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México D.F. Viernes 27 de febrero de 2004

ENTREVISTA/ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR, JEFE DE GOBIERNO DEL DISTRITO FEDERAL

Buscar el poder por el poder sería una condena al fracaso

ES URGENTE UN NUEVO PACTO SOCIAL PARA TRANSFORMAR AL PAIS, SEÑALA

La injusticia del modelo neoliberal, dice el político perredista, es innegable, ante lo cual sostiene que es posible hallar alternativas que comprendan el crecimiento, la búsqueda de la igualdad y la estabilidad macroeconómica

JUAN MANUEL VENEGAS Y ELENA GALLEGOS

Andrés Manuel López Obrador dice que, en medio de la confusión que se vive, buscar el poder por el poder "no tiene sentido, es una frivolidad, se estaría condenado al fracaso". Conviene, enseguida, que en México no hay más opción que la de buscar un nuevo pacto: "es urgente un acuerdo de todos para la transformación del país", y asegura que éste sólo se logrará mediante la persuasión, el convencimiento. "Esa -reivindica- es la misión de la política".

El jefe de Gobierno del Distrito Federal marca sus diferencias con quienes han hecho a un lado la historia de México y decidieron seguir el camino "del todo nuevo". Actuar en política -precisa- sin el conocimiento del pasado ¡es un error!, ¡es un absurdo! No se puede gobernar ni enfrentar los problemas sin conocimiento de la historia.

En una conversación con La Jornada, López Obrador habla de los problemas del Distrito Federal; vuelve a definirse como un hombre de izquierda, "ser de izquierda -resume- es luchar por la igualdad"; cree que es posible buscar alternativas al modelo neoliberal -"cuyo rotundo fracaso es innegable"- procurando crecimiento, igualdad y estabilidad macroeconómica al mismo tiempo.

En fin, para él México aún tiene remedio, porque "este país posee historia, un pueblo extraordinario y, pese al saqueo, mu-chos recursos naturales.

-¿Cómo ha sido su tránsito de activista de oposición a gobernante de la capital del país?

-Este tránsito es complicado, pero lo hemos podido hacer sin mayores problemas, porque si bien son dos mundos distintos, con lógicas y estrategias de lucha diferentes, al final es el mismo objetivo: de la izquierda social a la política de gobierno siempre estamos luchando por la gente. La gente es el centro en los dos casos.

"Cuando uno es dirigente social tiene que actuar de acuerdo con las circunstancias y siempre, por lo general, esas circunstancias llevan a posiciones fuertes, duras, de confrontación; cuando se está en el gobierno es distinto, porque ya no se está representando sólo a un grupo, una sola causa, se tiene que conciliar, hay que buscar el acuerdo. Ahí está la diferencia".

-¿No le resulta riesgoso definirse, en este contexto, como un hombre de izquierda?

-No. Eso es precisamente lo que nos distingue, de lo contrario seríamos como otros gobernantes. Uno debe anclarse en una posición política y la mía es de izquierda. ¿Por qué razón? Porque estamos en la lucha por la igualdad. Eso hace la diferencia.

"Hay otras cosas: ser de izquierda es también ser honrado; ser de izquierda es también ser tolerante y, entre muchas otras cosas, ser de izquierda es actuar con austeridad".

-¿Cómo nutre su trabajo político? ¿Qué lee?

-Para mí hay tres cosas fundamentales: conocer la historia del país, tener contacto con la gente y mantener los principios. La historia es la gran maestra de la vida y no se puede actuar en política sin conocimiento del pasado. De ahí nuestras diferencias con los que han optado por el camino "del todo nuevo" y han hecho a un lado la historia de México.

"Esto no es sólo un errror, ¡es un absurdo! Nuestra tradición política, esa enseñanza de la historia, es clave para gobernar y enfrentar los problemas de la ciudad y del país. En ciertas épocas de nuestro pasado México tuvo a personajes excepcionales para el mundo entero: Benito Juárez y el general Lázaro Cárdenas, sólo por citar unos ejemplos.

"Además, hay que escuchar a la gente. La voz del pueblo es la voz de la historia. En el pueblo hay mucha sabiduría. Arriba puede haber confusión, pero abajo la gente sabe lo que quiere y sabe también lo que no quiere".

No se detiene ahí: "una vez dije que cuando se mantienen principios e ideales se es políticamente indestructible y fue todo un escándalo -se le escapa una carcajada-. Lo malinterpretaron, pero yo sostengo que son los principios los que dan fortaleza, los que dan el blindaje".

-Eso parece que es de lo que carecen los políticos y la política, y la gente está harta... ¿A poco sí se puede gobernar sin hacer a un lado los principios?

