.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
D E P O R T E S
..

México D.F. Lunes 22 de marzo de 2004

Cancelar la licencia de espectáculos o expropiar el coso, opción del gobierno capitalino

El cierre de la Plaza México atenta contra más de 50 años de historia

La medida, para desgastar a López Obrador por el decreto del 26 de febrero pasado

LUMBRERA CHICO

larga (jornada)_tmpLa Monumental Plaza México -escribió hace algunos años Froylán López Narváez, cuando era miembro de la Comisión Taurina del Distrito Federal- es una "casa de la cultura" (y también, agregó en otra ocasión, "la cantina más grande del planeta"). Construido en 1945 al finalizar la Segunda Guerra Mundial e inaugurado en febrero de 1946, el coso de Insurgentes representa un baluarte de las tradiciones populares derivadas de la invasión española de nuestras tierras en el siglo XVI y constituye un museo jurídico, donde cada tarde de fiesta recobran vigencia distintas leyes que fueron promulgadas, tanto en México como en España, a lo largo de los pasados cinco siglos.

Una investigación historiográfica del cronista Lumbrera, dada a conocer en 1996, cuando la México cumplió sus primeros 50 años, recuerda que el desmesurado edificio en forma de embudo fue concebido por un visionario de origen libanés, a cuya imaginación arquitectónica debemos asimismo el concepto de la Ciudad Universitaria del Pedregal de San Angel. Neguib Simón, yucateco de nacimiento que en sus mocedades fue secretario particular de Felipe Carrillo Puerto, aspiraba a construir en la capital una Ciudad de los Deportes, formada por una plaza de toros, un estadio de futbol, canchas de basquetbol y tenis, un boliche y una especie de playa urbana integrada por un asoleadero de arena tropical y una gigantesca piscina que produciría olas artificiales.

Era, si se quiere, un proyecto que desbordaba los límites de la ambición, pero que refleja el espíritu de aquella época. En los hechos, Neguib Simón agotó su dinero en las obras del estadio y de la plaza, y cuando éstas no habían concluido aún, tuvo que vendérselas por una bicoca al empresario Moisés Cossío, que era dueño asimismo del Frontón México frente al Monumento a la Revolución. Desde entonces, la llamada "catedral taurina de América" ha estado en manos de una sola familia y ha sido regenteada por polémicos promotores de la fiesta, como el cubano Angel Vázquez y el mexicano Alfonso Gaona, que la controló durante más de tres décadas.

Escenario natural de la cultura picaresca -género literario al que por antonomasia pertenece la tauromaquia-, la México ha sido la esperanza de miles de muchachitos muertos de hambre que cifraron en ella la esperanza de convertirse en ídolos populares. Sometidos a toda clase de abusos -una gran mayoría tuvo que pagar por torear una sola vez antes de ser tragada por el olvido-, muy pocos lograron su propósito. Pero gracias a los que sí alcanzaron el estrellato como a los que fracasaron dramáticamente, muchas actividades productivas encontraron fomento en las pasiones generadas por la batalla ritual del hombre contra las fuerzas de la vida.

La industria turística contó muchos años con el aliciente de las corridas de toros para promover la visita de los extranjeros. La crianza de toros bravos llegó a tales extremos que hoy en día existen más de 300 ganaderías especializadas en todo el país. Y las ferias que anualmente se celebran en el interior de la República tienen como punto de partida y llegada las puertas de la Plaza México: de allá vienen y hacia allá quieren ir los toreros, grandes y chicos, que actúan en los pueblos.

Desde hace 10 años, pero hoy con más claridad que nunca, la Plaza México ha sido secuestrada por una banda de facinerosos que desean su demolición para realizar un gran negocio especulativo. Por eso cada temporada ofrecen corridas de menor calidad y procuran mantenerla cerrada la mayor parte del tiempo. A raíz del histórico decreto del Gobierno del Distrito Federal, que el pasado 26 de febrero expropió los abonos del derecho de apartado en favor de los aficionados, Rafael Herrerías, el jefe de la banda, tomó la decisión de suspender las actividades taurinas indefinidamente y, según se dice en el medio, no las reanudará hasta después de diciembre de 2006, cuando termine el mandato de Andrés Manuel López Obrador.

Ante esto, los toreros, los subalternos, los ganaderos y la afición están absolutamente indefensos y preguntan si el capricho de un solo hombre prevalecerá sobre los derechos de toda ciudad. López Obrador posee un sinfín de elementos para retirarle la licencia de espectáculos y obligarlo a rendir la plaza, pero hay quienes empiezan a pensar en la conveniencia de una medida más profunda, como la expropiación de la Plaza México para que pase a ser patrimonio del Distrito Federal.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email