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México D.F. Martes 4 de noviembre de 2003

REPORTAJE / DOBLE MORAL Y AMNESIA SOCIAL

Es una de las escasas válvulas de escape, consideran expertos

Guanajuato, valioso oasis de comunicación entre jóvenes

Para algunos habitantes de Guanajuato, lo que ocurre durante el Festival Cervantino se asemeja a las ciudades bíblicas de Sodoma y Gomorra. Sin embargo, para algunos sociólogos sólo es un reflejo del grado de marginación que viven los jóvenes en el país

ANGEL VARGAS ENVIADO

Guanajuato, Gto., 3 de noviembre. Hay quienes consideran que las mismísimas ciudades bíblicas de Sodoma y Gomorra se quedan cortas con lo que sucede en la capital guanajuatense durante las actividades del Festival Internacional Cervantino.

Otros, menos conservadores, sólo manifiestan su indignación por considerar que el espíritu del encuentro cultural se corrompió y sirve, desde hace varios años, únicamente como pretexto para que esa ciudad se convierta en ''la cantina más grande de México".

Nadie logra aún entender del todo cómo el Festival Internacional Cervantino (FIC) ha pasado de ser un encuentro eminentemente cultural a uno de los principales ''santuarios del desmadre" en el territorio nacional.

El hecho fehaciente es que un número considerable de los habitantes guanajuatenses expresa año tras año su inconformidad ante la llegada a su ciudad, con motivo del FIC, de hordas juveniles procedentes de diversas partes del país, en una especie de peregrinaje laico.

Una de las explicaciones a ese fenómeno, desde la perspectiva de la etología (ciencia que estudia el comportamiento animal), es ''la intensa necesidad de socializar" que durante la adolescencia tienen los seres humanos.

Sociabilidad en la adolescencia

De acuerdo con el investigador José Luis Díaz, especialista en la materia, es necesario que los primates mayores -entre ellos los gorilas, los chimpancés y, por supuesto, los humanos- se reúnan durante la adolescencia con sus pares, pues durante esta etapa los seres definen su individualidad y desarrollan muchas de las bases de lo que será su vida adulta.

''La vida social es el centro de la existencia de los adolescentes, la familia deja de ser importante e inclusive es criticada, se le ve como algo defectuoso. Para individualizarse, curiosamente, tienen primero que socializar dentro del grupo con sus pares, para ya posteriormente, después de la segunda adolescencia -entre los 20 y 22 años-, empezar a conducirse como individuos", explica el catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

''La rebeldía, la agresividad y una alta sexualidad comienzan y llegan a su máximo de manifestación y expresión durante la adolescencia. Sin embargo, los patrones culturales, en el caso de los humanos, pueden inhibir o motivar esos comportamientos.

''También es inherente en esta etapa el afán de experimentar y descubrir situaciones, sensaciones y posibilidades nuevas, aunque estas conductas dependen asimismo de tamices culturales. Este es un proceso natural indispensable para que el adolescente defina su individualidad."

El caso Pinocho

La sicología social coincide con la etología en subrayar que el deseo y la necesidad de congregarse entre los adolescentes se debe a que en ese periodo la persona busca reconocerse y saber quién es. En otras palabras, comienza a construirse la identidad y la personalidad.

Pero, ¿cómo explica tal rama de estudio la conducta que tienen los jóvenes en Guanajuato, comparable, a decir de la especialista Lidia Ferreira Nuño, con los springbreakers que visitan las playas mexicanas?

Habla la mencionada catedrática universitaria: ''Es un fenómeno que se debe, por una parte, a que en esa edad hay un rechazo hacia todo lo que tiene que ver con todo tipo de autoridad, con el control, con cualquier cosa que signifique límites. Los jóvenes tratan de romper y de sentirse libres. Entonces, espacios como el festival Cervantino les representa la posibilidad de estar lejos de su familia, que es la principal autoridad que impone reglas, y al mismo tiempo poder convivir lejos de órganos que ejercen control.

''El festival es un contexto muy lúdico y ad hoc para romper todo tipo de cuestiones. En la muchedumbre las personas se permiten muchas cosas que en lo individual nunca se imaginarían hacer, porque el anonimato permite diluir la responsabilidad en la masa", indica.

''Sabido es que la mayoría de jóvenes no acude a Guanajuato por alguna razón cultural ni por ser partícipe de lo que implica el festival. Este se ha convertido en un espacio que da a los jóvenes la posibilidad de emborracharse y de estar con los cuates a bajo costo, sin la coerción de los padres. Es un poco la idea de Pinocho, cuando llega a la feria donde todo se vale y los niños se transforman en borricos. El Cervantino se ha convertido, de alguna manera, en un lugar idílico, casi en paraíso."

