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México D.F. Viernes 12 de diciembre de 2003

Leonardo García Tsao

Amor irreal

Ha llegado esa temporada del año en que a uno lo bombardean con villancicos hasta en una vulcanizadora, cuando los restaurantes se llenan de oficinistas en reventón y el tráfico se pone más infernal que de costumbre en la ciudad de la desesperanza. A eso hay que añadirle el estreno de películas como Realmente amor.

Cumpliendo de entrada su estatus de película navideña, Realmente amor abre con imágenes dignas de un comercial de temporada de Kodak. Mientras diversas personas se dan abrazos apapachones en un aeropuerto, la narración en off nos informa que, en efecto, el amor nos rodea. La voz del narrador es prueba suficiente de que estamos ante otro ejemplar de ese género reciente, la comedia romántica inglesa con Hugh Grant.

Autor de los guiones de Cuatro bodas y un funeral, Un lugar llamado Notting Hill y El diario de Bridget Jones, tres pilares del género, Richard Curtis ha debutado ahora como realizador con lo que podría considerarse una compilación de anteriores éxitos, con todo y bonus tracks. De casi dos horas y media de duración, la comedia aplica la fórmula de narrar en plan ultralite varias historias simultáneas sobre ingleses neuróticos en trance de un amor no correspondido o no declarado.

Así, tenemos a un nuevo Primer Ministro (Grant, claro) más preocupado por enamorar a su secretaria gordita (McCutcheon) que en quedar bien con el clintonesco presidente de los Estados Unidos (Billy Bob Thornton); a un escritor amateur (Colin Firth) que se descubre enamorado de su sirvienta portuguesa (Lucia Moniz); una pareja en crisis (Emma Thompson, Alan Rickman) por la posible infidelidad del segundo, asediado por su secretaria cachonda (Heike Makatsch)... y así sucesivamente.

Al grito tarantinesco de "plagio es homenaje", Curtis realiza incontables referencias a otras comedias recientes. Elementos robados de Un gran chico (Chris y Paul Weitz, 2002) aparecen con suficiente descaro como para consultar a un abogado. En otros casos hasta utiliza a los mismos actores de la película aludida, para hacer más impúdico el préstamo: el avejentado rockero (Bill Nighy) que busca recuperar su popularidad de antaño -de hecho, el único personaje gracioso, por su cinismo--, es una calca del mismo personaje de Nighy en Still Crazy (Brian Gibson, 1998), mientras que la gringa soltera (Laura Linney) cuya vida privada se ve comprometida por su estrecha relación con su hermano problemático, es una variante de lo que la actriz había interpretado en Puedes contar conmigo (Kenneth Lonergan, 2000).

La escasa imaginación de Curtis no le ha dado para entrelazar las historias en un todo equilibrado y coherente. No es fácil emular a Robert Altman. El cineasta principiante se toma la primera hora para plantear el dilema romántico de sus personajes y la segunda para resolverlo de manera forzada. La comedia carece del menor ímpetu porque su naturaleza fragmentaria se lo impide. Hasta el usual hombrecito fastidioso de Rowan Atkinson se desperdicia en un par de apariciones metidas a chaleco.

Según se intenta cubrir un propósito feel good, ninguna de las viñetas cobra un mínimo peso dramático y la mayoría de ellas se resuelve de manera positiva para satisfacer la fantasía colectiva de cómo debe ser el amor. (Por lo pronto, le brinda a todas las secretarias gorditas del mundo la esperanza de ligarse algún día a Hugh Grant).

Más cuestionable que esa ligereza cursi y complaciente es la muy conservadora noción de la realidad. Nuevamente el papel femenino parece encontrar su máxima realización en el matrimonio -tres de las mujeres se enamoran de sus jefes, en un esquema francamente servil-, al tiempo que en ese mundo artificial, donde la principal ocupación de las personas parece ser organizar fiestas y reuniones, las parejas homosexuales no se ven por ningún lado (šy la acción se sitúa en Londres!).

Para mayor irritación, Curtis satura su banda sonora con algunas de las peores canciones pop de los recientes 30 años. El recurso es una forma de obtener risas fáciles (los Bay City Rollers como música de fondo en un velorio, por ejemplo), pero sospecho que en el fondo le gustan. Su sensiblería empalagosa lo delata.

REALMENTE AMOR

(Love Actually)

D y G: Richard Curtis/ F. en C: Michael Coulter/ M: Craig Armstrong; canciones varias/ Ed: Nick Moore/ I: Hugh Grant, Liam Neeson, Colin Firth, Laura Linney, Emma Thompson, Alan Rickman, Bill Nighy/ P: Working Title, DNA Films. G. Bretaña, 2003.

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