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México D.F. Martes 24 de febrero de 2004

Sergio Benito Osorio

Engañar para el equilibrio

Paul Krugman, en un artículo de reciente aparición, relata las trampas de la burocracia estadunidense para ocultar ciertos componentes del déficit presupuestal, como práctica común para esconder propósitos diferentes al discurso de los gobernantes de aquel país. Pero al analizar el calendario trimestral de ingresos publicado el último día de enero por las autoridades hacendarias mexicanas, parecería que uno debería resignarse a que en todo ejercicio gubernamental existe una inmanente intención al engaño.

La estimación de ingresos de la Secretaría de Hacienda para 2004 es un documento que fija las metas de recaudación trimestral adoptadas por el gobierno y, en consecuencia, también establece el ritmo que imprimirá a la política económica a través del gasto. Su estrategia es simple y se podría sintetizar en la práctica recurrente de contener los egresos y consolidar la recaudación fiscal durante la primera mitad del año, para asegurar el control del déficit del presupuesto anual (24 mil millones de pesos), como condición para la estabilidad macroeconómica del país.

El equilibrio diseñado dependerá, como ya es tradicional en México, de los ingresos petroleros, pero de manera específica de que no se detenga la extracción y venta exterior de petróleo crudo. Ese requisito, en la realidad, será poco factible y ha llevado a las autoridades a exagerar algunos componentes de esos haberes fiscales. El asunto no tendría mayor importancia si recordamos que el año pasado se estimó una cifra de 191 mil millones de pesos por derechos y aprovechamientos petroleros, y se percibieron 270 mil millones, diferencia que pudiera atribuirse a las dificultades para acertar en el pronóstico de los precios petroleros. Pero este año el equilibrio fiscal no dependerá del precio sino del volumen exportado.

Se formuló un calendario de recaudación que pretende capturar en el primer trimestre casi 29 por ciento de los ingresos por extracción y venta de petróleo crudo, y (''curiosamente'') el 75 por ciento de los rendimientos excedentes, sin importar que al final del año resulte una cifra negativa de hasta 760 millones de pesos en este último renglón, asumiendo así que habría un desplome de los precios del petróleo en la segunda mitad del año. Tal proyección, al compararla con años anteriores, implica una sobrestimación que pudiera rebasar los 8 mil millones de pesos que, en su ocurrencia, deberán ser descontados del fondo de estabilización de ingresos petroleros que será agotado de manera inmediata (suma 6 mil millones de pesos), como ha ocurrido en años pasados y como si esa fuera, en el fondo, una decisión política.

Por otra parte, los diputados intentaron aislar los ingresos petroleros de cambios abruptos. En la ley de ingresos (artículo 1, VII) establecieron que una cuarta parte de los recursos excedentes, derivados de precios internacionales mayores a 20 dólares serían destinados a fortalecer la inversión de Petróleos Mexicanos (Pemex), mientras en el decreto de presupuesto (artículo 4) consignaron que una reducción de los ingresos de Pemex se compensaría si ocurre una disminución de los precios, con una reducción del gasto y del balance financiero de esta empresa; pero si ocurre una disminución derivada de un menor volumen de producción, ésta se compensaría sólo en su gasto presupuestal.

Es muy difícil que los precios caigan por debajo de los 20 dólares establecidos como base por el Congreso. Hasta ahora todas las estimaciones permiten ubicar positivamente el precio del petróleo mexicano, por lo que teóricamente habría ingresos adicionales para Pemex. Baste recordar que en 2003 el precio superó en más de 6 dólares al establecido en el presupuesto, lo que generó 17.8 mil millones de pesos como rendimientos excedentes.

Pero no ocurrirá lo mismo con las metas de extracción y exportación de petróleo: 3 millones 487 mil y un millón 958 mil barriles diarios. El pasado 10 de marzo Pemex informó que había extraído un máximo histórico de 3 millones 420 mil barriles; en el año promedió 3 millones 371 mil barriles por día y será muy difícil que logre incorporar 116 mil barriles diarios adicionales, aún más por las advertencias frecuentes, de las mismas autoridades de la paraestatal, sobre el debilitamiento de las reservas.

En el caso de las exportaciones también es poco probable que mejoren en casi 100 mil barriles por día, cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha decidido recortar la producción para sostener los precios. Por esta razón, la disminución de los ingresos por reducción de la oferta va a neutralizar el beneficio de los precios en la inversión de Pemex, pero en la misma magnitud disminuirá los derechos fiscales por extracción de crudo en la contabilidad gubernamental. En resumen, las trampas para sobrestimar los ingresos pudieran revertirse deteriorando el supremo balance fiscal del gobierno.

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