La transgresión en las etapas de la adolescencia y la juventud temprana es factor común en varias culturas, señala la docente, sin embargo, resalta que en la sociedad mexicana ahora es una práctica más visible y extendida.

Entre otros factores, atribuye tal hecho a un relajamiento de las costumbres en términos culturales, propiciado por el afán de los padres de querer darles a los hijos mayor libertad y todo aquello de lo que se careció.

''Ahora se busca que los hijos sean independientes y autocríticos. Considero una idea equivocada que se quiera impulsar una relación de amigos y no de padres. Es algo que en ocasiones hace daño a los chicos, porque no tienen idea sobre la autoridad y el respeto."

Para Ferreira Nuño, resulta demasiado alarmista señalar que vivimos en una época sin valores: ''Lo que sucede es que son otros los que ahora se están imponiendo. Se ha perdido, por ejemplo, el respeto a los mayores o a los superiores. Pero en su lugar hay valores nuevos, aunque ahora están más materializados.

''Es decir, la sociedad contemporánea está enviando mensajes que dicen que sólo vale la persona que traiga mejor ropa, la que tenga mejor automóvil o muchos novios o novias. Antes, el mensaje prevaleciente era: vale quien se prepara y estudia. Hoy parece que esa idea ya es obsoleta, porque se termina una carrera y no hay trabajo, y entonces se debe trabajar en algo que no se quiere.

''Todo es muy efímero y muy rápido en la juventud de hoy. Todo es desechable y finalmente como que no pasa nada. Esta conducta de transgresión, de beber desde muy temprana edad, de mezclar el alcohol, las drogas y el sexo, no tiene que ver con el nivel socieconómico ni con la escolaridad, en términos de las grandes ciudades. Aquí cabe preguntarse, ¿qué otra cosa aparte está influyendo para que esto se presente o que se dé de una manera más leve en algunos casos que en otros?

''Pienso que tiene que ver con que ha cambiado el modelo de la familia. Antes era el del padre proveedor, la madre a cargo de la casa, los hijos en la escuela. Hoy existen muchas madres solteras, o son familias en las que no sólo el padre está ausente, sino también la madre, y con ello los hijos se encuentran a la deriva."

En opinión de la sicóloga social el comportamiento de los jóvenes durante el Cervantino también responde a pautas e intereses económicos y de mercadotecnia.

''Estoy segura de que igual se divertirían si no se les diera tanta oportunidad de acceso a la bebida. Pero la hay, y entonces la aprovechan; inclusive ni siquiera tienen que buscarla. El propio entorno favorece las condiciones para los desmanes, como sucede en algunas fiestas que promueven ciertas escuelas privadas, que llegan a ser casi orgías."

Importante función social

Desde la perspectiva de la antropología física, en la especialidad del estudio de la conducta y el comportamiento de las personas en determinados espacios, el FIC ha propiciado que Guanajuato se convierta durante el festival en una especie de centro ceremonial para la juventud.

Tal característica, sin embargo, fue construida por los propios jóvenes y no al contrario. Es decir, explica la antropóloga social Amaceli Lara, especialista en el tema. ''No es el espacio lo que está atrayendo a esta manifestación de los jóvenes. El espacio es el puro pretexto para comportarse como lo hacen, así lo corrobora el hecho de que la mayoría de ellos no sólo no asisten a los espectáculos culturales, sino que desconocen el programa. El espacio, en ese sentido, no tiene nada que ver; son ellos quienes le dan el sentido".

Agrega que asistir al festival tiene significados distintos para cada persona. Empero, acota que existe el punto común de considerarlo un lugar especial, inclusive mágico por parte de todos ''los clanes y tribus" que asisten, sean fresas, mochileros, rockeros, darks, punketos, skatos, hiphoperos, etcétera. ''Además, ir al Cervantino da cierto estatus y clase."

Amaceli Lara considera que, con el pretexto del encuentro cultural, los jóvenes han ido creando en Guanajuato un espacio valioso de comunicación.

Explica que el proyecto de la Yerbabuena fracasó porque los jóvenes no sintieron suyo ese espacio, dispuesto por los organizadores para evitar el conglomerado humano que se arremolina en el centro de Guanajuato, con las naturales molestias que ello implica para los habitantes de la ciudad.

