La Jornada Semanal,   domingo 9 de noviembre  del 2003        núm. 453

LUIS TOVAR
R ULFO Y EL CINE

Juan Rulfo tuvo una doble relación con el cine: por un lado está el trabajo que realizó como argumentista y adaptador cinematográfico, y por otro las adaptaciones que se hicieron de sus obras maestras, Pedro Páramo y El Llano en llamas. La relación ha sido larga y, en la mayoría de los casos y sobre todo por lo que hace a las adaptaciones de su obra, los resultados no fueron los deseables aunque sí los que cabía esperar debido a la dificultad de trasladar a la pantalla cualquier obra maestra de la literatura.

"Talpa" fue el primer cuento de Rulfo adaptado al cine, solamente dos años después de su publicación, en 1955. Alfredo B. Crevenna fue el autor de la cinta homónima, en la que actuaron Víctor Manuel Mendoza, Lilia Prado y Jaime Fernández. Casi medio siglo después, hay consenso en cuanto a que este primer intento a color y en Cinemascope es digno de un misericorde olvido.

En 1960, Rafael Corkidi y Antonio Reynoso, debutantes, filmaron el cortometraje El despojo, cuyo argumento fue escrito por Rulfo, también debutante en el ámbito guionístico. Dos años después, en 1962, Emilio "el Indio" Fernández rodó en Guatemala Paloma herida. Película personalísima, protagonizada por el propio "Indio", partió de una idea de él y adaptada al alimón con Rulfo.

En 1964 apareció la que se convertiría quizá en la más conocida de las películas que tengan una historia escrita por Rulfo como punto de partida: El gallo de oro, de Roberto Gavaldón, historia adaptada al cine por Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. Protagonizada por Ignacio López Tarso, Lucha Villa y Narciso Busquets, no estuvo sin embargo exenta de cierto aire de mexican curios. Ese mismo año, Rubén Gámez filmó el mediometraje La fórmula secreta, película atípica para la época, que según palabras de Emilio García Riera, "ilustraba con metáforas poéticas, algo reminiscentes de los procedimientos surrealistas, el drama de la más humilde población mexicana frente a la enajenación extranjera". La cinta tuvo como primer nombre Coca Cola en la sangre y Para Francisco Sánchez se trata de "el equivalente mexicano a Un perro andaluz". Con ella, Gámez ganó el primer premio del i Concurso de Cine Experimental convocado por el stpc, en el cual también participó la conocida En este pueblo no hay ladrones, de Alberto Isaac, basada en el cuento homónimo de García Márquez. En esta cinta tuvieron discretos papeles el propio Gabo, Luis Buñuel, José Luis Cuevas, Carlos Monsiváis, Leonora Carrington, Abel Quezada ...y Juan Rulfo.

En 1966 fue filmada, en blanco y negro, Pedro Páramo. Bien conocida y por lo general receptora de pésimas críticas, esta producción de Manuel Barbachano Ponce fue dirigida por el entonces novato Carlos Velo y adaptada por los propios Barbachano, Velo y Carlos Fuentes. Ni la fotografía de Gabriel Figueroa ni la música de Gutiérrez Heras, ni las actuaciones de John Gavin (špor favor!) como Páramo, de López Tarso como Fulgor Sedano y de Pilar Pellicer como Susana San Juan, lograron quitarle eso que García Riera definió bien como un alma "suntuosa, fría e inanimada".

Fue hasta 1972 que Alberto Isaac volvió a Rulfo con El rincón de las vírgenes, probablemente la mejor adaptación que se ha hecho de Rulfo. Bien conocida, la cinta tiene como base el cuento "Anacleto Morones" y fue protagonizada por "el Indio" Fernández y Alfonso Arau. Dos años más tarde François Reichenbach dirigió la coproducción México Francia ƑNo oyes ladrar a los perros?, homónima del cuento, adaptado por Carlos Fuentes, que recibió durísimas críticas: folclorista, turística, frívola... En 1976 se hizo un segundo intento por filmar Pedro Páramo. Con el innecesario subtítulo de El hijo de La Medialuna, José Bolaños presentó esta desangelada y tibia versión, protagonizada por Manuel Ojeda y Venetia Vianello.

Ocho años después, en 1984, Mitl Valdés rodó el cortometraje Tras el horizonte, basado en "El hombre", y en 1987 filmó Los confines, cinta en la que adaptó, combinándolos, los cuentos "Talpa" y "Diles que no me maten", en la que actuaron Ernesto Gómez Cruz y María Rojo.

Antes, en 1985, Arturo Ripstein hizo el afortunado remake de El gallo de oro y lo tituló El imperio de la fortuna. Con guión de Paz Alicia Garciadiego y actuaciones de Gómez Cruz, Blanca Guerra y Alejandro Parodi, la cinta es, al mismo tiempo, una de las mejores de Ripstein y una muy digna traducción del difícil espíritu rulfiano. A Juan Rulfo le dieron, póstumo, el Ariel al mejor argumento.

Dos cintas donde no está Juan Rulfo son de las que mejor lo han retratado: El abuelo Cheno y otras historias, y Del olvido al no me acuerdo, de su hijo Juan Carlos. Evidentemente, Juan Rulfo todavía está por filmarse.