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México D.F. Sábado 27 de marzo de 2004

Dirigentes desoyen propuesta de renunciar

Tribus del PRD acuerdan, en principio, su disolución

Empieza hoy la discusión de la reforma estatutaria

BLANCHE PETRICH Y RENATO DAVALOS

En el camino de la restructuración perredista, las tribus acordaron, en principio, su disolución, aunque sin determinar el método para concretar ese proceso. Sin embargo, el desafío lanzado por Cuauhtémoc Cárdenas para que los dirigentes renunciaran a sus cargos sólo tuvo eco en algunos integrantes de ese órgano partidista: Juan Guerra, Saúl Escobar y Graco Ramírez.

El resto de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática (CEN del PRD), nombrados en función de la estructura de cuotas de las corrientes declaradas extintas, soslayó esta propuesta y más aún la de Rosalbina Garavito, quien pidió la disolución del congreso y del Consejo Nacional. Muchos, entre ellos chuchos y amalios, anunciaron que no dejarán los cargos burocráticos.

Más de mil 500 delegados concurrieron al Centro de Espectáculos Polanco para un debate en el octavo congreso del PRD, que se realiza en la más profunda crisis política y moral de este partido en sus 15 años de existencia.

Un enorme rótulo anunciaba: "Más unidos, más organizados, más PRD", pero en el presidium del congreso los delegados acompañaron la inocultable tensión entre las dos máximas figuras del partido: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, que a pesar de las consignas unitarias no lograron sintonizar sus discursos.

El aplausómetro

prd_congreso_viiiUn abrazo entre ambos marcó el inicio de los trabajos del congreso. En el momento de las presentaciones, el aplausómetro favoreció al jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien se enfiló al atril para pronunciar su discurso entre gritos de "du-ro", "du-ro", que colmaron el auditorio.

No había razones para que los delegados llegasen con ánimo festivo, pero tampoco se sintió un interés por reflexionar a la altura de la circunstancia de crisis partidista. La militancia no fue escuchada en la sesión matutina, que reservó el atril para los discursos de los gobernadores, de Cárdenas y del presidente del PRD, Leonel Godoy.

El común denominador en los discursos fue la forma como el PRD ha hecho frente a su propio videoescándalo de corrupción, tomando medidas difíciles y reservando a la autoridad penal el resto de las indagatorias, mientras que los otros partidos, PRI, PAN y PVEM, han encubierto sus propias conductas ilícitas, como el Pemexgate, Amigos de Fox y los intentos de soborno al Niño Verde.

Los mensajes empezaron con el exhorto de Godoy a la disolución de corrientes, que se acordó por la tarde, aunque hoy el debate se centrará en la forma en que se concretará ese anuncio para evitar que se convierta en una medida gatopartidista.

Las palabras catárticas continuaron con el gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal Avila, quien presentó un catálogo de lo que deberá ser lo que muchos llamaron la refundación partidista. Sectarismo, burocratismo, corporativismo y patrimonialismo, fueron identificados por el mandatario como los males del PRD.

Incluso, tuvo palabras de elogio para la candidata a sucederlo en el gobierno de aquella entidad, Amalia García: "es más mejor", definió. El tlaxcalteca Alfonso Sánchez Anaya escuchó un débil silbido y estableció que se requieren nuevas reglas para emprender el esfuerzo interno.

Cárdenas Solórzano pidió la renuncia de los integrantes del CEN y el surbajacaliforniano Leonel Cota pidió la ratificación de Godoy. Sería muy grave, agregó, olvidar las causas que dieron origen al partido en 1989. Tampoco, indicó, podemos convertirnos en nuestros propios destructores. Si hubo errores, que se juzgue a esas personas, pero está claro que "hubo una ofensiva para destruir al partido".

López Obrador llegó por primera vez, como jefe de Gobierno capitalino, a un encuentro con un órgano partidista y se comprometió a llegar a fondo en las investigaciones contra la corrupción, aunque refrendó que existe una andanada del Estado para dañar al PRD. Al concluir su mensaje saludó fugazmente a Cárdenas Solórzano. Una vez declarado el receso, cada uno bajó por escaleras diferentes.

El gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, aludió a los ataques históricos contra los perredistas, aunque reconoció que se han cometido muchos errores que han beneficiado a sus adversarios.

