él escribió...

–No, espere un minuto, esto viene a mí: "Si la vie le grise" –grise es poner a alguien ligeramente ebrio. "Si la vie le grise / C’est comme... [inteligible] de champagne".1 Él escribió esto de Stevenson. A Stevenson le habría gustado. Él era un aficionado a la champaña. Supongo que Stevenson ha dado mayor felicidad que ningún otro escritor. Ha dado felicidad a miles de personas. Y también "Markheim" es una hermosa historia.

–Ese libro me recuerda mucho a Crimen y castigo, pero quizá ésta no ha sido su reacción.

–Me pregunto si Stevenson habrá leído alguna vez Crimen y castigo.

–Leyó la traducción francesa.

–Bueno, pero todo es muy diferente. [Sigue sobre el descuidado estilo de Dostoevsky, y Dickens, y Cervantes, y Twain y Kipling].

–Bueno, Secuestrado es muy similar [a Huckleberry Finn].

–Sí, es verdad.

–¿Qué diría de Secuestrado? No es una de sus favoritas, ¿o sí?

–No. Me parece que los ensayos son muy buenos. Su teoría del estilo. No me parece que alguien pueda escribir, si sigue pensando en las sílabas y sonidos [lo que Stevenson discute en "Sobre algunos elementos técnicos del estilo literario"]. Si usted es muy autoconsciente, no podrá escribir una línea.

–Pero él tiene algunos muy buenos ensayos sobre literatura en los cuales no parece especialmente autoconsciente.

–Estaba pensando sólo en aquel particular ensayo sobre el estilo de la prosa. Me parece que él toma un párrafo o una frase de Milton y la examina. Y va a través de todos los sonidos. Supongo que Stevenson está en lo correcto, algunas de estas cosas son hechas inconscientemente. Quizá tampoco versificar pueda ser un acto consciente. Yo sé que he intentado el verso, pero creo que usted debería de dejar que una cosa se escriba a sí misma... [Larga digresión sobre Las mil y una noches]

–¿Qué piensa de la relación entre Las nuevas mil y una noches y Las mil y una noches? ¿Hay alguna?

–Bueno, hay. Por supuesto, hay una relación. Usted tiene al califa y su visir, y después al príncipe Florizel y Geraldine... y ésta es.

–Y de vez en cuando ellos interfieren en los asuntos de la gente, los dirigen. Me parece que esto es más notable, quizá, en El dinamitero, donde el vasto número de incidentes y tramas surgen para ser dirigidos por ellos, desde la tabaquería.

–No sé sobre El dinamitero. Me parece que es, en absoluto, una mala historia. ¿A usted le gusta?

–Me divertí.

–Bueno, yo también me divertí, en un sentido afable. El mejor relato es "El club de los suicidas", el mejor de la colección de relatos. Pero "El diamante del Rajá" es muy inferior. Y ahora... fueron todos escritos por Stevenson. Recuerda una historia llamada "La historia del honrado cubano".

–Está en El dinamitero.

–Es bastante mala, yo diría. La he olvidado toda. Usted sabe, leí todos aquellos libros hace mucho tiempo. Perdí mi sentido para leer en 1957 o algo así. Y desde entonces no he visto los libros. La gente viene y me ve y después leen en voz alta para mí. Así, vivo rodeado de libros que no puedo leer y ahora sigo comprando libros... [Digresión sobre las enciclopedias germanas, después sobre el anglosajón, después sobre el hecho de que el nombre de California fue tomado de un romance de caballeros, después sobre la fundación de Buenos Aires.]

–Ahora que hablamos sobre el anglosajón. Me estaba preguntando, si usted recuerda, también, el interés de Stevenson por el material nórdico, en las Fábulas.

–Por supuesto que lo recuerdo. En una de las Fábulas tenemos el nombre de Odín. ¿Recuerda? Es "Fe, media fe y ninguna fe". Donde el ruiseñor canta. Espere, no es el ruiseñor, donde le pavo real canta.

–Y otro relato al que soy muy aficionado es "La canción del mañana". ¿Lo recuerda?

