.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
CineGuía
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
C U L T U R A
..

México D.F. Viernes 28 de noviembre de 2003

Conferencia magistral de Pablo González Casanova

La lucha de insumisos contra el neoliberalismo, irreversible

Los nuevos capitalismo e imperialismo pueden desatar un genocidio y ecocidio finales, alerta el investigador

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Guadalajara, Jal., 27 de noviembre. El actual movimiento antisistémico mundial, que lucha contra el neoliberalismo, se ha radicalizado y avanzado en organización, capacidad de respuesta y otros aspectos, expresó el investigador Pablo González Casanova, quien agregó que pese a ser incipiente este tipo de protesta ya es una tendencia irreversible.

gonzalez_casanova_OKPero a la vez, agregó, los actuales poderes político, económico y militar en el mundo se han logrado articular creando un nuevo capitalismo e imperialismo, ''peor que los de antes" y capaz de desatar un genocidio y un ecocidio finales.

Pese a ello, para González Casanova la batalla de ''los insumisos, los hombres y mujeres libres" del planeta contra el neoliberalismo deviene lucha contra el capitalismo, sistema al que, de manera paulatina, le quitan legitimidad y se encuentra en una fase ''terminal".

''Si creo que vamos a ganar -añadió González Casanova-. No estamos hablando de un problema puramente académico, sino de gente luchando por sobrevivir."

Al referirse a la permanencia de la revolución cubana más allá de la ex URSS y del anterior bloque socialista, Pablo González Casanova preguntó: ''¿Qué tiene Cuba que no pueden con ella?"

Tras una compleja reflexión así reconocida por él mismo, respondió que la causa es una estrecha relación entre el pueblo y el gobierno basada en consideraciones éticas y morales, además de una ''disciplina libremente consentida y ratificada".

El investigador, ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y Premio Internacional José Martí este año, cuyo monto destinó para el proyecto de una ''universidad-país" en Cuba, ofreció una conferencia magistral en el contexto de la cátedra de la Universidad de Guadalajara que lleva el nombre del prócer caribeño.

Esta cátedra, a su vez, se realiza como parte de la programación del decimosegundo Congreso Nacional de Filosofía, que, asimismo, sirve de preámbulo a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que comienza este sábado.

Radiografía en positivo de un movimiento

El neoliberalismo, reflexionó González Casanova, se refiere más bien a una ''libertad sin límites" en la economía por parte de las empresas, que pueden hacer lo que quieran con la complicidad de los gobernantes.

En este 2003, señaló, el anticapitalismo ya es una lucha radical contra esas empresas, las grandes potencias y los aparatos militares, los cuales ''son una misma clase de explotadores".

Los movimientos antisistémicos, observó el autor de La democracia en México, consideran que tienen que ir más allá de las elecciones formales o la crítica del Estado, y que sus propias organizaciones deben ser repensadas y restructuradas.

Esos movimientos han adquirido una conciencia mayor que la que había hace apenas una década y ahora, de manera más coordinada, ubican al capitalismo como la causalidad ''común" de los problemas del presente.

Además, ven las soluciones en el logro de la democracia, la libertad y el socialismo, pero como ideales en conjunto, no opuestos, como sucedía antes. Combinan ''la reforma y la revolución y la construcción de un mundo alternativo", como plantean los zapatistas.

''Viven la lucha de clases como una batalla contra los ricos y los mandones" y rechazan a los colonialistas, racistas y ac-túan para defenderse o en contra de ese tipo de personajes y realidades.

Advierten el mal que provocan cierto tipo de personas, como caciques locales, gobernadores, Salinas, Fox y, como en todo el mundo, Bush, que ahora promueven ''dictaduras civiles", a diferencia de las dictaduras militares de los años 60 y 70.

Buscan cambiar en positivo tal o cual institución, como en su momento lo fue el Instituto Federal Electoral o las instancias que investiguen y castiguen a los criminales del pasado. Tienen formaciones sociales amplias y, como en Brasil, pretenden influir para lograr mayor gasto social.

Se proponen cambiar las ''mediaciones" (forma en que, en la historia, se han anulado algunos avances sociales y de libertades) ajenas y construir las propias. Impulsan derechos, prácticas democráticas, autonomía y soberanía de los pueblos.

Comienzan a hacer la democracia, la liberación y el socialismo en casa, ''se preparan para otro mundo posible". Descubren ''posibilidades y limitaciones" de la lucha legal. Ven la debilidad en sus propias fuerzas y buscan articularse con otros.

Saben observar y aprovechar la trama de intereses que domina al poder y se involucran en nuevas luchas, como las que se oponen al Plan Puebla-Panamá y la privatización de petróleo, electricidad y hasta agua. O las que buscan impedir el aumento de impuestos a medicinas y alimentos que pretenden el gobierno y el Banco Mundial.

Organizan redes, movilizaciones, la sobrevivencia, pero no descartan pasar a la ofensiva para lograr su objetivo, ''que lo mismo está cerca que lejos".


