Los pelones y los chicos rudos mexicanos Jesus Ramirez Cuevas/Fotografias: Ardilla La mayoría tiene menos de 20
años. Muchos llevan el cráneo al rape; algunos visten como
punks, con pantalones ajustados, tirantes y chamarras negras abombadas.
Otros siguen el estilo de los obreros ingleses de los cincuenta y hay quienes
imitan la indumentaria de los gánsteres de película. Son
los skinheads y rudeboys. Aunque la apariencia skinhead
está asociada a los neonazis, la mayoría de los skins
en México es antiracista. Los más politizados defienden
el comunismo libertario y el anarquismo.
La escena parece tomada de otra época. Algunos skinheads (cabezas rapadas) tienen, efectivamente, la cabeza rapada, sus bombers (chamarra abombada) y botas industriales rojas o negras. En contraste, hermanados por el ritmo skasero, destacan los rudeboys (chicos rudos), ataviados al modo proletario de los cincuenta, con zapatos bostonianos y chalecos, corbatas y gorras de fieltro a cuadros. Comparten la pista con quienes parecen Al Capone, de traje oscuro, sombrero y zapatos de charol. Entre las chavas que forman parte de la masa danzante están algunas pelonas, pero la mayoría de ellas viste como rockeras. ¡Orgullo obrero!, suelta por el micrófono Ramón, cantante del grupo Sector Oi!, uno de los más conocidos de la escena skin mexicana. Sin colores, ni banderas, ni fronteras, ni fascismo / con orgullo proletario / Solidaridad con campesinos y obreros, con los pueblos que buscan su libertad / Skinhead, oi!, oi!, oi! / todos somos antifascistas, todos somos zapatistas... No pares de bailar, no pares de luchar / ideas libertarias contra la guerra, canta Ramón, en una combinación de proclamas y rolas. La música skinhead conjuga el tradicional ska jamaiquino, el reggae y el punk, entre otros géneros. A diferencia de otros conciertos, aquí no se organiza el slam; en pareja o en grupo, todos danzan frenéticamente en su lugar. Los chavos y chavas comparten tranquilos las cervezas, los cigarros sin filtro y uno que otro de mariguana. Los cabezas rapadas mexicas
El movimiento skin llega a México a principios de los ochenta junto con el punk, a través de discos y revistas. Chema, del Tritón Sound System (un sonido callejero skin), comenta: Los primeros skins eran jóvenes que les gustaba la calle y beber cerveza, oír cierto tipo de música. Actualmente, hay muchos skins en barrios marginales de las ciudades. Se nos confunde con los nazis europeos pero no somos racistas, ni capitalistas, ni fascistas, ni sexistas, mucho menos homófobos. La mayoría de los skins mexicas se considera antirracista y antifascista, pero sin reivindicaciones políticas. Escuchan música ska, reggae, oi, punk y hard core. La estética skin se ha convertido en una moda en nuestro país y se está extendiendo entre los jóvenes. Muchos de los que antes eran skatos que escuchaban ska de bandas que tocan fusión y vestían con ropas holgadas, guangos como les dicen los demás ahora se han convertido en skinheads o en rudeboys. El movimiento skinhead surge de la mezcla cultural entre jóvenes jamaiquinos migrantes y jóvenes ingleses que se reunían en los barrios pobres a escuchar música y bailar , sobre todo soul, ska y calypso. Así aparecen los primeros cabezas rapadas, herederos de los rudeboys negros de Kingston, Jamaica, y de la cultura mod (modernistas) de los jóvenes blancos de las ciudades industriales inglesas. El Hiena, animador veinteañero de la escena skin en la capital, relata: Después de la primera etapa, el movimiento decae por la represión policiaca y la llegada de otras modas. Resurge en 1977 al calor de la explosión del punk. Con el punk callejero, otros grupos de jóvenes de la escena subterránea reviven el skin y la música jamaiquina. Ahí se da la segunda etapa mundial del ska. Se crean compañías como Two Tones (Dos tonos, alusión a la unión de negros y blancos). En ese momento prosigue, el National Front (Frente Nacional), un partido inglés de extrema derecha, empieza a cooptar jóvenes, aprovechando su enojo social, entre ellos a muchos skinheads. Se dan enfrentamientos entre los nazis y los demás skins en las calles y en los conciertos. Los neonazis comienzan a ocupar más espacio y los medios difunden la imagen de que todos los skinheads generan violencia en conciertos y partidos de futbol, atacan a negros y a homosexuales. Esto desvirtúa al movimiento. En los ochenta, para distinguirse de los grupos fascistas, aparecen los redskinheads (cabezas rapadas rojos), que se identifican con la izquierda más radical y militante, y se crean bandas como The Clash. SHARP