–Por supuesto, lo recuerdo. Yo nunca pude resolverlo exactamente, ¿usted pudo?

–Bueno, es obviamente un tratamiento de la idea del tiempo circular.

–Sí, pero al mismo tiempo está redactado de una forma muy extraña.

–La vieja mujer... la vieja hechicera en la playa.

–Sí, y hay una hija de un rey, ¿no?

–Sí.

–Recuerdo esto. ¿Sabe dónde hay una refutación de la circularidad del tiempo? En La ciudad de Dios de San Agustín... [etcétera] Las Fábulas son muy hermosas, ¿eh? También tenemos los emblemas. Me parece que fueron ilustrados por él.

–Sí, los que Lloyd Osbourne hizo en su pequeña imprenta cuando era un niño.

–Oh, Lloyd Osbourne lo hizo... ¿Leyó aquel libro de Stephen Gwynn sobre Stevenson? en la serie de English Men of Letters.

–No, ese es un libro que no he leído.

–Sí lo leí. Supongo que hay muchos libros sobre Stevenson. Andrew Lang escribió varios ensayos sobre él.

–¿Ha leído el ensayo de Leslie Stephen sobre Stevenson?

–Él fue el editor de la serie English Men of Letters [Continúa sobre Stephen sin responder la pregunta]... No sé si Andrew Lang escribió otra cosa sobre Stevenson. No lo creo. Ahora, Kipling tiene muchas referencias a Stevenson, especialmente en aquel libro llamado Something of Myself, una clase de autobiografía. Difícilmente habría algo que él escribiera sobre sí mismo... Ahora, aquí en este país, no sé si Stevenson es comúnmente leído.

–Bueno, me he dado cuenta en los últimos días de que hay nuevas traducciones y ediciones de algunas cosas.

–Bueno, debería de haber.

–También en francés han publicado mucho de Stevenson. Publicaron una traducción de The Wrecker en francés en los últimos dos o tres años.

–Ah, pero debían hacerlo. Uno de los libros más hermosos. Sí, The Wrecker.

–No ha sido publicado en inglés aproximadamente desde 1928.

–Esto pasa porque todos han leído La isla del tesoro. La isla del tesoro fue escrita en poco tiempo. Escribió un capítulo cada día para Lloyd Osbourne. Stevenson debió ser un hombre encantador. A todos agradó. Tiene un sabor extraño en letras francesas. Él admiró mucho a Jules Verne, por ejemplo.2 El inglés parece admirar a los escritores franceses menores.

–Bueno, él admiró a Víctor Hugo.

–Admiró a Baudelaire y le disgusto muchísimo Baudelaire. Me parece que es una superstición francesa... [La conversación sigue por algunos pocos minutos, hasta que la sirvienta viene a servir el almuerzo de Borges.]

SEGUNDA CONVERSACIÓN: 15 DE AGOSTO 1978

–[Después de hablar por varios minutos sobre lo triste de la desaparición de los negros en Buenos Aires después de 1910.] Estaba pensando en aquella extraña observación que usted hizo sobre Stevenson la última vez que nos encontramos. Usted dijo que cualquiera habría adivinado que Jekyll y Hyde eran los mismos hombres. Yo no creo que cualquiera lo hubiera adivinado. ¿Alguna vez usted ha sospechado que Sherlock Holmes es realmente el Sabueso de los Baskervilles? Bien, no lo ha hecho... ¿Alguna vez sospechó que Hamlet sería Claudius?

–Bueno, no en la primera lectura, pero en la segunda lectura se sabría, creo, porque esto deviene inmediatamente, el tema del sermón, y...

