El otro matrimonio espera en Guantánamo una solución

Regresan a casa dos de las tres parejas de balseros cubanos

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 12 de febrero. El caso de los carronautas, las tres familias de cubanos que intentaron llegar a Estados Unidos a bordo de un auto Buick 1959, entró en su desenlace con un resultado provisional mixto: una pareja con su hijo está en la base naval de Guantánamo, mientras otras dos con cuatro menores fueron devueltos a sus casas en el sureste de La Habana.

El Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos informó la víspera que Luis Grass Rodríguez, de 35 años; su esposa Isora Hernández Hernández, de 25 y el hijo de ambos, Luis Angel, de cuatro, fueron trasladados a la base estadunidense en el extremo oriental de Cuba.

A su vez, las parejas formadas por Marcial Basanta López, de 35 años, y Mirlena López Estupiñán, de 29; y por Rafael Díaz Rey, de 37, y Nivia Valdés Gálvez, con dos hijos en cada caso, regresaron a sus hogares, tras la aventura de casi dos semanas.

Los seis adultos y los cinco menores iban en el Buick adaptado para navegar, que en la noche del pasado día 2 salió de la playa de Guanabo, unos 15 kilómetros al este de La Habana, y fue interceptado por la Guardia Costera estadunidense en el Estrecho de Florida.

Desde entonces, el grupo estuvo a bordo de un buque estadunidense, donde las autoridades de Seguridad Interior determinaron el destino de cada quien. La familia Grass fue retenida a bordo, por orden de un juez de Florida y luego enviada a Guantánamo tras "demostrar temor de persecución si eran repatriados", según un informe de esa dependencia.

Además de albergar a los presos talibanes tras la guerra de Afganistán, Estados Unidos ha convertido la base de Guantánamo en una especie de sala de espera migratoria, donde hay cubanos que aguardan el procesamiento de sus casos para ser admitidos en territorio estadunidense o ser enviados a un tercer país.

Con su traslado, Grass y su familia dieron un paso en el camino a la emigración. En este caso el gobierno estadunidense viola el acuerdo que mantiene con Cuba desde 1995, según el cual los balseros interceptados en alta mar serán devueltos a la isla.

Paradójicamente, el mismo acuerdo es la base de la devolución de los otros ocho carronautas.

Al llegar a su casa la noche del miércoles, acogido por decenas de vecinos, Basanta dijo a periodistas extranjeros que siempre tuvo esperanzas de que Estados Unidos los admitiera, considerando que en su caso y en el de Grass era el segundo intento de emigración.

Ambos jóvenes, vecinos, amigos, compañeros de trabajo y de aventuras, junto con sus esposas habían intentado la misma travesía el año pasado, entonces a bordo de un Chevrolet de 1951, impulsado por una propela, igual que el Buick.

Los 12 balseros fueron interceptados y repatriados. Todos iniciaron trámites legales para emigrar a Estados Unidos y las peticiones de 10 fueron rechazadas, pero las de Grass y otro solicitante que no iba en el Buick quedaron bajo estudio. Ambos tendrían una entrevista consular en abril.