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México D.F. Jueves 30 de octubre de 2003

Bendixen: desde el gobierno foxista, 650 mil mexicanos cruzan la frontera cada año

Hispanos en EU, en vías de ser el principal grupo económico de AL

Diez millones de migrantes mantienen naciones como Ecuador, El Salvador y Dominicana

Leyes antinmigrantes de Pete Wilson dispararon el protagonismo político del sector

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

Desde el comienzo del gobierno del presidente Vicente Fox, en diciembre de 2000, por lo menos 650 mil mexicanos han cruzado la frontera cada año para buscar una oportunidad de mejorar su economía en Estados Unidos. Se integran allá a una comunidad creciente, que como nunca reclama sus derechos políticos y que tiene un argumento de fuerza para hacer escuchar su voz, explica Sergio Bendixen, presidente de Bendixen y Asociados, experto en temas relacionados con la comunidad hispanoparlante en Estados Unidos.

''El dinero que envían los migrantes, 14 mil 500 millones de dólares anuales, es clave para mantener la economía de este país y en esa medida reclaman derechos políticos que hasta ahora se les han negado'', explica Bendixen en entrevista con La Jornada.

Cerrar la brecha salarial antes de abrir las fronteras

En forma más amplia, apunta, los hispanoparlantes que residen en Estados Unidos ''podrían convertirse en el núcleo de poder más importante del continente, porque van a tener un poder económico que va a rebasar al de muchos países de la región''. Las semillas de la organización política de los mexicanos que residen en Estados Unidos, dice, se están sembrando, en lo que constituye un desafío a la imaginación de los políticos en México.

bendixen_sergioBendixen, quien estuvo en México para presentar una encuesta sobre remesas, la cual fue auspiciada por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Pew Hispanic Center, ve poco probable un acuerdo migratorio bilateral. Primero, dice, hay que cerrar la brecha salarial. De lo contrario, al día siguiente de que se abriera la frontera ''20 millones de mexicanos estarían dispuestos a cruzar y eso no conviene a ninguno de los dos países''.

-¿Cómo explica que las remesas hacia México sigan en aumento si la economía de Estados Unidos se mantiene estancada o con lento crecimiento?

-La migración hacia Estados Unidos no se ha detenido. Los últimos estimados del Pew Hispanic Center dan un millón de nuevos inmigrantes latinoamericanos cada año, en los últimos tres años.

-De ese millón anual, ¿cuántos han sido mexicanos?

-Dos terceras partes, 600 mil a 650 mil, han sido mexicanos. Esas personas trabajan muy duro. Para ellos la prioridad es mandar la remesa a sus familiares. Hemos preguntado a la gente que manda remesas y antes de pagar la renta o ir al mercado, su prioridad es enviar la remesa. Es algo casi sagrado para ellos. Por eso, aunque el clima económico en Estados Unidos no es el más positivo, estas personas no solamente han mantenido el flujo de remesas en la forma en que está, sino que hasta cierto punto ha aumentado de manera importante.

Un poder político naciente

-El núcleo de población mexicana en Estados Unidos tiene poder económico, pero también un potencial poder político que no ejerce. ¿En qué momento el poder económico que existe se puede trasladar al poder político?

-Estamos en eso. El proceso es joven todavía. El poder político mexicano en Estados Unidos recién nace. Yo diría que comenzó a mediados de los 90, cuando el gobernador Pete Wilson de California trató de impulsar leyes antinmigrantes. Ahí se despertó el electorado mexicano inmigrante y comenzó a hacerse ciudadano, empezó a inscribirse en los padrones y a votar en grandes números. El voto latino se vuelve importante en la elección presidencial de 2000 y ahora comienza a crecer. En Estados Unidos el poder económico lleva al poder político. Estamos hablando de un fenómeno que vamos a ver madurar en esta década.

-Grupos de mexicanos en Estados Unidos sienten que sólo son vistos como una fuente de dinero y que están en una especie de limbo, no integrados allá ni aquí; ¿se confirma esto con las encuestas que ha hecho?, ¿cómo podría darse una mayor integración?