-La clave está en el equilibrio entre principios y eficacia política. ¿Cómo mantener ese equilibrio? Pues es como caminar en la cuerda floja, al filo de la navaja, pero cotidianamente se deben mantener esos equilibrios.

"La eficacia política debe lograrse sin olvidar los ideales. Caer en el pragmatismo nos llevaría quién sabe a dónde. Terminaríamos sin representar a nadie... a nada".

-¿Le irrita la crítica? ¿Cómo la recibe? ¿La atiende?

-He estado sometido a muchas presiones desde hace mucho tiempo y eso me ayuda. Me tocó una época muy difícil. Estábamos en la oposición y teníamos todo el aparato encima, a todos los medios, con excepciones honrosas, en contra, y salimos adelante. Hice política de oposición en Tabasco, donde los espacios son muy cerrados y las banquetas muy angostas. Fue un buen entrenamiento, se hace uno fuerte.

"Ahora es distinto y soy el primero en reconocer que, con el empuje de la sociedad, se ha avanzado en la apertura de los medios y en el goce de las libertades políticas".

-Pero respecto a su caso, lo que permea es que más bien no oye la crítica...

-No es cierto. Estoy informado. Leo los periódicos. Les digo que tuve un buen curso en Tabasco, así que la crítica no me sorprende ni me irrita. Soy respetuoso con los medios de comunicación que tienen que ver con proyectos políticos totalmente opuestos al nuestro.

"Además, el gobierno de la ciudad tiene trabajo con la gente desde abajo: todos los días se hace vivienda, se apoya a los adultos mayores... y no estamos sólo en las conferencias de prensa. Sí, hay medios muy hostiles, pero con todo se portan bien, nos dan el derecho de réplica.

"En la oposición eran cercos, no se escuchaba nuestra voz más que en las plazas públicas, y ¿cuánta gente puede acudir a un mitin? ¿Tres, cinco, diez mil personas? Ahora sí se escucha ya nuestro planteamiento. No nos han silenciado. No es el tiempo de antes".

-Cuando usted buscaba el gobierno de la ciudad se le tildaba de intruso, de provinciano, de inexperto en los temas urbanos. ¿Conoce ya la ciudad?

-La conozco más ahora. No acabo de conocerla del todo, porque es muy grande, pero sí conozco a su gente y me identifico con ella. Hay una buena química y una buena comunicación. Ese discurso acartonado, retórico, falso, ya no tiene posibilidad de penetrar. Por eso la comunicación es de otro tipo. Puede ser que te comas las eses, o que las digas de más, o que no pronuncies bien ciudad, pero la gente sabe lo que hay.

-¿Cómo describiría al Distrito Federal?

-¡Es una ciudad extraordinaria! Con la gente más politizada del país, la más informada, con el mejor nivel de escolaridad. Es una ciudad plural, tolerante y, con la suma de todo esto, solidaria.

"La solidaridad y la nobleza que se da entre los ciudadanos del Distrito Federal sólo son equiparables con la nobleza y solidaridad que se da en las comunidades indígenas del país. Soy un provinciano confeso, pero la ciudad de México es la patria grande, la ciudad de las grandes enseñanzas.

"¡Ya no hablemos de su historia! Volvamos a su principal recurso: la gente. Muy noble, generosa, respetuosa. Si no fuese así la ciudad no estaría funcionando.

"Fíjense si no hay razón en lo que les digo. Aquí todo es en grandes magnitudes: se requieren 35 mil litros por segundo para abastecer de agua a la ciudad; se recogen 12 mil toneladas de basura cada día; se mueven 14 millones de personas en el transporte público y en el concesionado; tenemos 80 mil policías; hay manifestaciones, eventos deportivos, marchas de protesta, peregrinaciones, y hay, al mismo tiempo, una convivencia en armonía".

-Ya nos habló de lo que sí funciona, ¿y los problemas más acuciantes?

-Primero está el que se relaciona con el abasto de agua. Lo estamos garantizando a un precio muy alto. No en lo económico, sino por el deterioro que le causamos al medio ambiente. Hay una sobrexplotación de los mantos acuíferos y estamos propiciando con ello el hundimiento de la ciudad.

"Por eso hemos sido firmes en mantener lo que dispone el bando dos y no hemos otorgado ni un solo permiso para construir unidades habitacionales en las nueve delegaciones del sur y oriente de la ciudad, donde debe darse, de manera natural, la recarga. Tuvimos muchas presiones no sólo de los constructores e inmobiliarias, sino de organizaciones vinculadas al PRD. Ahora ya han entendido.

