La Jornada Semanal,   domingo 9 de noviembre  del 2003        núm. 453
LAS ARTES SIN MUSA

RESUCITA PIAZZOLLA EN MEXICO

Alonso Arreola

Astor Pantaleón Piazzolla, el más grande bandoneonista y compositor que haya dado la Argentina, se retiró de los escenarios en 1990 a causa de una trombosis cerebral, apenas dos años antes de su muerte. Transformador no sólo del tango sino de la música de vanguardia sudamericana, poseedor de una personalidad aplastante, su obra (más de mil composiciones) es de ésas que todos los músicos quisieran haber compuesto y a la que muchos vuelven őfuente de ricas y cristalinas aguaső para jugar con nuevas barcas y reflejos en evolución constante.

De las aproximaciones del chelista Yo-Yo Ma (Soul Of The Tango) y del violinista Gidon Kremer (Tracing Astor) a las virtuosas invocaciones del Kronos Quartet (Five Tango Sensations) y del guitarrista Al Di Meola (Di Meola Plays Piazzolla), y de ahí a las interpretaciones electrónicas de 4Hero y Zeb (The Astor Piazzolla Remixed Album), el espíritu del músico argentino pervive en todas las latitudes, en todos los idiomas y en todos los tiempos gracias a su penetrante cualidad de cuchillo.

Luminosos, sus cánones y contrapuntos, entretejidos por el antiguo secreto de la belleza, revelan el poderío de una mente matemática bien conectada con las vísceras. Reflectores del alma humana, sus armonías y arreglos abarcan precisos tanto el cielo abierto de la felicidad como la vieja grieta de la melancolía. Siempre al servicio del fuelle oceánico que impulsaba al quinteto őu octeto u orquestaő en que nadaban confundidos los metales, las maderas y la electricidad, sus ideas rítmicas fueron sólidas cual columnas dispuestas al dibujo y cincelado de monumentales estatuas e iconografías. No se trataba ya del 1-3 afecto al paso largo y sensual de las parejas, sino del 3-3-2 universal, apto para el desarrollo emocional y contemplativo de paisajes ciudadanos. Porque ese era el objetivo: arrodillar a la gente frente a la música urbana.

Nacido físicamente en Mar del Plata y musicalmente en Nueva York, Piazzolla fue alumno de Rachmaninov y de Boulanger, fue colaborador de Aníbal Troilo y de Gerry Mulligan, fue amante de Gershwin y del bebop norteamericano; es decir que tuvo los ingredientes y la imaginación para devolverle al bandoneón su estatus de solista al tiempo que se adueñaba de los empedrados, las cafeterías y las mujeres de Buenos Aires, ya no con el afán de hacer bailar a nadie sino de hacerse escuchar.

Del "Adiós Nonino" y "Balada para un loco" a "La camorra" y "Oblivion" pasando por "Summit" (compuesta con Gary Burton), lo que salió del cuerpo ondulante y flexible de su bandoneón es cosa de un Olimpo en el que se cuentan los espíritus más sensibles del siglo pasado. Tradicional, revolucionario y Mesías al mismo tiempo, su arte fue tan criticado como aclamado. De seria y petulante personalidad, supo la calidad de sus neuronas y así navegó, sin miedo y con la rodilla flexionada en la proa de cada escenario, sabedor de que la justicia vendría para clavar bandera en abundantes playas y para situarlo en las primeras filas de la creación sonora.

Piazzolla, El Quinteto, en México. Tango Hora Cero

Hermanos musicales de Astor Piazzolla, colegas por años, vendrán a México el guitarrista Horacio Malvichino, el contrabajisa Héctor Console y el violinista Fernando Suárez, así como otros de los más destacados interpretes del país sudamericano, bondadosos y efectivos todos al compartir la mejor música de Buenos Aires en forma de quinteto, y alternando con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México comandada para la ocasión por el director José Areán. El espectáculo se llama Tango Hora Cero y será producido por Music Frontiers gracias al auspicio de la Fundación Integrus (responsable de la última visita de Ute Lemper a nuestro país) los días 15 y 16 de noviembre en el Teatro de la Ciudad del df, y el 19 en el Hospicio Cabañas de Guadalajara. Los boletos ya están a la venta.