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México D.F. Viernes 2 de abril de 2004

Leonardo García Tsao

Los signos vitales del muerto

Ya considerado un género difunto, el western sigue reviviendo de manera esporádica en los sitios más inusitados, ante la absoluta indiferencia de los espectadores nacionales. Hace poco Pacto de justicia, de Kevin Costner, tuvo su efímero paso por la cartelera, y ahora se ha estrenado Ned Kelly, de Gregor Jordan, especie de western australiano (Ƒsouthern?) sobre la vida forajida del personaje titular (ya llevada al cine en 1970 por el inglés Tony Richardson, con Mick Jagger en el papel protagónico).

Para su tercer largometraje, Jordan ha vuelto a su Australia natal quizá para curarse de la mala suerte de su debut hollywoodense, Buffalo soldiers (2001, aún no exhibida aquí), cuyo estreno se retrasó e hizo perdedizo por exponer la deshonestidad de las fuerzas armadas gringas justo en el año del mentado 11 de septiembre. Tal vez su Ned Kelly fue pensado como una declaración de orgullo nacional (varios de los actores son paisanos que han hecho carrera en Hollywood). Según esta versión, Kelly (Heath Ledger) fue víctima de las circunstancias a fines del siglo XIX. Encarcelado injustamente desde joven, el inmigrante irlandés se ve forzado a una vida criminal junto con su hermano y un par de amigos, porque las represivas autoridades policíacas de Victoria se empeñan en hostigarlo. Su defensa de los pobres y su habilidad para eludir a la ley convertirán a Kelly en una leyenda antes de ser ejecutado.

Extraña que con un argumento así, muy similar al que inspirara los westerns clásicos sobre la saga de Jesse James, Jordan haya optado por un tratamiento tan chato y convencional. El guión de John McDonagh no otorga ninguna dimensión al héroe, fuera del permanente rencor contra la autoridad. Y el cineasta se conforma con dar un aspecto de telefilme al asunto: abundantes acercamientos intercalados con acciones resueltas sin imaginación.

Mucho más atractivo resulta el otro western australiano que se exhibió recientemente en un discreto "festival" en la ciudad de México. The Tracker (nadie se ha molestado en traducir su título, que simplemente podría ser El rastreador) sitúa su acción en 1922: unos policías montados -identificados sólo por sus rasgos de carácter- usan a un aborigen (David Gulpilil) para seguirle el rastro a un fugitivo negro en el desértico outback. El interesante director de origen holandés Rolf de Heer explora una situación de tensión racial y violencia latente que evoca los mejores westerns de Robert Aldrich (La venganza de Ulzana, por ejemplo).

Sin embargo, la obra de De Heer (prácticamente desconocida en México) se ha caracterizado por una constante búsqueda formal. No es éste un western nostálgico de forma clásica. En The Tracker utiliza pinturas para ilustrar los momentos más violentos, mientras las afortunadas canciones de Graham Tardiff y del mismo director sirven de dolido comentario a la acción. Y ciertamente es un acierto utilizar la presencia ambigua y misteriosa de Gulpilil, el actor aborigen más emblemático desde su debut en Encuentro de dos mundos (Walkabout, Nicolas Roeg, 1971).

La obsolescencia del western se adjudica en parte a la saturación que las series televisivas como Bonanza o La ley del revólver provocaron en el público. Por ello debe interpretarse como positiva la aparición reciente de Deadwood, nueva serie del oeste en HBO, el consorcio de cable acreditado por producir teleseries bastante más ambiciosas en promedio, como Los Soprano. Creada por David Milch, Deadwood parece inspirada en Del mismo barro (McCabe & Mrs. Miller, Robert Altman, 1971) que fue la apoteosis del llamado western sucio. Bajo esa misma óptica revisionista, la serie -cuyo primer capítulo ha sido dirigido por el alguna vez estimable Walter Hill- muestra un pueblo trastornado por la fiebre del oro y convertido en refugio de pistoleros, forajidos, buscones y putas, incluyendo a los históricos Wild Bill Hickok y Calamity Jane. Desenvuelta entre lodo, oscuridad y malas intenciones, la narrativa de Deadwood aspira a devolver al western algo de su vitalidad perdida. Así sea.

NED KELLY

D: Gregor Jordan/ G: John McDonagh, basado en la novela de Robert Drewe/ F.en C: Oliver Stapleton/ M: Klaus Badelt/ Ed: Jon Gregory/ I: Heath Ledger, Orlando Bloom, Geoffrey Rush, Naomi Watts, Joel Edgerton/ P: Australian Film Commission, AFFC, Endymion Films, Studio Canal, The Woss Group, WTA, Working Title Films. Australia - Gran Bretaña, 2003.

THE TRACKER

D y G: Rolf de Heer/ F. en C: Ian Jones/ M: Graham Tardiff, Rolf de Heer/ Ed: Tania Nehme/ I: David Gulpilil, Gary Sweet, Damon Gameau, Grant Page/ P: Vertigo Productions. Australia, 2002.

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