Además de Chihuahua

Se extiende el feminicidio a otras seis entidades del país

* Crímenes de odio contra mujeres en el DF, Guanajuato, Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas…

Jenaro Villamil

Después de presentar en Los Pinos su informe sobre los crímenes de Ciudad Juárez, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, advirtió que la ola de asesinatos no es exclusiva de la ciudad fronteriza sino que se ha extendido a otras como Chihuahua, León, Guanajuato, Oaxaca y Nogales. "¡Aguas, no se vaya a volver una epidemia!", exclamó el ombudsman.

La prevención del titular de la CNDH, aunque tardía, no deja de ser la confirmación de una tendencia que ha crecido en los últimos años. Decenas de organizaciones civiles han advertido que el "contagio" del feminicidio juarense en otras ciudades tiene los mismos ingredientes:

1.-Crímenes con alto grado de violencia sexual contra mujeres jóvenes, desaparecidas previamente, cuyos cuerpos, mutilados, son abandonados en lotes baldíos o arrojados en basureros. "Las matan por su condición de mujeres", subraya la investigadora Julia Monárrez, una de las especialistas que más ha investigado las características del feminicidio.

2.-Indolencia y negligencia de las autoridades judiciales que no investigan estos crímenes e insisten en reducirlos a meros "homicidios pasionales", en culpabilizar a las víctimas y hostigar a los familiares. Frente a la cerrazón de las autoridades judiciales nacionales, las organizaciones han acudido a los organismos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, a congresistas estadounidenses o parlamentarios europeos, etcétera.

3.-Indiferencia social, que habla de la discriminación que alimenta la violencia de género. Según la Organización Mundial de la Salud, en México se registran anualmente mil 200 asesinatos de mujeres. El Instituto Nacional de Salud Pública dio a conocer cifras reveladoras que indican que una de cada cinco mujeres mexicanas vive violencia a manos de su pareja.

El escritor e intelectual Carlos Monsiváis ha insistido en la necesidad de clasificar todos estos casos como "crímenes de odio" y no como feminicidios. "El feminicidio es un término descriptivo, pero comenzar a clasificarlos como crímenes de odio nos obliga a hacer una reflexión seria en relación al machismo en su oprobio físico y en la investigación de los crímenes", anotó. Monsiváis subraya que "es el momento de pasar de la víctima desconocida al culpable confeso" para revertir la expansión de los crímenes de odio.

  Decenas de crímenes de odio en otras ciudades

Las cifras son cada vez más preocupantes: desde el 2000 a la fecha, se han registrado en Sonora 22 homicidios contra mujeres perpetrados de forma muy similar al modus operandi de Ciudad Juárez. Tan sólo en la ciudad fronteriza de Nogales, siete personas del sexo femenino fueron asesinadas en la primera mitad del 2003 y al final del año se han descubierto una docena de cuerpos. En León, Guanajuato, más de 16 mujeres han sufrido crímenes violentos en el 2003; informes de activistas hablan de 19 crímenes. En Tamaulipas, particularmente en la ciudad fronteriza de Matamoros, dos mujeres fueron incineradas y sus cuerpos se encontraron posteriormente semidesnudos en terrenos baldíos. En enero de este año, se registró el crimen, en Nuevo Laredo, de una adolescente de 16 años de edad que fue asesinada por ahorcamiento, después de haber sido violada y golpeada. En Sinaloa, organizaciones feministas han advertido que tan sólo en los últimos meses se han registrado por lo menos dos homicidios de mujeres “relacionadas con autoridades gubernamentales”. "Existe una red de complicidades que en el fondo tolera y consciente la situación", denunció Olga Ofelia Ruiz Varela, activista de derechos humanos.

La expansión más grave de los crímenes de odio contra las mujeres se ha registrado en la capital chihuahuense. Reportes de la organización Justicia para Nuestras Hijas contabilizan que, de 1999 a la fecha, han desaparecido en la ciudad de Chihuahua, por lo menos 16 mujeres, de las cuales han sido encontrados ocho cadáveres. En todos los casos los indicios de violencia y abusos sexuales son similares a los registrados en al menos unos 90 crímenes, de los 370 que se contabilizan en Ciudad Juárez, según Amnistía Internacional.

