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México D.F. Martes 7 de octubre de 2003

Pablo González Casanova fue el último rector que democratizó la enseñanza

La UNAM, supeditada desde hace 30 años a la voluntad del gobierno

Los intentos de aumentar cuotas han dado origen a protestas estudiantiles y huelgas

KARINA AVILES

Desde hace más de 30 años, que en la rectoría de Pablo González Casanova se emprendió el gran proyecto de reforma por la democratización de la enseñanza, los conceptos de universidad desarrollados en las gestiones subsecuentes -desde Guillermo Soberón hasta Francisco Barnés de Castro- respondieron a un "esquema de modernización conservadora" de la institución, articulado a las políticas gubernamentales y supranacionales, establece Hugo Casanova Cardiel, investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad (Cesu) en su estudio La UNAM entre 1970 y 2000, crecimiento y complejidad.

En su análisis, el experto en políticas de educación superior y gobierno universitario revisa las transformaciones que tuvieron lugar en las últimas tres décadas hasta llegar al conflicto universitario de fin de siglo. La investigación se inicia con la gestión de Pablo González Casanova, quien gobernó la universidad de mayo de 1970 a diciembre de 1972. Casanova Cardiel recuerda que ya desde su discurso de toma de posesión, el 6 de mayo de 1972, el rector describió el punto medular de lo que sería su aspiración de universidad: una reforma basada "en la democratización de la enseñanza, como apertura de los estudios superiores a números cada vez más grandes de estudiantes".

Dicho concepto, que incorporaba la demanda de diversos grupos sociales, apunta el analista, se tradujo en los hechos en la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y del Sistema de Universidad Abierta (SUA). Con un proyecto de verdadera innovación educativa, González Casanova "señalaba la necesidad de cambiar el concepto mismo de la universidad como tarea concreta e iniciar un proceso de 'desclaustración' en el cual al recinto escolar tendría que ser complementado con '...la fábrica-escuela, el hospital-escuela, la biblioteca-escuela, el hogar-escuela'".

El CCH, "aprender a aprender"

En la presentación de la iniciativa del CCH, cuyo modelo de formación estaba basado, en palabras de González Casanova, en "el aprender a aprender", se hacía referencia a una demanda en el país de 10 millones 88 mil jóvenes, de los que sólo 2 por ciento para 1970 tenía acceso a la educación superior, establece Casanova Cardiel, integrante del Sistema Nacional de Investigadores.

En cuanto a las unidades que integraría el SUA, añade, "se planteaba una gran potencialidad de crecimiento y de atención a la demanda. Se pretendía que la UNAM se acercara a los centros de producción y de servicios fomentando la creación de casas de cultura y centros de estudio en municipios, delegaciones, asociaciones, ejidos y sindicatos".

La reforma académica, del gobierno y la administración y de la difusión cultural planteada por González Casanova, para quien la defensa de la autonomía universitaria constituyó un aspecto medular de su gestión, fue detenida. El especialista refiere algunos hechos que formaron parte de la conflictiva tanto "interna" como "externa" en aquellos años, como la toma de la rectoría por dos individuos de apellidos Castro Bustos y Falcón, y la huelga de los trabajadores universitarios.

González Casanova -quien durante toda su trayectoria se ha manifestado por la vía pacífica para solucionar las diferencias- renunció a su cargo. "La prematura salida del rector demuestra problemas de fondo entre su concepción de universidad y la del gobierno federal", resume el experto.

La llegada a la rectoría de Guillermo Soberón (quien se mantuvo por dos perimural_rivera_unam1odos: 1973-1977 y 1977-1981) representó la marcha atrás y el distanciamiento de las acciones emprendidas por su antecesor. En relación con la expansión de la matrícula -eje fundamental de la gestión de González Casanova- Soberón expresaba que el crecimiento del número de estudiantes constituía el origen de "...serias dificultades para el eficiente desempeño de nuestras funciones", cita el experto. Es en esa administración cuando se fija en 40 mil plazas el ingreso a la educación media superior.

En tal sentido, agrega, "la definición de la nueva política de admisión estuvo fundada en la planeación, la cual brindaba argumentos para racionalizar el acceso a la universidad". Así, la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP), que constituye la "principal obra de la gestión soberonista", se inscribe en la "tendencia gubernamental de creación de nuevas instituciones en las que predominaba un esquema modernizante" en el sentido de diseñar modelos de descentralización.