–Sí, lo sé. Es por esto lo que dije. Cuando el tema es llevado al cine, deberían de cambiar los nombres y nadie sospecharía nada. Quiero decir, habrá dos... Aquí hicieron una cinta sobre esto –hablaron conmigo, querían que yo hiciera el guión, lo hice– pero les dije que podía darles un consejo: Pongan dos actores, uno completamente diferente al otro para ser Jekyll y el otro para ser Hyde, y después cambien los nombres también, y podría aun cambiar la trama entera. Necesitaría a un villano y a alguien más. Y nadie podría, posiblemente, adivinar. Usted jamás lo adivinaría. Barrymore podría ser realmente William Powell –nadie lo adivinaría. Ellos son totalmente diferentes uno del otro. Pero esto nunca se ha hecho, no sé por qué. Siempre insisten en que la transformación en escena no es, en absoluto, importante. Se omite. Cuando usted sabe que un hombre se vuelve otro, entonces, considera que todo es un truco, no lo cree. Si usted alguna vez tiene que ver algo con la producción de una cinta, primeramente elimine el truco, el cual es, realmente, muy desagradable, sabe, cuando ve a un hombre que, de repente, se hace muy feo... toda esta escena debe de ser eliminada. Todo es un truco y usted no lo cree. Pero si usted pusiera dos actores y, entonces sí, al final le dicen que uno es el otro, quedaría atónito. Por supuesto, los nombres deben de ser cambiados porque todos conocen a Jekyll y Hyde. Aquellos extraños hombres, por cierto... Jekyll... Me pregunto si él lo inventó.3 Claro, todos los nombres son posibles en inglés.

–Creo que es un nombre escocés, pero efectivamente no es común.

–Ahora, Hyde lo es. Porque recuerdo que Stevenson encontró a Mr. Hyde, en las Islas del Pacífico, y que escribió contra él. ¿Lo recuerda?

–¿Parte de la disputa de la colonia de lepra?

–Sí. Él defendió al padre Damien contra el reverendo Hyde. Fue muy extraño que finalmente se encontrara con Mr. Hyde... Me pregunto lo que podría decirle a usted... Bueno, he estado leyendo y releyendo a Stevenson a lo largo de mi también larga vida.

–¿Recuerda cuándo fue su primer lectura de Stevenson?

–Cuando era un niño. Debí de haber tenido ocho o nueve años, me parece. Recuerdo la edición. Tenía una imagen de –¿cuál es el nombre? En la cubierta había una imagen de John Silver. Debió haber sido alrededor... fue antes de 1910. Habré leído esos libros cuando tenía –debí de haber tenido ocho o nueve, supongo, cuando empecé a leer a Stevenson.

–La isla del tesoro y Secuestrado.

–La isla del tesoro y Las nuevas mil y una noches. Por supuesto, cuando uno es un niño, acepta todas las cosas. Difícilmente uno juzga un libro. Quiero decir, leí las novelas de Eduardo Gutiérrez y pensé que eran tan buenas como las de Stevenson.

–Y cuando dice que ha estado releyendo a Stevenson toda su vida, ¿recuerda los momentos de la relectura?

–Bueno, antes de escribir aquel libro llamado Historia universal de la infamia, bueno, yo estuve jugando diligente a arremedar como mono a Stevenson. Por supuesto, Stevenson tenía un tacto muy fino y yo era más bien tosco. Pero Stevenson siempre escribió como si estuviera completamente despreocupado de las cosas que estaba escribiendo. Escribió fácilmente. Nunca fue autoconsciente. Quizá lo fue.

–Creo que fue autoconsciente en sus ensayos tempranos.

–Sí. Pero, por supuesto, cuando encontró su estilo, siguió adelante. [Plática sobre Gibbon.]

–.Regresando al mismo periodo, cuando estaba trabajando en Historia universal de la infamia.

–[Interrumpiendo] Bueno, yo estaba encontrando mi camino para escribir relatos, pero era demasiado tímido, por esto empecé escribiendo parodias, o empecé diciendo la verdad y después continuaba inventando, pero yo estaba, por supuesto –me parece que lo dije así en un prólogo– imitando a Stevenson y a Chesterton. Pero Chesterton proviene de Stevenson.

–¿Usted cree que aquellas dos influencias fueron prácticamente una?

–Prácticamente una, sí. Pero cuando escribí aquel libro, estaba esforzándome por algo que no intenté después: quería ser visual al mismo tiempo, porque iba al cine y quería que cada escena estuviera como en el escenario o en la pantalla...

–O en un corte...

