.. | México D.F. Jueves 18 de diciembre de 2003
MUSICA
Fabrizio León
Georgina Meneses, música y medicina
CIUDAD PRODIGA EN creación artística,
Oaxaca es al mismo tiempo un estado de exageraciones. Las grandes carencias
contrastan con la abundancia con la que sirven la comida, por ejemplo,
en el mercado municipal. Altos cerros de chapulines en canastas, murallas
de panes de huevo, decenas de gajos de toronja, láminas enormes
de tasajo, litros y litros de mezcal. Por otro lado, frente al palacio
de Gobierno hay múltiples denuncias contra funcionarios; en el café
Jardín los maestros cuentan extraordinarias historias caciquiles
contemporáneas. En los estudios, cientos de grabados y pinturas
de decenas de virtuosos creadores. Horas de música hermosa en voz
de mujeres sin igual. Una de ellas es la de Georgina Meneses y esta es
la historia de su más reciente concierto, el cual conjugó
música y medicina.
Uno
LLAMA
LA ATENCION una enorme fila de enfermos que esperan cita desde la madrugada
a las afueras del hospital general Dr. Aurelio Valdivieso. Es el más
antiguo y grande nosocomio de Oaxaca que atiende a pacientes sin seguridad
social. La mayoría son indígenas, quienes, si bien saben
que no serán atendidos hasta las ocho de la mañana, no tienen
adónde ir. Han viajado desde cualquiera de los 570 municipios del
estado. Este hospital tiene capacidad instalada de 180 camas; 10 por ciento
son del área de neonatologia, una de sus especialidades prioritarias,
ya que la demanda es exagerada, pues Oaxaca ocupa el primer lugar en muertes
materno-infantiles. El número de nacimientos riesgosos no es sólo
por lo prematuro del bebé, sino también de la madre; nunca
está por demás decir que son indígenas adolescentes
en su mayoría. Este centro hospitalario también atiende a
más personas con recursos económicos, debido al prestigio
de su personal médico, el cual no sobrepasa 120 doctores y 300 enfermeras.
UNA DE ELLAS, Ana Luisa Flores, encargada de esa
área pediátrica, sufre todos los días para disponer
de espacio para la hospitalización y de los instrumentos adecuados
para, por ejemplo, controlar la respiración de los recién
nacidos en situación crítica, de tal manera que ha instruido
a su propio personal para enseñar a las madres primerizas en los
auxilios médicos que puedan dispensar a sus hijos cuando éstos
lleguen a su casa, luego de comprobar que, no obstante pesar mil 500 gramos,
ya están fuera de peligro. "No es lo óptimo", dicen los doctores,
pero "ante las carencias que tenemos, no nos queda de otra y nos ha resultado".
Dos
DESDE
HACE VARIOS años, la cantante Georgina Meneses se involucró
con el hospital, primero como paciente y luego como benefactora del nosocomio.
Conoció el área de neonatología y conmovida por el
trato profesional de los médicos y las dificultades por las carencias,
ofreció un concierto a beneficio de dicha área, lo cual fue
aceptado por las autoridades de Salud y el hospital; el resultado dejó
satisfechas a ambas partes, pues la convocatoria aglutinó a cientos
de oyentes en el teatro Alvaro Carrillo, el cual se vio fortificado en
su nombre, pues ahora existe una extraordinaria intérprete del autor
de Como se lleva un lunar: Georgina Meneses.
EL REDONDO Y expresivo timbre de voz de Georgina,
acostumbrada al éxito en su tierra, ha recorrido varios foros en
la ciudad de México, pero ha sido en Buenos Aires, Argentina, y
en Madrid, España, donde ha tenido más reconocimiento, luego
de sus recientes giras, que en el Distrito Federal, donde radica desde
principios del año. Ha grabado cuatro discos y prácticamente
ha agotado sus tirajes. Su versatilidad la lleva a cantar acompañada
sólo de una guitarra, por lo general de Marco Moreli, o por el piano
de Omar Guzmán, quien es a la vez su principal arreglista, aunque
desde hace varios meses Georgina se presenta acompañada por un quinteto
de músicos cubanos, con excepción del baterista, dirigidos
por Jorge Aragón, lo cual ha impreso el potencial rítmico
que faltaba, para que las canciones de farra y dolor que interpreta Meneses
sean ya imprescindibles en la acústica del bolero contemporáneo.
Así se hizo patente la noche del sábado en su natal Oaxaca,
luego del concierto que ofrecieron en beneficio del hospital ya mencionado.
Una noche de música como medicina.
"YA NADIE CUENTA sus cosas, lo que nos sucede.
Tengo la sensación de que todos están encerrados consigo,
que nadie abre su corazón y prefieren darse la vuelta para no comprometerse
con el sufrimiento de otros. Yo creo que hay que honrar la vida, como dice
la canción, porque merecerla no es callar", dice Georgina Meneses,
al tratar de explicar su solidaridad. Llora cuando entona Naila,
se me parte el corazón; suspira con Ternura, del maestro
Mario Ruiz Armengol. Baila guapachosa con El amuleto y coquetea
sensual con el pentagrama de Alvaro Carrillo, pero, cuando hace de su voz
el lamento de La llorona, eriza la piel de los presentes. Es la
voz que todavía no quieren conocer los productores de radio y televisión,
que no descubren las disqueras y que no programan las autoridades culturales,
pero ella despliega su sonrisa que aparenta símbolos inequívocos
de la plástica regional y optimista dice: esperaré... vendrán.
|