La ENEP integró características que respondían al "modelo oficial" de modernización: su carácter descentralizado, además de contener el crecimiento del campus universitario, dispersaba geográficamente a la comunidad. Otra líneas que definen a este gobierno es la "expansión de la estructura burocrática" y un "mayor acercamiento ante el gobierno federal", establece.

En el periodo de Octavio Rivero Serrano -de 1981 a 1985- "la vida universitaria estuvo definida más por la atención a procesos en marcha que al establecimiento de proyectos nuevos", apunta Casanova Cardiel. A Rivero Serrano, expone, le tocaría "pasar del entusiasmo petrolero a la crisis económica nacional y el impulso inicial de las políticas de restricción financiera hacia el sector social.

"Así, la educación superior, y de manera concreta la UNAM, entraba en una fase que se caracterizaría por la disminución de la oferta hacia los estudiantes mediante el establecimiento de controles de admisión, por la contención salarial y por la incorporación de planteamientos discursivos que buscaban sustentar las políticas que comenzaban a imponerse."

En especialista enfatiza que las propuestas en la materia planteadas por el gobierno de Miguel de la Madrid encontraron respuesta en la administración riverista. Sin embargo, planteamientos como el plan rector de desarrollo institucional se quedaron en intentos, pues la Junta de Gobierno no se pronunció por él para un segundo periodo.

Su sucesor, Jorge Carpizo -al frente de la rectoría de 1985 a 1989- profundizó "los procesos de planeación y evaluación". La investigación fue un punto de especial interés: la Ciudad de la Investigación de la UNAM, en Cuernavaca, fue inaugurada. También se ampliaron los consejos técnicos de la investigación con la representación del personal académico, establece el especialista en su estudio, incluido en el libro La universidad de México, un recorrido histórico de la época colonial al presente.

Sin embargo, la huelga estudiantil de 1987 pesaría más en la memoria que se tiene de esta administración. Carpizo impulsó un paquete de medidas entre las que estaban el incremento a las cuotas y mayores requisitos para acceder al bachillerato, planes que encontraban "correspondencia con algunas de las estrategias planteadas en los documentos gubernamentales de planeación". La respuesta masiva de los estudiantes en contra de tales iniciativas llevaría al inicio de una huelga que tuvo como solución la suspensión de las modificaciones a los reglamentos y la realización de un congreso. Al concluir su cuatrienio, Carpizo declinó contender para un segundo periodo.

El plan del siguiente rector, José Sarukhán -quien se desempeñó en tal cargo de 1989-1993 y de 1993 a 1997- estaría centrado "en la llamada academización de la universidad", en el que la "excelencia" era uno de sus referentes. Otro lineamiento de esa administración era la "necesidad de diversificar las fuentes de financiamiento".

Pese a que en la mesa respectiva del congreso de 1990 no fue aprobada la alza de cuotas, "en marzo de 1992 las autoridades universitarias sostenían que un nuevo proceso de consulta a la comunidad arrojaba como resultado un pronunciamiento en favor de un incremento diferenciado de las colegiaturas en los distintos niveles". Tres meses después, "entre numerosas muestras de oposición el rector anunciaba la suspensión de su proyecto de reforma". La gestión de Sarukhán, sintetiza el investigador, "representaría la adecuación de la UNAM a los planteamientos hegemónicos en materia educativa superior, tanto del orden nacional como internacional".

Este proyecto, impulsado desde años atrás, cobraría nuevo impulso en la gestión de Francisco Barnés de Castro, quien empecinado en sacar la iniciativa provocó la huelga estudiantil más larga de la historia de la máxima casa de estudios.

El conflicto universitario de 1999-2000, concluye Casanova Cardiel, "dejó importantes efectos que aún constituyen un enorme reto para toda la comunidad universitaria". Después de todos estos años de llevarse a cabo un "esquema de modernización conservadora" -a excepción del modelo de universidad de Pablo González Casanova- es el turno de un proyecto de una casa de estudios más democrática, destaca el especialista.

Con Juan Ramón de la Fuente "hay mensajes que permiten intuir que el rector está interesado en un planteamiento de este tipo. Sin embargo, falta la aplicación de medidas concretas para que se lleve a la práctica".

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