Jornada Semanal, domingo 14 de marzo de 2004        núm. 471

LAS VIDEOBSCENIDADES

Para Antonio Helguera


 Tuve la impresión de estar viendo una película de gángsters y a Joe Pesci, voraz, amoral y cínico, retacándose los bolsillos del saco y de los pantalones con billetes ostensiblemente verdes y con lemas religiosos (la iglesia en manos de los mercachifles), pero no, no se trataba de una ficción cinematográfica sino de un video muy profesional en el que los actores eran un empresario fraudulento, con la cara cubierta por una mancha tecnológica, y un importante político que, entre otros defectos menores, tiene el de no calcular con la exactitud debida el tamaño de los portafolios en los que guarda el dinero de sus negocios, "errores", cochupos, transas, embutes y otras actividades practicadas en México desde hace varios siglos. Setenta años a cargo del PRI, el maestro indiscutible de esas tropelías y unos poquitos, pero muy lucrativos, a cargo del PAN y del PRD, aprendices voraces y entusiastas, pero bastante torpes todavía. El PRI debería darles un diplomado para que adquirieran nociones más sofisticadas sobre esas materias. Se me ocurre que podría llevar los nombres de "Cátedra Carlos Hank González", o de "Seminario Miguel Alemán Valdés", o de "Simposio Carlos Salinas de Gortari". Pobre país el nuestro que apenas sobrevive en medio de los embates, los empujones y las puñaladas que se asestan los miembros de una clase política hundida en la corrupción y en la torpeza.

Pues bien, los personajes del obsceno video son un empresario del jet-set poco cumplido en sus tratos y muy llenito de contratos y el señor Bejarano (por asociación de apellidos me vino a la memoria el grabado de Posada, "El crimen de la Bejarano"), miembro de la cúpula del poder de esta desesperanzada ciudad. Hacía tiempo que no veía algo tan obsceno como su avaricioso manoteo con los fajos de billetes, las ligas, el insuficiente portafolio y las auxiliares bolsas de su indumentaria de burócrata en funciones. Se adivinaban los ojillos brillantes de ambición y la respiración entrecortada por el esfuerzo cosechero. Todo esto me llenó de vergüenza y de repugnancia. La exhibición de esos vicios y corruptelas alarma y produce una náusea insoportable, pues nos muestra los aspectos más bajos del grupo zoológico humano.

Estos deterioros morales nos obligan a reflexionar sobre varios aspectos de la actual realidad mexicana. Quisiera tener la claridad de ideas y la capacidad crítica de Karl Kraus enfrentado a las realidades sociopolíticas de la Viena de principios del siglo xx o la fuerza con la cual Unanumo se lanzaba "contra esto y aquello" y proponía su proyecto regeneracionista en plena bancarrota moral de su país, para reflexionar en voz alta sobre los graves males que nos agobian y se hacen mayores día con día. Intentaré algunas observaciones respecto a los temas que me parecen capitales, reconociendo que el disgusto y la perplejidad pueden dañar la claridad de mis ideas y conturbar aún más mi estado de ánimo. Las numero para intentar una mayor precisión:

1- El que ha recibido más bofetadas en este siniestro circo de tres pistas y de payasos bandoleros es el PRD. Los medios electrónicos han sido nauseabundamente repetitivos en sus ataques a ese partido y en sus denuncias apoyadas en documentos audiovisuales. Han armado tanto escándalo (basado en hechos reales, pues los presuntos delitos de los funcionarios perredistas les han dado pie para sacar toda la parafernalia amarillista) con las revelaciones de las tropelías perredistas que de repente el público ha borrado de su atención las incontables raterías priístas y las porquerías panistas compuestas de tráfico de influencias, manipulación politiquera de la beneficencia, intolerancias fanáticas y uso reiterado de la mentira como forma de gobierno. En fin... de este "putiferio" (la palabra italiana me pareció más fuerte que la nacional desmadre) muy pocos han salido con el plumaje diazmironiano impoluto. Lo que está en entredicho es la clase política cuya credibilidad yace en el fondo de una fosa séptica. Y esto es muy grave, pues de ese descontento máximo brotan los movimientos fascistas, los Fujimori, los caudillos salvadores o los milicos restauradores del orden.

2- La corrupción ha sido una de nuestras desgracias ancestrales. Hasta hace unos cuantos años una maraña de intereses y de complicidades impedía que salieran a la luz (aunque todo el mundo veía el crecimiento ostentoso de las fortunas de los políticos y de sus alicuijes empresariales y bancarios) las trapacerías. Además, el autoritarismo del sistema dificultaba el irrestricto funcionamiento de la crítica e intentaba encubrir sus malas mañas con el sacrificio ritual y periódico de algunos chivos expiatorios (culpables, también, no lo dudemos) que iban a dar con sus huesos a las prisiones que, mediante el pago de algunos tributos, podían convertirse en hoteles de varias estrellas. Deshecha esa maraña y destruidos los equilibrios de balanza de boticario que permitían al PRI gobernar a su antojo, la corrupción ha roto las cañerías y ha invadido nuestras calles, nuestras plazas y todos los momentos de nuestra cariacontecida convivencia social. Es bueno que estas monstruosidades morales se exhiban a una población cuya náusea provocada por las muchas ratas de albañal que merodean en nuestra vida pública es ya inaguantable, pero (y este pero contiene un enorme cúmulo de preguntas y de perplejidades) ¿por qué razón los presuntos delitos perredistas son objeto de un trato considerablemente más virulento y repetitivo que los cometidos por los otros partidos? (Lo ven... ya se me andaba olvidando la tropelía infantiloide del niño verde). Tal vez el PRI piense que lo único que se interpone en su camino de regreso a Los Pinos es la popularidad de López Obrador. No lo sé de fijo, pero lo supongo. O será que la extrema derecha aliada con el poder empresarial tiene más fuerza de la que le calculamos. Estas son simples conjeturas. Como lo es también la relacionada con los manejos mediáticos de los políticos demoniacos que han retornado a los juegos del poder. Se puede hablar de todo eso, pero siguen predominando los hechos escuetos filmados en los casinos de Las Vegas y en el despacho del laborioso contratista y videoasta aficionado que es el señor Ahumada, defraudador de prosapia carcelaria. Es extraño que no se le haya arraigado y que el pajarraco esté libre.

Mientras escribo esto siento cómo crecen en mi país el recelo, la náusea y la desconfianza hacia todo animalazo, animal o animalillo politiquero que se oculta entre los matorrales y la basura de nuestra vida pública. La democracia funciona a través de los partidos políticos. Todos lo sabemos y, por lo mismo, tememos que el discurso de los críticos irresponsables nos lleve al desgobierno o al autoritarismo. Por eso debemos exigir a los políticos que actúen con honestidad y decencia. Los prevaricadores deben ser castigados de manera ejemplar y los medios de comunicación de masas deben ser especialmente serios y responsables en la manera de tratar estos temas que ponen en peligro a la república.
 
 
HUGO GUTIÉRREZ VEGA