Jornada Semanal, domingo 18 de enero  del 2004                núm. 463

LUIS TOVAR



EL GÉNERO MARGINADO
(I DE III)

Sostiene Michael Chanan, escritor, maestro y cineasta inglés, que "el documental ha sido descuidado por muchas generaciones de teóricos de cine, y es tiempo de que, en tanto documentalistas, comencemos a hacer que los teóricos pongan manos en el asunto".

Este llamado de atención vale no solamente para "los teóricos", pues el descuido es mucho más amplio y con frecuencia abarca tanto a quienes lo realizan como a quienes lo consumen, pasando también por quienes ejercen funciones de intermediación entre aquéllos y éstos.

Este y muchos otros aspectos del género documental son abordados en el núm. 24 de Estudios Cinematográficos, Revista de Actualización Técnica y Académica del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, tal como lo hizo en el ya lejano núm. 9. Bajo el título "Documental, memoria y realidad" y con el egresado del CUEC y documentalista mexicano Carlos Mendoza como coordinador del número, la revista encabezada por el también director del cuec, Mitl Valdez y editada por Rodolfo Peláez, ofrece un acercamiento amplio y diverso al género de no ficción.

Lisa Leeman, Michael Chanan, Robert Harrison, Juliette Cerf y Olivier Joyard, Elizabeth Blozan, Ilisa Barbash y Lucien Taylor, Christine Fugate entrevistando a Kate Amend, Tom Powers, Rodolfo Peláez entrevistando a Iván Trujillo, y el propio Carlos Mendoza con dos colaboraciones, exponen sus puntos de vista acerca de la relación entre el realizador y el sujeto de filmación, la metodología para la enseñanza del documental, la relación entre la actualización tecnológica y el género de no ficción, la distribución y exhibición del documental –en Francia, Estados Unidos y México–, el documental etnográfico, la edición y la investigación.

Como todos los números de Estudios Cinematográficos, éste no tiene desperdicio y debería ser consultado no sólo por especialistas, estudiantes de cine y aquellos interesados profesionalmente en el género documental, sino también por antropólogos, sociólogos, arqueólogos, y en general profesionales de disciplinas que siempre han recurrido al documental como un apoyo relevante para sus labores de investigación y difusión.

No obstante tratarse de una publicación especializada, Estudios... puede ser provechosamente leída por cualquier tipo de público medianamente informado pero, sobre todo, por quienes tengan interés en adquirir un mayor dominio y, por lo mismo, una mejor comprensión a la hora de ser espectadores de un documental (pienso, por ejemplo, en Santiago Creel, para que cuando vea el resultado de su nepotismo tenga elementos de juicio realmente válidos y no termine pensando algo así como "qué bonita película hizo mi hermana...").

El pariente mendicante

De acuerdo con Mendoza, "en prácticamente toda América Latina [excepción hecha de Brasil] el documental es un género marginado que se enfrenta a la cerrazón de las televisoras, de las burocracias culturales y de los dueños de las salas cinematográficas que le impiden ya no desarrollarse, sino al menos mantener a salvo sus signos vitales como género".

Esta marginación, alimentada también por buena parte de los propios cineastas que abandonan el barco del documental en cuanto les resulta posible involucrarse en la puesta en marcha de un proyecto de ficción, resulta muchas veces paradójica sobre todo en nuestro país. Al documental, considerado por Mendoza y muchos más como "el pariente pobre" de la cinematografía –y ahora no sólo pobre sino también mendigo, afirma el director de Tlatelolco, las claves de la masacre–, le sucede en México lo mismo que al cortometraje, sea o no de ficción: sin apoyos no digamos sustanciales sino al menos suficientes, sin contar con una estructura –ni institucional ni privada– que permita saber o al menos avizorar qué sucederá una vez terminado el filme, y en su caso particular incluso rechazado debido a que por su naturaleza puede abordar temas "incómodos" cuando no terminantemente ajenos a cualquier búsqueda comercial, con tantos elementos en contra, el documental sigue haciendo honor a su "compromiso con la realidad" y, al menos en un par de casos recientes, ha demostrado tener los atributos para desplazar al largometraje de ficción de su tradicional y a veces inmerecido sitio de privilegio; estoy pensando en la exhibición de los documentales Gabriel Orozco y La canción del pulque en sendas Muestras Internacionales de la Cineteca.

(Continuará)