''Aunque allí (en la Yerbabuena) estaban dispuestas supuestamente todas las condiciones para que los chavos se apropiaran de ese espacio -mediante la programación de conciertos con los grupos de moda entre los jóvenes, venta de alcohol in situ e inclusive la posibilidad de poder acampa-, la iniciativa no resultó porque careció de un significado para ellos. Se les trató de imponer uno de manera artificial."

La antropóloga social defiende la necesidad de mantener la naturaleza del Cervantino como sitio de reunión de los jóvenes, ''porque no hay otro espacio similar en México en el que suceda lo que allí". Afirma que el encuentro cumple una importante función social, debido a la carencia de espacios para jóvenes en el país.

''En Guanajuato poco es lo que se les impide y les ha permitido avanzar en un sentido de conducta impensable en otros sitios. Las interrogantes son cómo este espacio se fue convirtiendo en un sitio tan relajado y por qué las autoridades no reaccionaron desde el principio, para evitar esa dinámica."

El deber y el gozo

Desde el ángulo de otra de las especialidades de la antropología, la urbana, la fiesta cervantina representa una especie de Meca a la que llegan decenas de peregrinaciones juveniles sin más objetivo que gozar y divertirse.

''Estas actitudes existencialistas tienen que ver con la falta de horizontes. Las generaciones pasadas pensaban que podía mejorarse la vida colectivamente y ahora la gente no encuentra un norte por el cual luchar o trabajar", señala el investigador peruano César Abilio Vergara.

''Se vive una especie de presentismo eufórico en el que importa sólo el momento y no el mañana. No hay perspectivas de largo alcance ni horizontes históricos colectivos de construcción del futuro. Hemos redefinido nuestra relación con el tiempo. Hay gente que habla del fin de la historia, como Fukuyama, lo cual de alguna forma se comprueba en ese tipo de actitudes de los jóvenes."

El investigador cita al sociólogo Ulrich Beck, en el sentido de que las nuevas generaciones de jóvenes prefieren sólo asumir el presente y gozarlo, al contrario de lo que sucedía en el pasado, cuando la gente pensaba sus actividades a largo alcance y los beneficios futuros.

''Antes, de alguna manera, era el deber el que nos llamaba, y ahora más que todo es el gozo. Y no se trata de una irresponsabilidad, sino de una responsabilidad distinta, la hay con el aquí y el ahora". Para Beck, ésa ''es una forma de resistir contra la opresión del sistema y las situaciones de ambigüedad y marginalidad sociales".

El profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia sostiene que el concepto de seriedad tradicional se ha roto. ''Pienso que inclusive el cuerpo mismo de la gente tiene otra dimensión. De la idea del cuerpo sagrado que se construyó en la religión y la tradición, ahora es más instrumental, es un cuerpo que se orienta hacia el gozo y el placer en los distintos sectores sociales", indica.

''Entonces, la percepción de uno mismo ha cambiado, porque los lazos comunitarios han cambiando. Antes el cuerpo no pertenecía a uno, sino al grupo, ahora se ha individualizado, por eso los jóvenes reclaman autonomía y decisión sobre sí mismos."

Para Abilio Vergara, no debe satanizarse ni censurarse desmedidamente lo que ocurre con los jóvenes durante el Cervantino y sí reparar en los aspectos positivos que se desprenden de ese hecho.

''Se trata de un fenómeno necesario, porque uno de los frenos para la democracia es la falta de diálogo, la falta de exposición al otro. Lo que entonces están construyendo allí los jóvenes es un espíritu de convivencia y tolerancia.

''A pesar de que echan relajo, allí se preparan para el diálogo y la concertación. En general, los espacios de sociabilidad juvenil están reconstruyendo el tejido social y de allí es posible que surjan espíritus más abiertos que en generaciones anteriores, en las que el orden era más importante que estar bien."

Reflejo de la marginación social

De acuerdo con la sociología, la dinámica que se suscita entre los jóvenes durante los días cervantinos no es sino consecuencia y reflejo de la marginación social en que el sistema los mantiene.

''La sociedad actual cada vez tiene menos espacios para ellos, cada vez son menos las oportunidades de trabajo e inclusive de estudio. La tendencia es hacia una elitización de unos cuantos y la marginalidad de las mayorías", sostiene el sociólogo Roberto Bermúdez, especialista en vida cotidiana.

''Al final de cuentas la juventud es producto del mundo que se le está dejando, que es cerrado e intolerante. A ello debe sumarse que los conceptos educativos son unos y la realidad otra. Entonces, cuando se les presenta la oportunidad de reventarse o romper esquemas lo hacen."

