.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

P O L I T I C A
..

México D.F. Miércoles 4 de febrero de 2004

Arnoldo Kraus

El clero y la píldora

El clero y la píldora podría ser el título de un bonito cuento de no ser porque ni es cuento ni es bonito. El clero, la píldora y los niños y niñas en situación de la calle podría ser el encabezado de un ensayo que verse sobre la realidad de esa población que llegó a este mundo porque sus progenitoras no tuvieron acceso ni a la píldora ni a los brazos protectores del clero. El clero, la píldora, los niños y niñas en situación de la calle y el genocidio -robo esta última palabra de la arquidiócesis primada de México- podría ser el título de un thriller estadunidense que maneje sarcasmo e irracionalidad, realidad y absurdo, ciencia y desconocimiento. El clero, la píldora, los niños y niñas en situación de la calle, el genocidio y las mujeres que abortan y mueren por hacerlo en condiciones indignas conforman un complejo entramado, suma de absurdos e irracionalidad, que debería analizarse bajo la luz de la autonomía del ser humano y bajo los dictados de los Dioses. En esta materia, la de las mujeres embarazadas y su derecho a decidir, la intolerancia es idéntica en las tres grandes religiones monoteístas.

El reto imposible consiste en consolidar, utilizando un lenguaje similar, la autonomía del ser humano -condición sine qua non- y la mirada de los ideólogos judíos o católicos acerca de la capacidad y el derecho de decidir del individuo. A pesar de que es imposible sumar autonomía e intolerancia, intento unas líneas para restarle intolerancia a la intolerancia y sumarle modernidad y esperanza a la píldora del día siguiente, a la mujer, a Dios, a las religiones, al futuro de las calles de Latinoamérica y a los bancos de sangre de los hospitales de gineco-obstetricia del Tercer Mundo -en esos nosocomios la mayor parte de la sangre se utiliza para salvar vidas de mujeres que abortaron en la clandestinidad.

Los estudiosos de la Biblia explican que Dios fue cambiando mientras transcurría el tiempo en el que se escribió ese libro. Se transformó porque el mundo y el ser humano se modificaron. Se reajustó porque de no haberlo hecho, sus feligreses hubiesen cuestionado muchos de sus decires. No existía otra posibilidad y así lo asumió el cielo: para contar con un rebaño había que acoplarse a la realidad. En esos tiempos cambió, pero, lamentablemente, parece que los sectores más recalcitrantes de las religiones monoteístas han detenido el movimiento y no consideran prudente modificar algunos preceptos ni algunos dogmas acerca de los derechos de la mujer. Quizás esa visión sesgada sea una de las razones por la cuales muchas parroquias -por ejemplo, en España- no cuentan con suficiente personal religioso para mantenerlas abiertas.

La postura del clero ante la píldora del día siguiente es buen ejemplo de esa falta de voluntad, de esa inmovilidad, de ese no querer saber lo que sucede con los niños y niñas no queridas o con las madres que abandonan a sus hijos o hijas en las calles -en estas páginas he escrito acerca de la eutanasia social.

El encono de la Iglesia contra la Secretaría de Salud (Ssa) y contra la píldora del día siguiente se basa, fundamentalmente, en tres hechos. Aseveran que el levonorgestrel sí produce abortos, aseguran que su uso altera la salud física, moral y social de quien la usa y consideran que la Ssa "miente" por inducir a que se transgreda el mandamiento de "no matarás".

Las tesis de la Iglesia se sustentan en sus respetables creencias y puntos de vista, pero no son validadas por la ciencia, que no es antirreligiosa; por los niños de la calle, que no son anticlericales, ni por la realidad, que no es atea.

No entraré en la definición de vida, pues es un tema harto complejo. Me limitaré a la tesis de Teresa del Conde, quien en El Correo Ilustrado de este periódico escribió: "un óvulo recién fecundado tiene la misma 'conciencia' que una semilla de ajonjolí. Ni siquiera estamos hablando de una mórula, que la tendría equivalente a una fresa silvestre." Agrego que la anticoncepción de emergencia evita que haya liberación del óvulo, evita que el óvulo, si ya fue liberado, sea fecundado (de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, esto no equivale a embarazo).

Refuto también las teorías clericales acerca de las alteraciones de la salud física o moral de quien usa la píldora. Duelen más, mucho más, las mujeres que se desangran tras usar vidrios o ganchos para abortar y laceran más los niños huérfanos. Finalmente, Ƒqué decir del "no matarás"? Lo que hay que decir: las decenas de miles de niñas y niños de la calle violan cada día ese precepto porque el clero no quiere ponerse de acuerdo con la píldora.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email