En la Ciudad de México, las cifras del Servicio Médico Forense revelan que, entre enero y julio de 2003, al menos un total de 63 mujeres han sido asesinadas. Esta dependencia indicó que estos homicidios fueron cometidos con puñales, armas de fuego y también se registró ahorcamiento. Los crímenes contra mujeres representan el 16.84 por ciento de todos los homicidios violentos. Uno de los casos más graves fue el asesinato de Trisha Helenka Herreros González, quien fue hallada cubierta con una bolsa de plástico y un lazo en el cuello, dentro de la cajuela de un vehículo, el 27 de septiembre pasado.

Crímenes en la Frontera

El dato coincidente que más llama la atención es que los crímenes con claros indicios de violencia sexual contra mujeres jóvenes, morenas, la mayoría de ellas migrantes, se registra en las ciudades fronterizas donde opera el mismo cártel que tiene su asiento en Ciudad Juárez y hacia donde se expande la influencia del crimen organizado.

Son los casos de las ciudades fronterizas sonorenses de Ciudad Obregón, Nogales, Agua Prieta, Guaymas y San Luis Río Colorado. En Nogales, ciudad fronteriza con Arizona, el 13 de agosto de 2002 se halló el cuerpo de una adolescente y medio mes después, el 30 de septiembre, se halló el cuerpo de otra joven en un basurero. En octubre del mismo año aparecieron los cuerpos de dos mujeres en un paraje abandonado y el 18 de marzo de 2003 se halló, en un predio, el cuerpo descuartizado de otra mujer.

La Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados destacó en un comunicado de agosto de 2003 que "la impunidad y nulos avances en la investigación de los crímenes de cerca de 300 mujeres en Ciudad Juárez, parece haber alentado a las bandas criminales a ampliar su radio de acción a ciudades fronterizas de Sonora". La comisión contabilizó un total de 22 asesinatos, de los cuales alrededor de 12 se habían cometido en Nogales.

Las ciudades fronterizas tamaulipecas de Nuevo Laredo y Matamoros también se han convertido en focos rojos de crímenes contra mujeres. En noviembre del 2002, fue violada y asesinada una joven por varios hombres que no han sido detenidos por la Procuraduría General de Justicia del Estado. En enero de 2003, el cuerpo de otra joven apareció. Había sido violada y ahorcada, al igual que una docena de mujeres de Sonora. Su cuerpo presentaba golpes y excoriaciones. Vecinos de las calles de Aldama y Venezuela reportaron, el miércoles 15 de enero, que había una mujer tirada en la banqueta.

En Sinaloa también se ha registrado un ambiente de feminicidio creciente. Un correo de Olga Ofelia Ruiz subraya que en esta entidad "los funcionarios de seguridad y justicia son ineficientes, el Consejo Estatal de Seguridad (es) una cortina de humo. No hacen nada, no saben hacerlo o son cómplices en un silencio atroz para quien está en el turno de la espera mortal... Ese marco de abandono ha permitido una continuidad delictiva que colocó al estado como una de las zonas de mayor inseguridad en México y que forma el contexto de vida de la gran mayoría de los asesinados en la última década. El feminicidio aparece en Sinaloa, como en Sonora, donde hay por lo menos dos muertas relacionadas directamente con las autoridades gubernamentales".

Un caso singular es el de Guanajuato. En la ciudad de León, distintas activistas subrayan que en el último año han muerto 19 mujeres en condiciones violentas. A una la decapitaron y otra fue mutilada. Estos dos casos son singulares. Distintos indicios señalan que las víctimas estudiaban en escuelas de computación, al igual que una decena de muchachas que desaparecieron en Ciudad Juárez y que posteriormente han aparecido muertas.