-En este momento ese análisis es correcto. El dinero que se manda desde Estados Unidos lo controla la persona que lo recibe. El que lo manda tiene muy poco que ver con las decisiones de cómo se gasta. Como decíamos, el mexicano en Estados Unidos todavía no tiene gran poder económico ni gran poder político. O sea, que está en cierto limbo en este momento, pero eso va a cambiar. Estamos viendo un nuevo fenómeno económico: en este momento, una población pequeña, 10 millones de inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, casi están manteniendo a varios países latinoamericanos, casos de El Salvador, Ecuador, República Dominicana, y tienen un papel muy importante en México. Si los inmigrantes en Estados Unidos se organizan, si entienden el papel que están jugando, lo que se llama en este momento hispanicamérica, o Estados Unidos Hispanos, podrían convertirse en el núcleo de poder más importante de este continente, porque van a tener un poder económico que va a sobrepasar el de muchos países de América Latina.

-¿Existen las semillas de esa organización?

-Bueno, sí. Se ven algunas organizaciones de inmigrantes, se ve más participación de individuos en el proceso político, pero con toda honestidad, muy poco; apenas está naciendo esto y todavía no hay gran evidencia de que esté comenzando a suceder.

-No hay duda de la importancia de las remesas para el bienestar de miles de familias, pero ¿cuál es esta importancia para la estabilidad de un país como México?

-Primero, si limita el número de personas que viven en la pobreza, ya es un resultado importante, macro o micro, o como se le llame. Es gente que tiene dinero para comer y para vivir, que no lo tenía antes. Pero yo creo que en un futuro este dinero solamente va a tener un impacto importante si se canaliza para financiar proyectos que beneficien al país completo.

-México tiene casi 10 años de Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, un acuerdo esencialmente comercial y parcialmente de inversiones. ¿En qué momento puede transformarse en un acuerdo que incluya el factor del trabajo?

-Estábamos camino a eso, pero vinieron los ataques del 11 de septiembre (de 2001). El mundo cambió y también se modificó el ambiente en Estados Unidos y la actitud del presidente (George) Bush. Eso verdaderamente retardó todo este proceso. La gran dificultad para un acuerdo migratorio es la diferencia de ingresos entre los dos países. Cuando uno puede ganar en una hora en Estados Unidos lo de un día o hasta de una semana en México, el imán que lleva al inmigrante hacia allá es demasiado fuerte.

Por eso lograr acuerdos es muy difícil. Para llegar a verdaderos tratados migratorios y de trabajo, primero se va a tener que recortar en un porcentaje importante la diferencia entre el dinero que se gana en Estados Unidos y en México, porque si no, si se abren las fronteras así nada más, 20 millones de mexicanos se irían de un día para el otro, como dice la encuesta, y eso sería peligroso para los dos países.

-Es decir, es algo a largo plazo.

-Ojalá de no muy largo plazo. Latinoamérica es cada día más importante para Estados Unidos. Muchos no se han dado cuenta todavía, pero eso va a ser obvio en esta década. Si verdaderamente un presidente estadunidense acepta que el futuro de su país está ligado a Latinoamérica e invierte para mejorar el estándar de vida en México y otros países, ese tipo de acuerdo podría estar mucho más cerca de lo que los expertos creen.

-En México se aprobó la doble nacionalidad y hay debate sobre el voto de los mexicanos en Estados Unidos. ¿Cree que desde México se tiene conciencia de la fuerza que pueden tener los mexicanos que viven allá?

-Yo creo que México al final de cuentas no va a tener alternativa que conceder el voto. Cómo un país puede estar recibiendo 15 mil millones de dólares de un grupo de 8 a 9 millones de mexicanos que mandan dinero sin concederles derechos políticos. Esa cifra va a continuar aumentando. Ya escuchamos que vale más que el turismo, que las inversiones extranjeras, que está a punto de pasar al petróleo. Cómo a esa gente se le puede ignorar, cómo a esa gente se le puede no tomar en serio. Yo creo que va a llegar un momento en que la realidad de la importancia de estas remesas va a tener un peso político que no va a permitir que las autoridades de México continúen ignorando a esos votantes. El único argumento válido que he escuchado es que a México también le conviene que esas personas tengan poder en Estados Unidos, para que puedan influir en las políticas estadunidenses no solamente de migración, sino las relacionadas con México.

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