Siempre trata de atribuirse ese tipo de conductas a la inconsciencia, prosigue, pero no es una inconsciencia que nazca de la brutalidad innata, sino un desorden que es producto de las mismas condiciones sociales que se les está dejando vivir.

El catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM asume como relativas las situaciones rebeldes en el festival, ''lo que más pasa es que se pongan hasta atrás y provoquen unas cuantas broncas". En su opinión, bien podrían presentarse situaciones violentas y de vandalismo a raíz del fuerte resentimiento por la marginalidad social y económica.

Bermúdez, al igual que los otros especialistas consultados, subraya la importancia del FIC como una de las pocas válvulas sociales de escape que existen en el país. De allí que considere improcedentes las exigencias de sectores conservadores de suspenderlo definitivamente con el argumento de que está degenerando.

Señala que tal medida sería tratar de tapar el sol con un dedo, porque no arreglaría el fondo del problema, que son la marginalidad y la desigualdad que prevalece entre los jóvenes en el país. ''Tienen que darse más alternativas y ampliarse los espacios de comunicación cultural", afirma.

A decir del sociólogo, ''el hecho de que los jóvenes hagan su desmadre en el festival no debe asustar a nadie. Los adultos de hoy hicieron el suyo también en su época, aunque ahora los momentos son más abiertos. No debemos tener esta doble moral ni amnesia social. Es un fenómeno que debe verse con criterio".

Rubrica: ''Tenemos que entender ese tipo de comportamientos en los jóvenes, pero también buscarles opciones de vida. Les reclamamos todo, pero no les damos alternativas. Entonces, ¿qué otro tipo de conductas y comportamientos podemos esperar?"


Con silbidos impugnaron la presencia del gobernador en la clausura del FIC

Fervor recíproco de Chavela Vargas y 10 mil almas en la Alhóndiga

La bailaora Sara Baras subió al escenario para brindar su arte a la popular cantante

ARTURO JIMENEZ Y ANGEL VARGAS ENVIADOS

Guanajuato, Gto., 3 de noviembre. No se fue, se la llevaron. Si por ella hubiera sido, con todo y sus más de 80 años, Chavela Vargas habría cantado desde anoche ''hasta el día siguiente", como dijo al público, su público, de una Alhóndiga de Granaditas más que llena y que se extendía fuera de sí misma hasta las terrazas, azoteas y calles circundantes.

Y no les mentía. Ella es así, entregada. Por eso la aman, por eso se le rinden y le festejan todo, hasta la afectación de la voz o el olvido de algunas letras. Por eso la bailaora Sara Baras subió al escenario y ofrendó unos minutos de su arte con Verde luna, cantada por Chavela Vargas en un reconocimiento mutuo. Por eso José Alfredo Jiménez, invocado por ella, se apareció entre el público. ''Lo estoy viendo", aseguró. Y no hubo quién dudara.

Y en el otro extremo, a él, el funcionario, nomás tres chiflidos le dieron: el primero por coraje, cuando lo mencionaron; el segundo por capricho, cuando habló; y el tercero por placer, cuando lo volvieron a mencionar. De esa manera fue impugnada la presencia del gobernador de Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks, durante el concierto de Chavela Vargas para clausurar la versión 31 del Festival Internacional Cervantino (FIC).

Nada de discursos, preámbulos ni protocolos. El público de la Alhóndiga refrendó que lo suyo es la fiesta y la comunicación directa con sus artistas. La primera muestra de desaprobación pública a Romero Hicks fue cuando lo presentaron entre los invitados especiales. La segunda, cuando el mandatario intentó ofrecer unas palabras antes de abrirse el telón y fue bañado de silbidos y gritos de repudio. La tercera, casi al final, cuando Ramiro Osorio y Leticia Perlasca lo mencionaron durante un breve reconocimiento a Chavela Vargas.

Ola de regocijo

Como nunca sucedió en esta versión cervantina, el histórico recinto se desbordó desde, por lo menos, dos horas antes de que la intérprete de la Macorina saliera al escenario a desgañitar lo mejor del repertorio y hacer cantar y conmocionarse a ese ''público adorado" que le gritaba: ''¡Qué chingona eres Chavela!" o ''¡Chavela, te amo!" y que, integrado por más de 10 mil almas, se movía en las escalinatas de la explanada como una ola de regocijo iluminada por la luz artificial.

