.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
CineGuía
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas

P O L I T I C A
..

México D.F. Lunes 8 de diciembre de 2003

Carlos Montemayor/ II y última

Congruencia y presupuesto

El desistimiento de la administración Fox de cualquier tipo de formación de recursos humanos de alto nivel que pudieran perjudicar o incomodar a las trasnacionales ocupadas en la producción alimentaria, forestal, en manejo de suelo o del agua, se agrava con la intención de eliminar o privatizar otros organismos peculiares: el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y los Estudios Churubusco Azteca.

Es posible que por la preocupación intelectual y la formación ideológica del presidente Fox y de su gabinete, no entiendan por qué, si ya existe Hollywood, empresa tan poderosa, extendida en el mundo y poseedora de la mayor parte de las salas y tiempo de proyección cinematográfica en nuestro país, el Estado debe apoyar la producción de cine mexicano. Quizás les resulta difícil entender que ante tal competencia y tal avasallamiento de salas y tiempo hollywoodense en México haya personas que se empeñen en producir cine y que estén dispuestas a competir tan desventajosamente. ƑDebe apoyar el Estado a individuos así?

Un ejemplo puede bastar para entender más a fondo la desventaja y la reacción de la administración Fox.

En diciembre de 2002, el Congreso de la Unión aprobó una iniciativa para apoyar la industria cinematográfica en México mediante un procedimiento sencillísimo: por cada boleto vendido en taquilla en las salas de proyecciones de cine se destinaría un peso a la producción cinematográfica mexicana.

Jack Valenti, presidente de la Motion Picture Association of America, protestó de inmediato por escrito a Vicente Fox y expresó su desacuerdo. Los distribuidores y exhibidores se ampararon y la iniciativa quedó sin efecto. Es decir, la industria hollywoodense que domina el país en tiempo y salas de exhibición se negó a prestar una mínima ayuda a mexicanos. Todo para Hollywood, nada para México. El peso en cuestión no lesionaría, además, las ganancias que obtiene el cine estadunidense aquí; sería un peso extra que aportaría el consumidor mexicano en beneficio de nuestro cine. El monopolio de las salas cinematográficas hollywoodenses en México se opone y se ha opuesto a tal grado a que se favorezca la pequeña competencia mexicana que desde hace varios años ha pedido la desaparición del Imcine.

Pues bien, la solución de la administración Fox sorprende por su claridad. Prefiere apoyar al señor Jack Valenti y a la industria hollywoodense en México y acepta eliminar el objeto de la discordia: el cine mexicano mismo. Sorprende y duele que el gobierno de Vicente Fox muestre tanta congruencia en el desmantelamiento del país. ƑPara qué ocuparnos de formar recursos humanos en México para la producción de alimentos, mantenimiento de los bosques, del agua, del suelo, si eso lo resuelven los consorcios trasnacionales? Igual aquí: Ƒpara qué comprometer recursos del Estado en Imcine, si ya existe Hollywood?

El Centro de Capacitación Cinematográfica es uno de los centros más importantes, útiles y prestigiosos de América Latina en la formación de profesionales del cine. Como en el caso de las organizaciones que hay que ceder a los consorcios de alimentos, así hay que evitar la formación de recursos humanos de alto nivel en cinematografía para no lesionar intereses estadounidenses. Estamos ante una visión integral de desmantelamiento del país. Desaparecer Imcine no basta. Es necesario eliminar también el CCC, que forma profesionales altamente capacitados para la industria cinematográfica mexicana y, puesto que los Estudios Churubusco son el espacio de América Latina más al alcance de productores mexicanos y latinoamericanos en la edición cinematográfica, hay que terminar también con los estudios y sólo agradecer y apoyar la vasta producción estadunidense.

Vuelvo a la pregunta: Ƒpor qué el Estado debe ayudar a los mexicanos en estas áreas y en muchas otras de alta especialización? ƑPor qué pensar que el Estado sólo debe ayudar a los consorcios trasnacionales y a la banca? A la banca, sobre todo ahora, que ya es extranjera.

Comenté en la entrega anterior que el profesor Samuel Hungtinton, ideólogo de los consorcios trasnacionales estadunidenses, afirmó no hace mucho que los estados deben transformarse en entidades distintas, deben modificar sus conceptos de soberanía y adaptar sus legislaciones al libre avance de la multinacionales; la idea incluso de poder del Estado debía cambiar con el impulso mismo de este tipo de economía.

