México D.F. Sábado 20 de diciembre de 2003
Versión de que Batlle desistió
de nombrar agregado naval a ex represor uruguayo
Aumenta la crisis diplomática Buenos Aires-Montevideo
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 19 de diciembre. La tentativa ratificación
de un ex represor uruguayo como agregado naval en Argentina recrudeció
la crisis diplomática entre Buenos Aires y Montevideo.
El presidente argentino, Néstor Kirchner, pidió
a la cancillería uruguaya: ''no nos manden al torturador que nos
quieren mandar como agregado (naval), porque sería una falta de
respeto para los argentinos", en referencia a la pretensión del
gobierno de Jorge Batlle de designar al capitán de navío
Juan Craigdallie como agregado naval adjunto y delegado ante la Comisión
Marítima Atlántico Sur.
El
marino está acusado del asesinato de dos argentinos y de diversas
violaciones a los derechos humanos. Incluso, en el libro Un marino acusa,
del ex fotógrafo de inteligencia naval Daniel Rey Piuma, se describe
a Craigdallie como ''un torturador salvaje'', responsable del asesinato
de dos argentinos que fueron detenidos en Colonia y entregados a los militares
locales.
Este viernes, sin embargo, corrió la especie de
que Uruguay habría desistido del nombramiento. Según una
fuente diplomática citada por la agencia Noticias Argentinas, ''gracias
a los buenos oficios del embajador uruguayo en Argentina, Alberto César
Volonté, el gobierno de Montevideo decidió no proponer a
un ex represor como agregado naval".
La noticia no pudo ser confirmada en la cancillería
argentina o la Casa de Gobierno, y en Uruguay el gobierno se negó
durante toda la jornada a hablar sobre el tema.
El asunto ha causado tensiones entre las diplomacias de
ambos países sudamericanos, luego de que anoche se conocieran las
declaraciones de Carlos Ramella, asesor del presidente Batlle en la Comisión
para la Paz, quien acusó indirectamente al gobierno de Kirchner
de actuar "como agitador''.
Analistas argentinos presumen que la reacción del
gobierno uruguayo apunta, en el fondo, a poner en riesgo al Mercado Común
del Sur (Mercosur), una meta en la que coinciden Batlle y Washington.
El canciller argentino, Rafael Bielsa, dijo esta tarde
que el incidente provocado por las declaraciones de Ramella quedó
superado, ya que el asesor "no es un funcionario público", pero
ratificó la posición argentina ante la designación
del marino.
En Uruguay se consideró de manera oficial que Ramella
''no representa al Estado uruguayo''. La alianza del Partido Socialista
Uruguayo, Encuentro Nacional y Frente Amplio señaló en un
comunicado que el nombramiento de Craigdallie "es un hecho desafortunado
e inconcebible", y en este sentido se expresaron también organismos
humanitarios uruguayos. El Partido Nacional, por su parte, solicitó
la renuncia de Ramella.
El jefe de gabinete argentino, Alberto Fernández,
ratificó que el gobierno rechazará la designación,
y lamentó que fuera "la segunda vez que los argentinos debemos soportar
agravios del presidente uruguayo", en referencia a que el año pasado
dijo a una televisión extranjera que los argentinos eran "todos
ladrones". El incidente amenazó con destruir las relaciones entre
ambas naciones, hasta que Batlle pidió perdón públicamente
al gobierno transitorio de Eduardo Duhalde.
Batlle
también lleva una relación complicada con Kirchner, ya que
éste tomó como asunto de Estado el apoyo al poeta argentino
Juan Gelman, quien demanda saber el destino de su nuera María Claudia
García Irureta Goyena, secuestrada con su esposo Marcelo Gelman
(asesinado) en 1976 en Buenos Aires y llevada embarazada a Montevideo,
donde dio a luz a una niña que fue entregada por los militares a
un policía uruguayo.
Para varios analistas a Batlle le disgusta la política
de derechos humanos de Kirchner, porque contrasta con la falta de justicia
y la impunidad en Uruguay.
Hoy la mayoría de los organismos contra la impunidad
en Argentina se reunieron con Fernández y manifestaron el rechazo
a la designación de Craigdallie y su apoyo a Kirchner. Se decidió
enviar cartas para solicitar a Batlle que deponga su actitud.
En declaraciones a La Jornada, el secretario de
Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, consideró una afrenta y
una actitud inadmisible la designación de un acusado por crímenes
de lesa humanidad, en momentos en que Argentina realiza un enorme esfuerzo
para terminar con la impunidad.
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