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México D.F. Viernes 28 de noviembre de 2003

Leonardo García Tsao

Fusil vil

ƑCreen que la espera valió la pena? Después de volverse el cineasta más llamativo e imitado de los años 90, Quentin Tarantino desapareció del mapa durante seis años. Según ha revelado en innumerables entrevistas, se había dedicado a escribir su saga sobre la Segunda Guerra Mundial, pero ante la dificultad de realizarla, decidió concentrar sus esfuerzos en lo que se anuncia pomposamente desde los créditos como la cuarta película de Quentin Tarantino (que, por su larga duración, se ha dividido en dos partes... Ƒcontará la continuación como la quinta?).

Kill Bill (o La venganza, como se ha llamado aquí) es el fruto de lo que podría llamarse su periodo nerd, cuando a falta de una vida social Tarantino se extasiaba admirando los westerns de Sergio Leone, los thrillers B hollywoodenses y, sobre todo, las películas asiáticas, sean de artes marciales hongkonesas, ánime, o de gánsteres japoneses, vulgo yakuza. Bajo su proclividad verborreica a explicar su obra en términos de cinefilia obsesiva, el realizador ha confirmado haber aplicado en este caso la misma estrategia que con el guión de Del crepúsculo al amanecer (Rodríguez, 1996), o sea, fundamentar su razón de ser en las referencias a otras películas, en lugar de estar situada en una realidad más tangible, como sus tres largometrajes previos.

Es una forma muy rebuscada de decir que se trata simplemente de un pastiche. O de una colección de plagios. Así como algunos exponentes del rap han canibalizado canciones populares con el método del llamado sampleo, el cineasta recurre a su memoria de empleado de videoclub para construir un artefacto que cobra especial significado si el espectador conoce esas alusiones.

Si bien Kill Bill es una revisión de sus aficiones adolescentes, Tarantino se cuida de volverla un ensayo de formalismo puro. En este caso, narrar en desorden cronológico ya es un manierismo porque -al menos en su primera parte (o volumen)- el sentido de su unívoca narrativa no parece alterarse demasiado. Si bien La venganza es un título poco imaginativo, sí funciona para resumir la esencia de la cinta. Todo gira en torno a la venganza que cobra una mujer conocida como la Novia (Uma Thurman), de la agresión sufrida el día de su boda por parte de un letal grupo femenino comandado por el Bill titular (David Carradine).

El primer volumen se concentra en la recuperación de la Novia y la eliminación de dos de sus atacantes: Vernita Green (Vivica A. Fox), quien es despachada en su plácido hogar californiano, y O-Ren Ishii (Lucy Liu), yakuza femenina cuya temible amoralidad es explicada en un flashback animado al estilo ánime. El capítulo sobre el encuentro entre la heroína y O-Ren ocupa casi la mitad del metraje, pues éste es el mero mole que Tarantino quiere recalentar.

Después de un obligado homenaje a Sonny Chiba, el actor nipón ya venerado en un diálogo de True Romance/ La fuga (Scott, 1993), la Novia enfrenta a O-Ren en un centro nocturno, donde deberá vencer a todos los súbditos de la jefa gracias a su destreza con la espada samurai. La secuencia, de casi media hora de duración, es un ballet de sangre y miembros mutilados, coreografiado como los viejos musicales de la Metro. (La hemorragia se vuelve tan abundante que durante unos minutos la película vira al blanco y negro, quizá para evitar la condena de Jack Valenti.)

Thurman es mucho mejor atleta que actriz y Tarantino ostenta su habilidad para la acción violenta; sin embargo, uno deja de asombrarse porque: a) la película se ha desarrollado como una caricatura, por lo tanto los personajes no nos importan porque carecen del sustento dramático de los Perros de reserva, digamos; b) ese tipo de peleas ya han sido resueltas con mayor brillantez (véase la obra de los chinos King Hu o Tsui Hark), y c) la secuencia tarda demasiado, convirtiéndose en Overkill Bill.

La venganza es muy poca cosa para quien fue acreditado con haber reinventado el cine la década pasada. Ni siquiera los diálogos ostentan el elogiado ingenio del autor y su capacidad para resumir el Zeitgeist pop del momento. A reserva del resultado total, Tarantino ha regresado sólo para confeccionar una Big Mac de lujo, con salsa de soya y algo de espagueti.

KILL BILL/ LA VENGANZA

(Kill Bill Vol. 1)

D y G: Quentin Tarantino/ F. en C: Robert Richardson/ M: The RZA; canciones varias/ Ed: Sally Menke/ I: Uma Thurman, Lucy Liu, Vivica A. Fox, Daryl Hannah, David Carradine/ P: Band Apart para Miramax. EU, 2003.

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