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México D.F. Domingo 18 de enero de 2004

Carlos Bonfil

Pequeñas heridas

Un hombre cubierto de mujeres, según un título de Drieu de la Rochelle. En Pequeñas heridas (Petites coupures) el personaje Bruno Beckmann (Daniel Auteuil) busca en la conquista amorosa una suerte de compensación por sus ilusiones perdidas luego de la caída del muro de Berlín. Periodista para el diario comunista francés L'Humanité, Bruno atraviesa por una severa crisis de identidad tanto política como afectiva. Además de su irrenunciable inconstancia amorosa, también se abandona a placeres masoquistas, como infligirse pequeñas heridas en el cuerpo, o procurar que las mujeres que frecuenta (y desdeña o abandona) lo hagan en su lugar, a modo de punición vagamente redentora.

Pascal Bonitzer, director y guionista, es un talento prácticamente desconocido en México. Pequeñas heridas es su tercer largometraje, pero jamás se han exhibido aquí los dos primeros, Encore (Aún más, 1996), exploración muy escéptica de la relación amorosa ("imposible vivir solo, más imposible aún vivir en pareja"), y Rien sur Robert (Nada sobre Roberto, 1999), disección implacable del medio intelectual parisiense, con la figura de un crítico de cine (Fabrice Luchini) hostilizado por denigrar películas que ni siquiera ha visto. Es una lástima que por miopías de distribución se desconozcan en México ambas cintas, pues la tercera obra, presentada en el séptimo Tour de Cine Francés, se entiende y se disfruta mejor en tanto prolongación de las cintas mencionadas. Nuevamente aparece en primer plano un personaje masculino cercano a los 50 años, parisiense, seductor a pesar suyo, indolente y culto, negado al compromiso amoroso. El director lo obliga a abandonar la jungla urbana de redacciones y reuniones literarias para internarlo, con el pretexto de una misión absurda, en el bosque oscuro de los Alpes franceses, en busca de una nueva definición de su existencia, a la manera muy transparente de la Divina Comedia, de Dante. Pequeñas heridas es la crónica de una crisis masculina, el balance de logros y fracasos de Bruno Beckmann en medio del camino de su muy azarosa vida. A las mujeres que lo rodean (y soportan) las interpretan estupendas actrices francesas: Emmanuelle Devos, Ludivine Sagnier, Pascale Bussieres y la anglosajona Kristin Scott Thomas en un papel de ambigüedad fascinante. Daniel Auteuil encarna con gran solvencia a Bruno, un amante salido de un filme de Truffaut, perdido en un mundo sin asideros ideológicos. Es interesante ver la manera en que Bonitzer combina, con toques muy discretos, desencanto político y frustración amorosa, y tal vez éste sea el aspecto más sugerente de la cinta. Otro más, su modo de construir la historia entrecruzando personajes y anécdotas sin llevar a buen puerto ninguna de sus propuestas aisladas, como si a la inconstancia del personaje respondiera la dispersión misma de la película. El efecto es perturbador: Ƒadónde se dirige esta ficción de viñetas disparatadas? Ƒadónde desean llegar los personajes con sus conflictos existenciales y sus resacas afectivas? Todo semeja un absurdo juego mental, y al mismo tiempo la sátira del esfuerzo mismo. Con ironía se confunden la forma y el contenido en este tercer trabajo de Bonitzer, ex crítico de cine (en Cahiers du Cinéma) y también antiguo asistente de los realizadores Jacques Rivette y Raúl Ruiz. El tono de la cinta es, a la manera Beckmann, indolente y un tanto pretencioso (particularmente en los diálogos), y bien puede exasperar a más de un espectador. El trabajo de fotografía de William Lubtchansky (colaborador de Godard) es, sin embargo, notable en su captura y contraste de atmósferas urbanas y alpinas. Hay también destellos de humor, como el encuentro fortuito de la esposa (Devos) y su rival (Sagnier) en la calle, intercambiando lápiz labial y condones, ignorando cada una la identidad de su interlocutora. Una comedia del absurdo con tintes de drama existencial, una propuesta original que debiera incitar a programar las dos cintas anteriores del director.

Pequeñas heridas se exhibe hoy en la sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario.

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