El proyecto presupuestal para 2004 presentado por Vicente Fox al Congreso parece plegarse obedientemente a esa transformación, porque no aclara aún cuáles son para él los límites del negocio privado y los compromisos reales del gobierno. Pero en sus proyectos reales resulta cada vez más evidente que para él la naturaleza esencial de la administración de un Estado es la de una especie de administración regional al servicio de las multinacionales, como el profesor Hungtinton desea.

Uno de los colaboradores de Fox reafirma esta perspectiva. El pasado 16 de noviembre, Fabiola Martínez informó en las páginas de La Jornada que Carlos Abascal Carranza, secretario del Trabajo y Previsión Social, para explicar las razones del proyecto de presupuesto advirtió que el gobierno federal se concentrará en la administración de "áreas estratégicas" y "en sectores de responsabilidad directa"; que el gobierno del presidente Vicente Fox no tiene la capacidad administrativa, el presupuesto "ni la vida empresarial" para continuar operando entidades como las que se propone eliminar.

Destaca en sus declaraciones el cinismo. Sabemos que es incapaz de leer por razones de catecismo algunos libros de Carlos Fuentes; ahora sabemos que también es incapaz de leer honestamente los documentos que presenta Hacienda al Congreso. Dijo lo siguiente: "ojo, no se está diciendo vamos a liquidar, sino a desincorporar; no se está diciendo vamos a eliminar, sino a reorientar, que es muy diferente".

El documento de Hacienda se refiere a la "desincorporación, liquidación, extinción o fusión" de un grupo de entidades públicas con el argumento de que hay escasez de recursos. Abascal cree que no sabemos que "liquidación" significa "liquidar" y que "extinción" proviene de "extinguir, eliminar". En ningún país hispanohablante "liquidación" y "extinción" significan "reorientar".

Si se toman en su conjunto las partidas del ejercicio fiscal que la administración Fox quiere que el Congreso respalde, resulta claro que el mayor gasto del Estado se destina al pago de la deuda externa, del rescate bancario, del rescate carretero y de sueldos de funcionarios públicos de mandos superiores y medios. Es decir, se plantea como un proyecto de presupuesto de un Estado que no se halla al servicio de su sociedad misma, sino del poder financiero internacional. Las "áreas estratégicas" no son la educación, la salud, el campo, la vivienda, el fortalecimiento de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), sino la conservación de una burocracia sólo ocupada en que el país sea rentable para los consorcios trasnacionales, en que sea codiciable para las ganancias privadas, en que sea totalmente confiable para el pago de la deuda externa que significa una sangría constante e interminable. En otras palabras, se plantea con la firme idea de que el Estado mexicano debe fungir como un gerente regional de la elite financiera internacional. Y, al parecer, Fox y su gabinete quieren cumplir con esta tarea.

En su papel de gerencia regional de los consorcios trasnacionales el gobierno de Fox avanza ordenada y congruentemente. Insiste en hacernos creer, por ejemplo, que las ganancias de Gargil, Maseca, Del Monte, Dupont, Bimbo, Purina, Nestlé, Wal Mart, Pilgrim's Price, Lala, Sigma, Kraft Foods o Ralston son, siguen siendo, en medio de la pobreza creciente y generalizada, beneficios nacionales.

Ahora, mientras avanza la privatización del sector energético por vías que no son constitucionales, el gobierno de Vicente Fox se dispone a continuar con el desmantelamiento del país en otras áreas: manejo de suelo, bosques, agua, sal, cinematografía. La congruencia es clara: si hay consorcios trasnacionales capaces de encargarse de todo el país, Ƒpara qué ocuparnos de preparar recursos humanos calificados en esas áreas de competencia? ƑPara qué Pemex, la CFE y Luz y Fuerza del Centro, si pueden encargarse de esas tareas multinacionales estadunidenses y europeas? ƑPara qué el cine nacional, si ya existe Hollywood?

Lo grave de esta congruencia es que el supuesto en que se apoya todo el proceso de desmantelamiento será de un momento a otro el siguiente: si ya existen grandes consorcios estadunidenses y un país tan poderoso como Estados Unidos mismo, Ƒpara qué seguir gastando inútilmente recursos para tratar de conservar a México? ƑPara qué gastar en los mexicanos si podemos gastar en otras áreas estratégicas? Como seguir pagando a los bancos, particularmente ahora que son extranjeros.

Tres gobiernos de lo mismo, que han estado desmantelando metódicamente el país entero, dejan una lección contundente: la manipulación y corrupción de las grandes empresas en el rescate bancario, en el rescate carretero y en el rescate azucarero. Antes de que sea necesario rescatar al sector energético debemos rescatar al país de la continuidad ominosa de gobiernos gerenciales como los de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email