Chavela respondía: ''¡Ay, mis amores, yo también los amo!" Pura incondicionalidad y fervor recíproco, nada de razón o reflexión. Pura emoción y buenos, simples, llanos sentimientos. Lo mejor del ser humano: la necesidad que uno tiene del otro. ''El artista no es nada sin el público, sin el aplauso", dijo la cantante. Y los espectadores hubieran podido responder que, sin sensibilidades como la de ella, la humanidad no tendría razón de ser.

La actuación de Chavela Vargas se dividió en tres bloques con forma de atmósferas: una íntima, acompañada con sus guitarristas Miguel Peña y Juan Carlos Allende; otra festiva, con arpa, jarana y percusiones, en compañía del grupo de son jarocho Tlen Huicani; y una estridente, con el Mariachi de la Secretaría de Marina. Con ellos recreó a su hermano José Alfredo, a su querido Agustín Lara, a Juan Záizar, Alvaro Carrillo, María Teresa Lara.

Todo el concierto fue un clímax, pero hubo momentos más allá de ese tiempo dramático: con La bruja, con Caminos de Guanajuato, con Piensa en mí, con La Llorona, canción oaxaqueña que Chavela inhala-resemantiza-y exhala en forma de susurro y poema.

Ella cantaba y se sumergía en su arte para obsequiarlo. Ellos corearon, gritaron, la ovacionaron o, una vez que se llevaron a la cantante para que pudiera descansar, esperaron durante varios minutos con la esperanza, ya no de que cantara otra, sino de siquiera verla de nuevo, de sólo contemplarla.


Rubrica el Festival Cervantino con un concierto en el Palacio de Bellas Artes

La orquesta que dirige Zukerman ofrece la música como un sentido de la existencia

PABLO ESPINOSA ENVIADO

Guanajuato, Gto., 3 de noviembre. La última función del Festival Internacional Cervantino (FIC) ocurrirá la noche de este martes a las 20:30 horas en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México, a pesar de que la clausura oficial ocurrió la noche del domingo en Guanajuato. Se trata de un concierto magistral a cargo de la Orquesta del Centro Nacional de las Artes de Canadá, dirigida por uno de los más grandes violinistas del mundo, el maestro Pinchas Zukerman.

El programa que podrá escucharse en Bellas Artes será el mismo que presentaron en el teatro Juárez de Cuévano y está integrado por dos partituras de Beethoven y una obra de Denys Bouliane, de Quebec, quien como parte de la gira impartirá un taller, junto con el propio Zukerman y otros músicos, en el Centro Nacional de las Artes de la capital mexicana.

Entre los atractivos de esta orquesta visitante figura su sonido cálido y su conformación, casi simétrica, entre sus integrantes: prácticamente en la mitad de los atriles destacan las mujeres, presencia entretejida con igual número de instrumentistas hombres y en todas las secciones de esta orquesta de cámara grande o bien sinfónica pequeña, si tomamos en cuenta el número total de músicos, que oscila en la cincuentena.

La obra de Bouliane abrió el programa: 20 minutos de incursiones tímbricas en cuerdas, atmósferas intimistas, aventuras en pos de hallazgos sonoros desde el nombre mismo de la partitura: La nieve es blanca pero el agua es negra.

Actividades didácticas

Enseguida sonó la Sinfonía Segunda de Beethoven con todo el encanto posmozartiano de esta obra premonitoria de las sinfonías monumentales del mismo autor. Aunque no se trata de una orquesta de rendimientos interpretativos que provoquen espasmos de placer, la presencia de esta orquesta canadiense muestra de cuerpo entero la actitud cultural de una nación, Canadá, por completo entendida como parte de las actividades normales de la sociedad y no como el contraste de lujo y hambre que muestra el ejercicio de la música de conciertos en sociedades como la mexicana, donde asistir a un concierto de este tipo sirve como mero pretexto para los dueños del dinero puedan mostrar su prepotencia, su ignorancia, su guardarropa y sus juegos de tarjetas de crédito en la cena.

El proyecto musical de la Orquesta del Centro Nacional de las Artes de Canadá, por el contrario, ofrece el disfrute de la música como un sentido de la existencia y como una práctica gozosa para todo aquel interesado en ella. Una prueba de esto son las actividades didácticas que acompañan la actual gira mexicana de esta orquesta y que incluyen la repartición en escuelas mexicanas del método Let's go Mozart, ideado por Pinchas Zukerman con esta orquesta y con el cornista Felix Acevedo.

La parte final de este concierto es un portento: Pinchas Zukerman en la parte solista y al mismo tiempo dirigiendo el Concierto para violín de Beethoven. Un prodigio. Así sonó la noche del domingo en Cuévano.

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