–Sí, eso es lo que quería, pero ahora me parece que es mejor no ser demasiado visual en un libro. Por ejemplo, hoy, ahora, cuando escribo, jamás usaría colores. No quiero ser pintoresco. Ahora, odio esta clase de cosas. Trato de ser sencillo, y más o menos neutral.

–Bueno, Stevenson aparece en ambos lados de la cuestión, porque, por un lado, él dice en "Charla sobre la novela" que habría escenas que "estampan la historia como una ilustración" y, por el otro, unos pocos años más tarde, dice en una carta a James, "¡Muerte al nervio óptico!", la cual no creo que usted haya alguna vez citado, pero Bianco me dijo que en una ocasión paseaba citándola todo el tiempo.

–"¡Muerte al nervio óptico". No es demasiado buena como máxima, debo decir.

–Él dijo que usted tenía dos máximas en mente, mientras trabajaba en Catriona o David Balfour, "¡Muerte al nervio óptico!"...

–Por supuesto, si él dijo aquello fue porque sabía que estaba en peligro de ser demasiado visual, me parece que estaba, en este sentido, defendiéndose a sí mismo. Porque si no, la mayoría de los escritores no tienen que decir aquello. Por ejemplo, en el caso de Henry James usted nunca ve nada, y no creo que tampoco él viera algo; no me parece que hubiera descubierto a uno de sus propios personajes en la calle. Todo fue –como dicen en Escocia– muy interiormente. ¿Y la otra máxima era...?

–La segunda era "Guerra contra el adjetivo", la cual es siempre una buena máxima, ¿no?

–Sí, siempre. Me parece que especialmente en el caso de la poesía, es absolutamente para bien. [Sigue sobre los adjetivos en Rossetti]

–Quisiera preguntarle sobre Historia universal de la infamia, si algo del interés que tenía en ese tiempo por el estilo de Stevenson se debió a las conversaciones con Alfonso Reyes, que estuvo aquí por ese tiempo.

–Bueno, Alfonso Reyes es quizá el mejor prosista del lenguaje. No me parece que el español haya producido a alguien como Reyes. Porque Cervantes escribió bastante mal. Quevedo era muy estilizado. Los españoles contemporáneos son muy pobres. El hecho es que yo casi no leo literatura española. Reyes tenía un estilo hermoso. Y entonces, por supuesto, la influencia de Inglaterra y Francia... Yo conocí a Reyes personalmente. Él era un hombre muy fino. Tradujo a Chesterton al español.

–También tradujo a Stevenson... Olalla.

–Ah sí, claro. Recuerdo aquel relato. No es uno de los mejores de Stevenson.

–No, pero su traducción es muy buena.

–Y proviene de un sueño, ¿recuerda?

–Sí. ¿Y sabe de dónde provienen el nombre? ¿Olalla?

–Es un nombre español.

–Pero no es un nombre español muy común. Es el apodo de Eulalia, que se encuentra en uno de las pastorelas del Quijote.

–No lo sabía. Yo pensé en Olalla como un nombre español. Claro, él debe haberlo encontrado allá, porque debió haber leído Don Quijote...

–Reyes tiene un gran número de referencias a Stevenson en su trabajo.

–Sí, pero él me dijo que era un "clásico menor",  me lo dijo una vez, porque quizá pensó que yo estaba sobrealabando a Stevenson. Y entonces para corregir aquello, lo dijo. Stevenson fue un "clásico menor".

–Él admiraba especialmente el estilo de Stevenson.

–Claro. Bueno, pero en el caso de Reyes, es una gran lástima que no haya sido eficiente, porque después de todo a mí me parece que un escritor debe escribir un libro, mientras en el caso de Reyes, y también en el de Groussac, la única cosa que dejaron fue su estilo. [Sigue sobre Reyes y Groussac.]

–¿Recuerda con qué otros amigos en los veinte y treinta hablaba sobre Stevenson y Chesterton?

–¿En los veinte? ¿Quién? Porque yo conocí a Bioy Casares más tarde y él es un gran lector de Stevenson y también del Dr. Johnson. Pero en aquellos días, ¿con quién? No creo que Macedonio Fernández tuviera algún interés por Stevenson. Él era un gran admirador de Mark Twain. A él le gustó siempre que le recordaran que era, físicamente, muy parecido a Mark Twain.

