Enrique Calderón A.

Economía, gobierno e impuestos

Dentro de los múltiples y graves problemas que han venido afectando al país durante las pasadas décadas y de manera muy especial en la presente administración, resalta por su importancia la falta de recursos tanto del gobierno federal como de los gobiernos estatales para cumplir sus obligaciones y compromisos más elementales con la población de nuestro país.

Esta falta de recursos gubernamentales está presente en la vida cotidiana. De ella, como de sus resultados, nos dan cuenta los medios de comunicación todos los días: falta de recursos para universidades, imposibilidad de ampliar la cobertura de los servicios médicos públicos, necesidad de contar con inversiones privadas para enfrentar el crecimiento de la demanda de electricidad, pésimos salarios a los profesores (sin posibilidades de que éstos mejoren) con consecuencias negativas en la calidad de la educación, etcétera. La lista es interminable. La magnitud de las carencias es conocida. Los ingresos totales del gobierno representan menos de 14 por ciento del producto interno bruto, mientras que en países desarrollados, como Canadá, Francia y Suecia, el porcentaje supera 35 puntos, y aun en las naciones latinoamericanos sobrepasa 21 por ciento. ƑPor qué ha pasado esto? ƑAcaso tiene solución el problema? ƑCómo se podría revertir? Estas preguntas constituyen o debieran constituir los temas centrales de discusión para la recién iniciada Convención Nacional Hacendaria. Algunos datos que podemos aportar al respecto y algunas preguntas cuyas respuestas no conocemos se enumeran a continuación:

1. Los ingresos de que puede disponer un gobierno como el de nuestro país provienen de cuatro posibles fuentes: a) De la venta de productos y servicios de las empresas propiedad del gobierno, b) de los impuestos que se obtienen de la población, bien sea por concepto de trabajo o bien como impuesto al consumo, c) de los impuestos que se obtienen de las empresas, normalmente por concepto de utilidades, y d) de los impuestos sobre la propiedad de determinados bienes.

2. En todos los países los impuestos que pagan las empresas son significativamente mayores a los de los trabajadores. En nuestra nación ocurre lo contrario: los de las industrias representan un porcentaje muy pequeño y significativamente menor al de la aportación de los empleados.

3. Parte muy significativa de los ingresos gubernamentales de México proviene de recursos propios, en este caso de la venta de petróleo, tal como sucede en algunos de los países árabes con mucho crudo y relativamente poca población, que desde luego no es nuestro caso. Como el petróleo no es renovable, este ingreso implica que estamos terminándonos nuestro patrimonio energético.

La situación descrita es resultado de políticas definidas por el gobierno a partir de 1980, sustentadas en la idea de aprovechar la riqueza petrolera para atraer capitales, incentivando la instalación de empresas con base en exenciones fiscales. ƑSe ha tratado de ingenuidad, irresponsabilidad o corrupción en los sucesivos gobiernos del país? Seguramente es una mezcla de las tres cosas, pero lo claro es que la estrategia ha sido pésima. De hecho, podemos asegurar que es la peor de todas las estrategias posibles.

ƑCuánto han pagado de impuestos los bancos por concepto de utilidades en los pasados 10 años? ƑCuánto han recibido los gobiernos mexicanos de la industria automotriz en las recientes décadas? ƑO de las empresas farmacéuticas? ƑQué impuestos han dejado las maquiladoras a partir de la puesta en marcha del tratado de libre comercio? ƑQué impuestos le dejan al país las empresas contratadas por Petróleos Mexicanos para hacer exploraciones en nuestro territorio? Con frecuencia he oído decir que los tratos preferenciales se hacen para que esas empresas inviertan en México y generen empleos.

La realidad es otra. Las empresas se instalan en México, como en cualquier otro país, para generar utilidades, no para pagar o evadir impuestos, y si México representa un negocio para ellas seguirán invirtiendo en nuestra nación nada más por ello. El gran error de nuestros gobernantes ha consistido en ignorar que el gran atractivo de México es el valor del mercado interno. El actual capricho de Vicente Fox es seguir pensando que los recursos para su gobierno deben salir de la población y del patrimonio nacional, sin tocar en modo alguno a las industrias.

Por el bien de México y del mismo gobierno de Fox, esperemos que quienes trabajan actualmente en la reforma hacendaria dejen a un lado los patrones fiscales actuales y aprueben un proyecto que beneficie a nuestro país y a la población, en lugar de afectarla. Para ello sólo tienen que voltear a ver qué han hecho las naciones exitosas.