En México, este movimiento ha producido grupos musicales, revistas y discos. Compartimos la música y las cervezas, la forma de vestir, algunas ideas, pero no la política, aclara Gonzalo, un sharp de 16 años. Chema, del Tritón, reseña su experiencia en los noventa: Los primeros colectivos en el DF fueron Molacara que era sharp (de 1994 a 1999), y el Rasher (desde 1994), skins de izquierda. Algunos de Molacara se volvieron nacionalistas, y retomaron a Quetzalcóatl y terminaron cayendo en un neofascismo mexicano. Eso dividió a los grupos. Sin embargo, la mayoría de los skins sigue siendo sharp, apolíticas. Algunos se ponen la etiqueta para que no los acusen de racistas, pero cuando están en bola golpean a otros jóvenes. Por su parte, Carlos, guitarrista de la Barra Brava de Mexicali, cuenta que en Tijuana el movimiento surgió desde 1982, pero en Mexicali hace unos ocho años. Hay algunos que siguen tendencias políticas: tengo amigos que son anarquistas y comunistas y otros que no. Pero todos somos antirracistas. En Tijuana hay bares donde se escucha y baila ska y oi. Sobre todo en la Plaza del Zapato, donde tocan grupos del DF, Guadalajara, Tijuana, Los Angeles y San Diego. Chema es un sharp que vende discos viejos de ska, publicaciones, botones, parches y playeras, en fin, de todo sobre la cultura skinhead. Hace unas semanas presentó el nuevo disco del grupo Jamaica 69, de San Luis Potosí, en el Multiforo Alicia. Lo curioso es que es de vinil y la portada de cartón, como eran antes los discos; queremos retomar el viejo espíritu del ska, explica. Redskins, entre la lucha y la fiesta
Según El Hiena, los tres valores fundamentales de la RASH son libertad, igualdad y solidaridad. Queremos una izquierda no dogmática que unifique el anarquismo y el comunismo libertario. Paco, cantante de Alerta Guerrilla, subraya: Además de las ideas libertarias y de izquierda en el mundo, los redskins encontramos inspiración en las resistencias de nuestro pueblo, como la lucha magonista y zapatista en la Revolución Mexicana y la del EZLN. Apoyamos la lucha de los indígenas y los gays. Paco sigue: Muchos dicen que debemos mantener nuestras posturas políticas fuera del movimiento. Esto no es posible, ya que antes que skins somos proletarios cansados de que nos aplasten. Queremos un mundo mejor y no podemos dejar que nos sigan jodiendo sin dar la pelea. Pero la diversión es y será siempre la regla de todo redskin, por eso decimos: sí a la fiesta y a la lucha también. O como dijo la anarquista estadunidense Emma Goldman: No quiero tener nada que ver con su revolución si no puedo bailar en ella. Rojinegro es la publicación de Rash-Guadalajara, que celebra lo que nos alegra y denuncia lo que nos molesta. Su nombre tiene un doble significado: los colores rojo y negro no son sólo los de la lucha obrera, también son los del club Atlas, el equipo de futbol que este colectivo apoya. Política, música y diversión son una misma cosa para el movimiento rash. Los pelones rojos son una minoría dentro de la escena skinhead; su influencia crece gracias al trabajo de colectivos y publicaciones como Conciencia de Clase, que se edita en el DF y difunde crónicas de conciertos, textos anarquistas y comunistas, manifiestos políticos y reseñas de discos y libros. Los rudeboys