–¿Qué hay de Pedro Henríquez Ureña? Él estuvo interesado en Stevenson; escribió algunas cosas sobre él.

–Lo estuvo. Pero me pregunto si hablamos mucho sobre él. [Sigue sobre las dificultades de Henríquez Ureña en España y Argentina porque siempre fue un extranjero, después sobre el nacionalismo en Argentina y en Estados Unidos.]

–¿Qué me dice de la Antología de la literatura fantástica?

–Me parece que aquel libro fue hecho para bien. Creo que es un libro alentador, porque ahí todos estaban escribiendo más o menos historias realistas y, entonces, aquel libro les mostró la posibilidad de otra cosa. Me parece que tuvo una gran influencia en la literatura argentina.

–Bueno, no solamente en la literatura argentina... en el continente entero.

–Quizá. Nosotros trabajamos en esto muy cuidadosamente. Aun en muchas de las pequeñas notas y parágrafos. En aquel libro vertimos todo lo que habíamos leído.

–Usted vertió todo lo que había leído y ahora me doy cuenta de que no hay pasajes de Stevenson allá. Hay en alguna de las otras antologías, pero no en ésta. ¿Cómo lo explica?

–Quizá pensamos que ninguna simple historia era muy buena. Y ya habríamos examinado "El genio de la botella", por ejemplo.

–Sí, ésta es suficientemente breve.

–O "Markheim", a pesar de que "Markheim" es difícilmente un relato fantástico.

–O una que aprecio mucho, "Los hombres felices". Aunque es un poco larga. Me parece que es un relato extraordinario.

–Sí, la recuerdo ahora. Tengo todos los relatos aquí. Bueno, me parece que el más hermoso de todos los relatos que escribió fue "El club de los suicidas".

–¿Y no es un relato fantástico?

–Bueno, es diferente a un relato fantástico. No es fantástico en el sentido de que haya fantasmas, por ejemplo.

–¿No es fantástico dentro de los límites de la antología?

–No, no lo es. Pero es realmente un relato fantástico, porque no es realista. No puede ser tomado realísticamente. Y después el último relato donde el presidente asesina al presidente del Club de Suicidas es un hermoso relato.

–"La aventura de los cabriolés"

–Sí, "The Hansom Cab", este es.

–Justo estaba releyéndolo anoche...

–Yo estaba releyéndolo hace aproximadamente dos semanas. Qué hermoso relato es. El hecho del duelo sin ser visto. Y después el Doctor allá, Noel, un amigo cercano al presidente.

–Una pieza de Stevenson que usted incluye en la siguiente de sus antologías es una parte de El mayorazgo de Ballantrae, ¿recuerda? En Los mejores cuentos policiales.

–Sí, el sueño. El sueño sobre el asesino en Roma.

–Ahora, yo estaba interesado en esto porque la antología es llamada Los mejores cuentos policiales, y creo que usted es la única persona que ha notado que este es un relato policial, y lo es.4

–Pero es un relato policial, claro que lo es. Sí, quizá nosotros fuimos, por todo lo que conozco. Y claro que Stevenson estaba interesado en ellos. Él las llamaba police novels. ¿Recuerda?

–En el epílogo de The Wrecker.

–Bueno, The Wrecker es uno de sus mejores libros. Me parece que la gente lo pasa por alto porque fue hecho en colaboración con Lloyd Osbourne. Me parece que por esto lo pasan por alto. Ahora, Bernard Shaw señaló que la influencia de Lloyd Osbourne le hizo ceñirse a su trama.

–...a una bastante rigurosa.

–Sí, porque si no...

–...un joven práctico...

–Sí. Pero él no escribió la suya, ¿no?

–Lo hizo, después, pero no la he leído. Debe de ser terrible. Él escribió un montón, mucho después de que Stevenson murió...

–Se supone que leí sobre Stevenson. Leí el libro de Chesterton y, después, el de Stephen Gwynn. ¿Conoce aquel libro?

–No.

–En la serie English Men of Letters. Él es un escritor escocés.

