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México D.F. Sábado 10 de abril de 2004

Arturo Alcalde Justiniani

ƑY la reforma laboral?

Aunos días de concluir el primer periodo de sesiones del Congreso de la Unión, nadie tiene interés en discutir sobre la reforma laboral. Parece sumamente difícil conciliar dos posiciones: una que sustenta una modernización laboral mediante mecanismos de concertación entre trabajadores y patrones, para lo cual es necesaria mayor democracia y libertad gremial, y otra que propone un camino distinto, reduciendo el carácter protector de la ley y ampliando los mecanismos de control gremial.

Los proyectos de ley quedaron en los cajones del Congreso. Desde la propuesta integral contenida en la iniciativa del 2 de julio de 1995 de los entonces senadores del PAN, Gabriel Jiménez Remus y Juan de Dios Castro, pasando por el proyecto del PRD-UNT del 31 de octubre de 2002, la iniciativa Abascal del 12 de diciembre del mismo año, hasta el proyecto del senador Francisco Fraile, mediante el cual en octubre de 2003 se pretendió conciliar las diferencias entre unas y otras propuestas.

La falta de interés en una reforma legal se explica también por el gran desprestigio de los representantes formales de los llamados factores de la producción. Resultaba difícil que de ellos brotara una propuesta modernizadora que afectara sus propios intereses. Finalmente, los empresarios que han llevado la voz cantante optaron por aplicar sus propósitos en la práctica.

Basta observar la realidad laboral del país para confirmar los profundos cambios que de facto se realizan: formas sofisticadas de subcontratación elegantemente llamada out sourcing, contratación mediante honorarios carentes de los más elementales derechos -incluyendo el de seguridad social- y un conjunto de prácticas que hacen más precarias las relaciones laborales y más distantes del contenido de la ley, como las renuncias en blanco, reducción de condiciones de trabajo, sustitución de contratos colectivos por otros con derechos inferiores, y creación de empresas intermediarias para favorecer el incumplimiento de normas laborales y fiscales. La angustia frente al desempleo creciente inhibe momentáneamente la capacidad de defensa de las víctimas de esta creciente realidad.

Si la reforma laboral está en un callejón sin salida y la experiencia demuestra que el problema no está exclusivamente en una ley que poco se cumple, el reto radica en cambiar esta realidad, aunque sea paulatinamente.

Muchas son las tareas que podrían dirigirse positivamente hacia una transformación del mundo del trabajo, a pesar de que por sí solas no constituyan una solución integral que sólo parece posible en una orientación económica distinta: en una reforma integral del Estado y en la creación de nuevas instituciones que modifiquen la cultura laboral vigente.

Atendiendo propuestas generadas en el foro laboral, se apuntan las siguientes: avanzar en el proceso de transparencia en materia de contratos colectivos y régimen gremial, aprovechando las nuevas leyes en materia de transparencia en información pública; suprimir los criterios corporativos que privan en las áreas del Registro de Asociaciones en los ámbitos federal y local; liberar los controles al registro sindical y titularidad de contratos colectivos; fortalecer la contratación colectiva legítima como medio de entendimiento entre trabajadores y patrones.

Asimismo, se debe brindar autonomía a los tribunales del trabajo; otorgar mayores recursos a la inspección laboral en una lógica de prevención y apoyo al cumplimiento de normas laborales in situ; crear la figura del ombudsman del empleo, para apoyar pequeñas y medianas empresas en crisis; fortalecer diagnósticos objetivos sobre las necesidades del mundo laboral, vinculando las labores de las instituciones académicas especializadas; poner en práctica medidas para combatir la corrupción y la simulación, en tanto que son delitos que deben ser decididamente combatidos; apoyar los reclamos de los trabajadores por recuperar la democracia de sus sindicatos, y, en el marco de la ley, exigir la rendición de cuentas de los líderes gremiales.

Estas y muchas otras iniciativas pueden ponerse en práctica aun sin cambiar la ley. La idea es no perder demasiado tiempo.

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