Los chicos rudos se distinguen del resto por su ropa de antaño. Esta no es una moda, es una forma de vida, aseguran. Con el traje de su abuelo, Abraham, de 17 años, cuenta: En los sesenta, los negros jamaiquinos influenciados por el cine, vestían como las huestes de Al Capone y se llamaban a sí mismos rudeboys. Cuando emigran a Inglaterra se encuentran con los mods (jóvenes blancos que escuchaban ska y rock steady) y de ahí surgen los skinheads, una fusión de mods y rudeboys, de negros caribeños y blancos pobres. Nosotros vestimos igual que esos negros caribeños. El Minas, de 19 años, rudeboy de corazón (antes era guango), describe las claves de su indumentaria: Vestimos lo clásico actual, camisas de marcas famosas como Ben Sherman y Fred Perry, pantalones Levys, botas Doc Martens y chamarras estilo bomber, zapatos mocasines y de charol. En la calle nos confunden con pachucos, los rudeboys jamaiquinos eran como los pachucos mexicanos. Pero este gusto cuesta caro. Un estudiante no puede pagar un traje y ropa de marca (un traje nuevo cuesta en promedio 2 mil 500 pesos; los zapatos de charol bicolores, 600 pesos; los sombreros de vuelo baratos, 170 pesos; uno de fieltro, 800). Algunos dicen que mejor se lo piden al abuelo o compran ropa de segunda. Algunos confiesan lo roban. Al hablar de sus diferencias con los guangos, El Minas dice que mientras ellos bailan el ska en el slam, con violencia, el nuestro es un ska clásico que se baila como el swing o el cha-cha-chá. Sobre esto, añade Martín: Lo único que nos une a todos es que tomamos mucha cerveza porque somos borrachos y lujuriosos. Antes éramos violentos y ahora somos fiesteros. Miguel, el más joven de todos, cuenta que también se pelean con los skinheads nazis que aparecen en las tocadas. Hemos detectado que se reúnen en algunos bares de la Zona Rosa; a veces se infiltran en nuestros conciertos disfrazados de skins rojos o apolíticos, se visten igual pero ellos llevan svásticas y cruces gamadas. Son muy grandotes y cuadradotes; se creen la raza del futuro. Los cabezas huecas
Según Mario, en México hay skin fascistas que exaltan el pasado prehispánico y otros que se sienten herederos de los blancos arios europeos, neonazis. Ambos coinciden en su patriotismo y en la pureza racial. Aunque no tienen presencia pública. Carlos, del grupo Barra Brava, recuerda haber visto nazis en el norte: Al calor de las tocadas empiezan a entonar cantos skin y levantan el brazo derecho haciendo el saludo nazi; cuando los otros les reclaman, ellos dicen que es un saludo azteca, me imagino que están bien documentados comenta entre risas. Son skins que llevan la bandera nacional. Pelamos con ellos porque nosotros criticamos el nacionalismo. " Soy ruda y rebelde" Un sector importante de este movimiento contracultural lo representan las skingirls y las rudegirls (chicas pelonas y rudas), que se han asociado para defender al sector femenino. Bajo el lema Patea al cabrón que te censure, un grupo de ellas edita Codo con Codo, único fanzine de mujeres skin. Ya no queremos ser sólo las chicas de los skins, sino compartir la pista, la cerveza y, claro, los gritos de unión, escribe Meryskingirl. Partidarias de un feminismo radical, estas chavas declaran: Desgraciadamente los derechos de las mujeres todavía no se respetan está en nuestras manos lograrlo. La Rude flaca habla de sus vivencias: Cada vez que salgo de la casa, la gente me observa con burla, otros me quieren golpear ¡No es justo!, porque ellos saben la razón de mi lucha, mi vestimenta no es adorno, mis botas no son accesorio. Pero creo que la gente nunca va entender lo que hacemos. Todos los días me preguntan en qué ando metida y al decirlo me responden eres racista, tu pedo es político y eres manipulada. No es grato que la gente no te deje ser, no sabe cómo piensas Pero no importa, no nos cansaremos de luchar, respétenos y respetaremos. Soy ruda y rebelde. Menos spicegirls y más skingirls es otro de sus lemas. R.S. pide: ¡Ya no más! Violencia intrafamiliar, psicológica, violaciones, insultos... si queremos ser tratadas dignamente y con respeto, pongamos el ejemplo nosotras mismas. Basta ya de permitir la violencia, basta de ignorancia y de dogmas estúpidos... somos mujeres, no trozos de carne, y si nosotras no ponemos un alto, nadie más lo hará. uuu Esta es una mirada a los skinheads mexicanos, jóvenes globalizados en lo cultural y excluidos en lo económico y lo social. Mientras el futuro para ellos es una incógnita, han encontrado y construido una identidad colectiva que les permite sobrevivir y, en algunos casos, pelear por un mundo mejor. Así lo plantea Abraham, skin
del 69: Empecé a los 14 años con este ideal; primero
me informé y luego asumí esta forma de vida.
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