–Recuerdo que leí el libro de Janet Adam Smith, una biografía.

–Es un buen libro, ¿no? Y Bioy tenía el primer libro que fue escrito, el primero después de la muerte de Stevenson. No recuerdo el nombre del autor.

–Un hombre llamado Sir Walter Raleigh, creo.

–Ah, claro. También, él escribió sobre Shakespeare.

–Realmente, es sólo una conferencia, una pieza muy corta.

–Y me parece que Mr. George Moore ha escrito sobre Stevenson, más bien me parece que contra Stevenson.

–¿Qué piensa de los ensayos de James sobre Stevenson?

–Bueno, me parece que son muy buenos, ¿no? Eran amigos cercanos.

–Sí, él escribió dos o tres ensayos.

–Después Kipling, no, me parece que Kipling se refiere a Stevenson, pero no creo que alguna vez lo escribió, bueno, Kipling nunca escribió ensayos hasta donde yo sé. Escribió artículos periodísticos y...

–Wells nunca escribió nada, que yo sepa.

–Y ahora... Claro que Stevenson fue un mejor escritor que Wells. Pero Wells tenía una gran imaginación. ¿No lo cree? Quiero decir que cuando Wells empezó a escribir, Wells comenzó siendo un joven genio y, después, yo diría, fue un mero periodista, ¿no? Cuando escribió sus enciclopedias e historias del mundo [sigue sobre la relectura de Wells, Cervantes, Eduardo Gutiérrez, y la relectura en general].

–Sobre la colaboración, ya que hemos hablado de los libros de Stevenson con Lloyd Osbourne y también de los libros de Stevenson con su esposa, El dinamitero.

–Siempre pensé que la colaboración era imposible, hasta que conocí a Bioy Casares... Una cosa muy importante si usted está escribiendo en colaboración es que no debe de pensar en usted mismo y en el otro hombre, debe pensar en ambos construyendo un tercer hombre. [Sigue sobre la colaboración con Bioy. Llama a Un modelo para la muerte "un espantoso libro", en el cual "la trama está asfixiada por detalles y bromas, y bromas compuestas de bromas". Mucho más tarde:]

–Cuando usted piensa en las colaboraciones: las que hizo Stevenson, usted dice que los libros están subestimados por la colaboración, y ahora...

–Sí, pienso que a la gente le gusta conocer a quienes están esperando admirar. Si usted lee una colaboración, y no sabe, entonces siente que no puede decir si el libro es un buen libro o no...

–Y ahora los libros de Stevenson con Lloyd Osbourne...

–Si usted lee un libro escrito por un solo autor, después sabe a quién culpar y a quién alabar.

–Pero de los libros que hizo con Lloyd Osbourne, uno los piensa como de él, de algún modo. ¿No piensa que aquellos libros provienen en su mayoría de él?

–Provienen de él.

–Y entonces, el libro con su esposa es un libro más flojo, El dinamitero...

–Completamente malo, yo diría.

–Tal que uno está contento en pensar que la pobreza proviene de ella.

–Quizá. Ella era más grande que Stevenson, ¿o no?

–Sí, once años más grande.

–Qué lástima que Stevenson no pudo escribir poemas sobre el amor físico. El lo habría hecho maravillosamente. ¿No lo cree?

–Sí, es verdad, no hay absolutamente nada de esto.

–La edad no se lo permitió. El siglo no se lo permitiría. El habría escrito muy hermosa poesía erótica, pero nunca lo hizo.

–Se supone que él había escrito una novela erótica, que su esposa destruyó.

–No sabía esto.

–Algo sobre una prostituta... Ella era una clase de censor, muy parecida a la esposa de Mark Twain.

–O muy parecida a Lady Burton.

–Sí, pero no tan mal. Porque ella también insistió en la reescritura de Dr Jekyll y Mr. Hyde para hacerlo más moral...