El presidente de la mesa, Elpidio Tovar, declaró un receso para reanudar la sesión por la tarde con un listado de 75 oradores, de los cuales sólo intervinieron unos 20.

Al reanudar la plenaria, por la tarde, Rosalbina Garavito, consejera nacional, se apresuró a solicitar la palabra para dar pie a una definición de los jerarcas de las tribus que le siguieran después, según declaró a La Jornada. La economista sonorense -que en 1999 renunció a la contienda por el liderazgo del PRD cuando fue denunciado el primer caso conocido de fraude interno, en el que se vieron involucrados Amalia García y Jesús Ortega- apuntó que con ese episodio que permaneció impune empezó la descomposición interna que hoy ha florecido.

"Un Bejarano de hoy nos lo tenemos que explicar con los hechos de entonces". Señaló que no basta que los cuadros dirigentes reconozcan los problemas, ni siquiera que disuelvan sus corrientes o, como propuso Cuauhtémoc Cárdenas, renuncien a sus cargos. "Hay que ir más allá". Para Garavito todo el CEN, el Consejo Nacional y el congreso, incluido el cargo de presidente que ocupa Leonel Godoy, debe ser renovado por un grupo de "personalidades honorables" que nombren un nuevo comité de dirección provisional.

"Fallamos, reconozcámoslo y hagámonos a un lado", pidió. No hacerlo hará de la pretendida reforma una simulación, un proceso de gatopardismo. También esta propuesta fue ignorada por los líderes de las corrientes que continuaron un debate definido por el ajuste de cuentas entre ellos.

Superar la falta de institucionalidad

Mario Saucedo fue el primero en anunciar en tribuna la disolución de su corriente, conocida como los cívicos, y en pronunciarse por una "revolución democrática interna". Pidió retomar el informe de la Comisión de Legalidad que elaboró Samuel del Villar a mediados de 2002, y que el partido se aboque a investigar los hechos relacionados con el escándalo del caso Ahumada.

El líder de los chuchos, Jesús Ortega, respondió a Cárdenas: "sería un suicidio dejar acéfalo el partido. Tenemos que apoyar a la dirección nacional. Estamos de acuerdo con el presidente Leonel Godoy en que no debe haber grupos de presión, pero tampoco poderes fácticos", y prometió que su grupo sí se convertirá en corriente de "opinión". Estas formas de expresión deben seguir existiendo.

Juan Guerra habló en nombre de Saúl Escobar y de Graco Ramírez, y ofreció sus renuncias al CEN. Estamos de acuerdo en que desaparezcan las corrientes, pero no queremos gatopardos. Sería un error que la gente no nos perdonaría, añadió. Para ser una corriente de opinión "no se necesita andar centaveando por ahí; ya estuvo bueno de facciosismo".

El coordinador parlamentario en San Lázaro, Pablo Gómez, ahondó en el sentido del deterioro partidista, una crisis moral, más grave que cualquier otro golpe dado. "Eso que hemos visto en la televisión no nos lo vamos a borrar nunca, nunca. Ahí quedará en la memoria de la sociedad mexicana y, lo que es más importante, en nuestra memoria personal".

Aunque apoyó la disolución de las corrientes, subrayó que la clave de la restructuración del PRD pasa necesariamente por separar la conducción política de la administración burocrática. "No nos hagamos los puros y no pongamos cara de ingenuos". Propuso la creación de un comité político para la dirección política y un aparato administrativo subordinado en donde no tengan representación los grupos.

Amalia García, líder de los amalios, prefirió criticar la naturaleza "premoderna, anacrónica" de la actual estructura del PRD y no ahondar en la profunda crisis de valores de la organización. Habló de la necesidad de "construir" un partido moderno, y dijo de quienes hablan de resistir a la derecha y al neoliberalismo que "es una posición equivocada", pues hay pensar en la participación ciudadana hacia un nuevo rumbo.

Esta reforma ciudadana debe enfilar, dijo, hacia la disolución de grupos de presión para formar verdaderas corrientes de opinión. A diferencia de Cárdenas, que insistió que este momento no es electoral, García, quien contiende por suceder a Ricardo Monreal en Zacatecas, dijo que "hay que dar la batalla por el 2006".

Hoy, los delegados empezarán la discusión, artículo por artículo, de las reformas al estatuto, que se prevé sea aprobado el domingo.

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