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México D.F. Miércoles 21 de enero de 2004

ASTILLERO

Julio Hernández López

Riesgos de la vida monacal

La injusticia de pagar de menos
Manual de uso de esposos

EL JEFE DEL Gobierno capitalino se tropezó ayer con su tesis de la austeridad republicana. Defendió para uno de sus asistentes personales el derecho al pago laboral justo, pero en ese giro de interpretación dejó al descubierto la inconsistencia de uno de los rubros que más éxito futurista le han dado en su cargo: el de las privaciones casi monacales en cuestión de salarios y privilegios. El punto no es si el asistente y chofer trabaja 24 horas durante los siete días de la semana o si su cargo está clasificado como una coordinación homologable a una subsecretaría: el centro de la discusión está en el hecho de que Andrés Manuel López Obrador convirtió en bandera política la reducción salarial propia y de sus principales funcionarios, estigmatizando así el legítimo derecho a una retribución justa y transformándolo en un acto vergonzante que, sin embargo, ahora justifica y defiende en el caso de quien conduce el Tsuru emblemático de la honestidad gobernante (conductor que con un mes de sueldo podría comprar una unidad mejor a la que actualmente maneja).

"NO, MIRE, este no es un asunto de amistad. Esto es un asunto de desempeño, de trabajo. El que trabaja tiene derecho a recibir un salario o, para decirlo de otra manera, en el caso de Nicolás, lo desquita bien, trabaja, pues, no es un, cómo es que se llama... un aviador (...) se levanta a las cuatro y media de la mañana, se acuesta a las 11, 12 de la noche todos los días; no hay sábado, no hay domingo...", explicaba ayer el tabasqueño a los reporteros interesados en desentrañar la historia de un empleado con funciones menores, aunque fundamentales en el buen mantenimiento del entorno del jefe de Gobierno, quien tiene un sueldo apenas 800 pesos menor al de los secretarios y virtualmente igual al del procurador de Justicia. Está bien, Nicolás trabaja mucho y tiene "derecho a recibir un salario", pero, Ƒacaso los subsecretarios y secretarios, el procurador y los directores de organismos descentralizados del gobierno capitalino trabajan tan desganadamente o tan ineficazmente que sólo "desquitan" casi lo mismo que el súbitamente famoso Nicolás?

EN EL FONDO, el punto central de la discusión es si de verdad debe promoverse como virtud la reducción populista de salarios o debe dejarse atrás esa postura muy atractiva para fines de posicionamientos electorales, pero injusta tanto para Nicolás como para los funcionarios de primer nivel. Es necesaria, y plausible, la lucha contra la corrupción, que comienza con el ejemplo personal de quienes gobiernan, pero también es injusta la distorsión que hace que el jefe de Gobierno capitalino gane virtualmente lo mismo que su chofer y éste casi igual que secretarios y subsecretarios. Ese retorcimiento hace que salten anormalidades nicolasas o que, por otro lado, y a pesar de que la retórica del muy fundamentalista jefe se empeñe en decir lo contrario, haya altos funcionarios mal pagados en la nómina que busquen la manera de habilitarse compensaciones que les permitan llevar un tren de vida superior a sus ingresos oficiales.

PERO NO FUE ese el único sobresalto del día por el rumbo del gobierno capitalino. Marcelo Ebrard provocó estremecimientos políticos importantes cuando menos en Quintana Roo, Tlaxcala, Nayarit y la residencia oficial de Los Pinos (y alegrías y decepciones en millones de hogares del país). Anunció, como si nada, un manual para el uso de esposas, pero luego acabó mencionando que sólo se refería a los instrumentos metálicos de apresamiento (uff, pudo este tecleador eludir la tentación de hacer chistes machistas usando la anterior definición). Sin riesgo alguno, pues, podrán continuar sus faenas de proselitismo las esposas de mandatarios que han visto cómo sus medias naranjas quieren habilidosamente extender por un periodo más la estancia en el poder).

EN TLAXCALA, por ejemplo, la esposa del actual gobernador fue encaminada por su cónyuge a una senaduría de primera minoría, que actualmente ocupa junto con la dirección del DIF estatal. Desde allí ha tejido todo para ser la candidata a la sucesión de su marido en nombre del mismo PRD, que tres años atrás permitió en Tlaxcala el mismo conflicto de intereses que ahora critica en Los Pinos. Muy significativo fue que al último informe como presidenta del DIF, antes de arrancar su campaña en pos de una docena conyugal, hubiera asistido la señora Marta, quien recitó, al felicitar e impulsar a la versión tlaxcalteca de sus propias esperanzas: "cumplamos la cita que nos agenda la historia, Maricarmen" (la historia como secretaria particular o asistente de las damas con candidatura a la vista: agéndeme seis años en Los Pinos, por favor, señorita Historia Pérez: breviario en busca del verbo agendar por cortesía de Astillero Corporation). "Te hago un público reconocimiento por tu valor y te deseo mucho, pero mucho éxito, enhorabuena", le dijo-se dijo, Marta-Maricarmen en Tlaxcala-Nación, pensando tal vez en la futura agrupación de esposas de mandatarios llegadas al poder: la Conyugo en lugar de la Conago.

OTRO GOBERNADOR, Manuel Angel Núñez, pasaba el trago amargo de que casi nadie lo considerara como aspirante en serio a la Presidencia de la República (a pesar de que en promover esa especie ha hecho cuantiosas inversiones), luego de que se destapó en televisión la noche del lunes (aunque no piensa dejar la fuente de su impulso, que es el erario hidalguense). El muy premeditado anuncio manuelangelino chocó, por lo demás, con la crítica que el muy moralino presidente del PRI había hecho días atrás para que cesara el futurismo promovido desde Los Pinos. Para hablar de esos temas se reunieron ayer el destapado hidalguense, a quien nadie se la cree, y el tapado tabasqueño, al quien tampoco nadie se la cree.

EL MARIDO VICENTE, por su parte, recibía ayer los desdentados apoyos de la gerontocracia sindical, al tiempo que, como en otras ocasiones, hablaba de pecados pero no de pecadores. Según eso, su gobierno ha terminado con "las tradicionales prácticas de corrupción y discrecionalidad que tanto han dañado a los medios y a la democracia". Nada de dar publicidad de gobierno a cambio de halagos ni de quitarla a causa de críticas, decía el Presidente de México, que sigue empeñado en denunciar pero sin formalizar sus acusaciones ante algún órgano sancionador y sin señalar con nombres a los beneficiarios, las razones empresariales o los montos de los casos específicos de corrupción periodística que ha conocido, pero se empeña en castigar solamente con el látigo de sus discursos.

Fax: 56 05 20 99 [email protected]

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