–Oh, ¿lo hizo? Es una lástima, porque esta es una de las fallas del libro... Ellos siempre cometen un error en la película –hacen de Hyde un hombre muy sensual, mientras Stevenson insistió en su crueldad. Él nunca dijo que fuera sensual... En la primera escena, cuando Hyde pisotea al niño... Creo que dice que el mayor pecado fue, cruelmente, el pecado en contra del Espíritu Santo. Él nunca pensó que la sensualidad fuera mala. Stevenson en su propia vida no fue un hombre casto... ¿Por qué debía de serlo?... Y ahora en las películas siempre llevan a Hyde al alcoholismo y la ruindad. Esto no está implicado o dicho en el libro.

–Una de las cosas que recuerdo de uno de los ensayos de James es que James pensaba que la vida de Stevenson terminó eclipsando su trabajo.

–Quizá.

–El peligro de volverse una Figura... Lo que pasó con la vida de Stevenson en la mente del público fue que ejerció una especie de fascinación: el hombre enfermo, la total fascinación por la tuberculosis, y después el viaje a los Mares del Sur.

–Sí, pero la tuberculosis no fue su elección, no puede ser culpado. Por el contrario, fue su destino.

–Pero ¿qué piensa usted sobre la relación entre una vida de escritor y el trabajo?

–Una vida de escritor la ayudaría. Quizá fuera de ayuda. Pero él nunca llego a fanfarronear como lo hizo Henley. No sé por qué, yo busco en un libro de versos de Henley y encuentro que no eran, en absoluto, buenos. "Out of the night that covers me,/ Black as the pity from pole to pole,/ I thank whatever gods may be/ for my unconquerable soul". ["Fuera de la noche que me cubre/ Negra como la pena de polo a polo/ Agradezco cualquier cosa que los dioses sean/ Para mi inconquistable alma"]. Bueno, Stevenson nunca cayó tan bajo. ¿No cree que aquellos versos son muy malos? Él dice, "whatever gods may be", esto es una cita, la única cosa buena, y después, "Soy el capitán de mi alma", ¿cómo pudo alguien decir esto? Debió de ser una persona ridícula. Y Kipling se complacía con él y también Wells.

–¿Qué piensa de las obras que escribieron juntos, Stevenson y Henley? ¿Las recuerda?

–Aquellas obras son bastante malas, debería decir. ¿No lo cree? Es una cosa muy extraña. Inglaterra produjo –bueno, Shakespeare y etcétera– y luego en el siglo XIX el teatro no estaba en ningún lugar, hasta que vinieron Ibsen y Shaw más adelante. Y después Oscar Wilde. Y aún Oscar Wilde consintió a la muchedumbre todo el tiempo, quiero decir, muy morboso y sentimental. Una cosa muy extraña. La obra no ha sido tomada seriamente en Inglaterra.

–Bueno, los escritores pensaron en esto como una forma de hacer dinero. James pensó de la misma forma.

[Entra otro visitante]:

–Buenos días, señor Borges.

–Bueno, otro visitante está aquí. Tendré que dejarlo.

[Después de que apagué la grabadora, Borges me dijo adiós, y, a propósito del visitante, que era de Paraguay, me preguntó si conocía al dictador de Paraguay. Pensé que se estaba refiriendo a Stroessner, y le dije, "¿El actual?" Él dijo, "No, no, el dictador de Paraguay que tenía un gran corte de sable en la mejilla", y entendí que estaba hablando de John Vandeleur, el ex dictador de Paraguay, un personaje de "El diamante del Rajá".

(Continuará.)


 1 Fuente desconocida. Nada remotamente parecido se encuentra en la edición de los trabajos de Gide, los cuales he consultado. Sin embargo, hay numerosas referencias a Stevenson.

2 Esto no es en absoluto fiel. La reseña de Stevenson de una traducción de algunos de sus relatos es completamente crítica de la pedestre imaginación de Verne.

3 Nabokov, en su lectura de la novela, dice que el nombre Jekyll es de origen escandinavo y que significa "carámbano".

4 Yo estaba equivocado respecto a esto. Dorothy Sayers ya había incluido el mismo extracto en su antología de 1936, Tales of Detection. En la introducción, ella llama al extracto, el cual intitula "Was It Murder?", "un excelente y temprano ejemplo de ‘crimen perfecto’ que parece dejar perpleja a la justicia al escapar, más allá del rango de lo legal y de la prueba material".