Sánchez Vázquez habló de ese desafío del siglo XXI

La ''violencia real'' puede ser justificada desde la moral

La Revolución francesa no generó más esa especie, sino un sistema democrático-burgués de libertades, expresó

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Guadalajara, Jal., 27 de noviembre. Apegado al tema general del Congreso Nacional de Filosofía: los desafíos filosóficos en el siglo XXI, y como suele suceder en él, que no rehúye los asuntos escabrosos e impostergables, el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez habló aquí de la violencia política y su relación con la moral.

exilio_espanol_okj3Hay una ''perversidad intrínseca" en toda violencia que la hace indeseable, pero la ''violencia real" existe, es ambivalente y puede justificarse moralmente bajo varias condiciones: cuando sus fines son valiosos, como la independencia anticolonial de un pueblo, cuando no genera víctimas inocentes, como sí lo hacen el ''terrorismo" y el ''terrorismo de Estado", o cuando trata de evitar una violencia mayor de parte del poder.

Sánchez Vázquez habló anoche ante un público en su mayoría joven que llenó el auditorio Carlos Ramírez Ladewig, uno de los muchos espacios del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

En congruencia con su concepción del marxismo como filosofía de la praxis y con su visión crítica de los dogmatismos, el autor de El joven Marx: los manuscritos de 1844 y Filosofía de la praxis, libros que presentará durante el encuentro, planteó además tres falacias:

Que la violencia genera más violencia, pues de ese modo sólo se descalifican formas de ella contra el poder, como los movimientos rebeldes. Y mencionó el caso de la Revolución francesa, cuya violencia no generó más violencia sino, más bien, un sistema democrático-burgués de libertades.

Que existe una ''naturaleza violenta" en el ser humano, lo cual, contrargumentó, ya ha sido desmentido por investigaciones científicas.

Que la no violencia en las relaciones humanas sólo puede alcanzarse mediante el diálogo y la argumentación racional, lo cual conviene a quien ejerce el monopolio del poder y de la violencia. Los éxitos de la no violencia con Gandhi en la India y con Mandela en Sudáfrica sólo confirman la regla, sostuvo.

Un largo ahora de violencia

Antes de plantearse si el ser humano es o no ''violento por naturaleza", había dicho el filósofo al comienzo de su conferencia, debe reconocerse que, ''al menos por un largo ahora, vivimos y estamos en la violencia": bélica, política, social, urbana, rural, familiar, criminal.

Tras advertir que la ''violencia real" siempre será algo más que el concepto de violencia, definió a ésta como ''el ejercicio intencional" de la fuerza física de un individuo o colectivo contra otro individuo o colectivo para causarle daño físico y sicológico.

Mientras esa violencia conceptual, continuó, nunca puede justificarse moralmente, la violencia real puede en ciertas circunstancias no ser condenada moralmente.

Y citó como ejemplo la que se ejerce en pos de la liberación de un pueblo oprimido por su gobierno y/o una potencia extranjera, como la Independencia de México o la actual resistencia del pueblo iraquí contra la invasión.

Sin embargo, precisó que un ''fin valioso" no siempre justifica los medios violentos, como sucede con los actos de ''terrorismo" y de "terrorismo de Estado", que sacrifican las vidas de personas inocentes.

Como ejemplos del terrorismo mencionó torturas, secuestros, tiros en la nuca, bombazos, y del terrorismo de Estado: los bombardeos masivos con "daños colaterales".

En un caso estarían las acciones de ciertos grupos palestinos independentistas (no la lucha de ese pueblo en general) y, en otro, el gobierno de Estados Unidos en su guerra e invasión contra Irak.

''La violencia, cualesquiera que sean sus fines, tiene límites". Y Sánchez Vázquez no se refería tanto a los límites instrumentales como a los ideológicos y valorativos.

Mencionó casos en que los fines pretendían justificar la violencia: el exterminio de judíos por la supuesta superioridad de la raza aria, el cual era un ''fin aberrante"; el Gulag soviético, que pretendía defender al socialismo, que era un ''fin falso", y los bombardeos atómicos de Estados Unidos contra Japón, que según defendían la democracia y la libertad, pero que en realidad eran ''fines hipócritas", como ahora sucede con la invasión a Irak, que oculta sus verdaderas intenciones.

Las colonizaciones e invasiones, señaló, siempre se han considerado legítimas en su tiempo, desde la perspectiva del poder, pero las revoluciones como la francesa, la mexicana o la independencia estadunidense siempre se consideraron legítimas.

Por sus fines no cumplidos o fracaso, agregó, varios movimientos libertarios han sido cuestionados, aunque el que encabezó el Che Guevara en Bolivia es otro caso, debido al nivel intelectual, moral y revolucionario de este guerrillero. Caso aparte es Cuba o Nicaragua, revoluciones que sí triunfaron y consiguieron sus fines al derrocar a dos dictaduras.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email