"Trabajaremos además en la construcción de pozos de absorción para que el agua de lluvia pueda infiltrar y recargar los mantos, y ya de manera más sofisticada estamos trabajando en el análisis para proyectos de inyección de agua tratada.

"También tenemos el problema del empleo. Orientamos el presupuesto para actividades productivas, también a la construcción de vivienda y de obras públicas que requieren mucha mano de obra, pero en este caso, como en el del agua, mientras no cambie la política económica y no se impulse una política de desarrollo regional la gente seguirá viniendo en busca de oportunidades".

-Con mucha frecuencia habla del agotamiento del modelo económico, pero a cambio ¿qué ofrece?, ¿cuál es su propuesta?

-El modelo neoliberal ha resultado un rotundo fracaso y esta afirmación no tiene que ver con cuestiones ideológicas, si- no con los resultados: en 22 años no ha habido crecimiento económico; el ingreso per cápita no se ha incrementado. Ya ni hablemos de la distribución de la riqueza.

"Hay que aplicar otra cosa. Tiene que procurarse el crecimiento, la igualdad y la estabilidad macroeconómica al mismo tiempo. Cuando lean el periódico van a decir: '¡eso no se puede!', pero sí, sí se puede.

"¿Por qué ha fallado el modelo? No sólo por sus defectos estructurales, sino por el fundamentalismo de los tecnócratas que lo han aplicado en México. No sólo se adhirieron a las recomendaciones de los organismos financieros internacionales, sino que las hicieron, ellos sí, ideología y se fanatizaron.

"La otra razón por la que no funcionó es por la corrupción. Siempre la ha habido en México, pero la que hemos padecido con los neoliberales no tiene precedentes, y hablo de la privatizaciones y del Fobaproa. Así no hay modelo económico que aguante".

López Obrador conviene enseguida: "hay que desterrar los fanatismos y la corrupción. En la parte estratégica tiene que intervenir el Estado y debe recuperar su tarea de fomento. Fue una brutalidad lo que hicieron. En 1982 se dedicaba a la inversión pública 12 por ciento del producto interno bruto. Ahora sólo se destina a ese rubro 2.5 por ciento.

"Es indispensable que rechacemos que nos apliquen la misma receta a todos los países sin tomar en cuenta la realidad específica de cada uno. ¿Por qué no definimos los mexicanos nuestra agenda? No se trata de cerrarnos ni de romper, sino de ejercer nuestra soberanía. No es cierto que las reformas urgentes sean la energética, la laboral y la fiscal. Eso es lo que dicen el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

"Si elaboramos una agenda propia, en el primer punto de nuestra reforma estructural estaría la reforma social. Es urgente resolver el problema del empobrecimiento de la gente, de la pobreza. Esa sí es una reforma estructural. Otra reforma importante es la que tiene que ver con la moralización".

-¿Con la qué...?

-Con la moralización, que no es moralina. Es la que tiene que ver con la honestidad. En México ya no se debe tolerar la corrupción. Y hay que erradicarla si quieren no por un asunto de moral, sino para liberar fondos para el desarrollo.

"Aquí, en el Distrito Federal, con los mil 810 millones de pesos que hubiéramos pagado por el Paraje San Juan, que es un fraude absoluto, pudimos construir los distribuidores viales de Zaragoza y San Antonio".

-¿Eso costaron?

-Poquito más, poquito menos -se ríe.

-Oiga, pero usted está endeudando mucho a la ciudad.

-Esa es la respuesta fácil. No es cierto. La ciudad siempre ha requerido deuda pública. Hank González hizo los ejes viales contratando deuda. Sólo que hasta la gestión de Manuel Camacho el gobierno federal la absorbía. En los tres años de Oscar Espinosa la deuda de la ciudad llegó a 11 mil millones. Con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles se elevó a 28 mil y esperamos, al concluir nuestro gobierno, dejarla en 45 mil. Bueno, eso a lo mejor ni nos lo autorizan -otra vez se ríe divertido.

"Y aunque a cada rato explico que el dinero de la deuda contratada está en obras en las delegaciones, en el Metro, en el drenaje, y que no se va al gasto corriente, pues parece que eso no lo quieren escuchar. Haremos un folleto para informar a la gente de esta situación y lo repartiremos casa por casa. Ahí quedará claro, además, que a partir de este año la deuda sólo se incrementará en la misma medida en que crezcan los ingresos de la ciudad".

-¿No se crean falsas expectativas cuando se ofrece abatir 15 por ciento cada año los índices delictivos?

-Tenemos un muy buen plan. Hay reglas muy válidas para enfrentar el problema de la inseguridad. Entre más desarrollo social menos delincuencia; entre menos complicidad de delincuentes y autoridades más seguridad; entre menos corrupción más seguridad. Mucha presencia de la policía y su profesionalización. Esas son las reglas.

-Pero la meta propuesta suena a...

-¿A mano dura? No. Aun con las limitantes, aun con la falta de crecimiento económico a nivel nacional, nosotros sí estamos invirtiendo mucho en desarrollo social. Destinamos más dinero -mil 400 millones de dólares- a ese rubro que muchos países. Por eso no tenemos ningún problema de conciencia cuando decimos que vamos a aplicar la ley de manera estricta.

"Yo soy partidario, pues, de atender las causas sociales; soy partidario de la readaptación, pero también lo soy de castigar a quienes violan las leyes y ocasionan daño a la gente. Malo sería que nos fuéramos solamente por lo policiaco. Es importante poner orden y no debe confundirse el respeto a los derechos humanos con la tolerancia a la delincuencia. Nosotros no violaremos los derechos humanos porque venimos de una lucha que defendía los derechos humanos".

-Le critican que no sale del país, que no conoce las soluciones que se están dando a los problemas en otras latitudes...

-Desde aquí puedo ver lo que está sucediendo. Me informo y creo que la mejor política exterior es la extensión de una buena política interior.

-De todos modos, usted no viaja y eso ocasiona que se diga "este cuate es provinciano y además no tiene mundo"...

-Je-je-je... A lo mejor llegará el momento en que se tengan que buscar relaciones afuera. Yo creo que lo que más conviene al país es la moderación en cuanto a política exterior. Tenemos que ser precavidos. Toda la extravagancia que hemos visto en el manejo de la política exterior en los últimos tiempos, no nos ha dejado nada bueno. Yo seguiré haciendo mi trabajo en la ciudad de México.

-Por los altos niveles de popularidad que, según las encuestas, tiene usted, se le considera uno de los precandidatos naturales a la Presidencia de la República ¿Está usted preparado para...?

-¡Yo he dicho que me den por muerto! -ataja.

-Eso es otra cosa, la pregunta es si usted está preparado...

-No, no me quiero distraer -vuelve a interrumpir.

-Este país está muy descompuesto y a veces parece no tener remedio. ¿Para qué querría al-guien ganar la Presidencia?

-Creo que el país requiere un presidente rodeado de un grupo de personas que busquen la transformación. Para eso se necesitan dos cosas: un proyecto y un equipo. El poder por el poder no tiene sentido. En eso tienen razón: cómo una gente puede ambicionar el poder por el poder en un mundo tan desordenado, pues... estaría condenado al fracaso. Eso es una frivolidad.

"El poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás, cuando se puede ser de utilidad en un proceso de transformación. La formalidad de que le digan a una persona 'Señor Presidente', de que se le rindan honores, eso es secundario. Eso -y aquí es insistente- raya en la frivolidad. Lo importante es poder hacer cosas, la posibilidad de ayudar a los demás. Si no es por eso no vale la pena. Es preferible dejar de hacer política".

-Los jóvenes del país han vivido siempre en crisis. ¿A poco se les puede decir que sí hay remedio, que sí se puede hacer algo?

-Estoy escribiendo un libro que voy a dedicar a Rocío (su esposa) y a mis hijos, y a los que todavía tienen esperanza... Sí hay margen, sí hay posibilidades de hacer un gobierno con dimensión social. Es lo que nosotros hacemos cotidianamente.

-Se habla mucho de sus acercamientos con algunos empresarios, con la gente de dinero. ¿Cuál cree que es el papel que ellos deben jugar en una sociedad como la nuestra?

-México no puede seguir como está. Nada se resolverá con la política de parches, de tapar huecos. Nada se arregla pensando que la política económica es para beneficiar a un solo grupo. Ya no se puede pensar que el gobierno va a funcionar como un comité al servicio de una minoría. Tienen que definirse nuevas reglas sin que, en su elaboración, se excluya a nadie.

"Y es aquí donde deben participar los empresarios. Es fundamental. Debe buscarse la convergencia entre los sectores público, privado y social. El país saldrá adelante en la medida en que pueda llegarse a un acuerdo, a un nuevo pacto en el que cuente el interés del pueblo, y esto sólo se logrará con el convencimiento, con la persuasión... Esa es la misión de la política.

"No pueden hacerse acuerdos sin tomar en cuenta al pueblo. Ahora, en la mesa, deben sentarse los representantes del pueblo, pero también los de los empresarios, las iglesias, los sindicatos, las organizaciones sociales. Es urgente un acuerdo de todos para la transformación del país. Es la única opción, ya no hay otra alternativa".

El jefe de Gobierno termina la conversación. En el Zócalo estalla la bulla del trajín cotidiano.

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