300 ° DOMINGO 21 DE SEPTIEMBRE  DE 2003
Zapatero a tus zapatos...si aún los puedes fabricar
La industria del
desempleo

DANIELA PASTRANA

La industria del calzado en Guanajuato, donde se producen seis de cada 10 zapatos que se hacen en el país, tocó fondo. El escenario más optimista es que sólo un tercio de las empresas sobrevivirán a la crisis. El pesimista, que sólo 3% lo logrará. El drama de los zapateros bien sirve para entender el “resurgimiento” del PRI en las pasadas elecciones, pero sobre todo, muestra las perversiones de un modelo que deja todo al mercado


Contrabando chino. Mamá yo quiero saber, de dónde son los zapatos.
Fotografïa: Mario Armas

PURISIMA DEL RINCON, GUANAJUATO.- La plaza de esta localidad de 55 mil habitantes es una estampa del desempleo. Es mediodía de un viernes y decenas de jóvenes y adultos, hombres en su mayoría, cuentan las horas en las bancas del jardín.

"No tienen nada qué hacer", dice en tono suave, como si le cansaran las palabras, Nicolás García, el director de desarrollo económico municipal. Es un hombre grandote, blanco, que habla sin muchos rodeos. "Esta crisis la vimos venir y no hicimos nada. A Vicente Fox le tocó bailar con la más fea". Purísima y San Francisco, la tierra de la familia Fox, son pueblos vecinos, separados apenas por unas calles. Los dos tienen tradición industrial.

Hace muchos años hacían sombreros, por eso la imagen emblemática de San Francisco del Rincón –San Pancho, como le dicen aquí– es la glorieta del tejedor. Pero desde hace dos generaciones se dedican a la elaboración de calzado deportivo, una industria que hoy vive sus días más negros.

En la avenida que cruza San Francisco es fácil ubicar bodegas cerradas y locales en renta. Los talleres familiares están trabajando al 40% de su capacidad. Para no quedarse a matar el tiempo en la plaza, los trabajadores se van al norte. Jaime Verdín, ex presidente de la asociación de empresarios de San Francisco del Rincón, resume la situación: "Tocamos fondo".

San Pancho y Purísima están atrapados en un problema mayor: la crisis de la industria del calzado.

El escenario más optimista de los zapateros de Guanajuato –que producen 55% del calzado nacional– es que sólo un tercio de las empresas sobrevivirán a esta crisis. El pesimista, que sólo 3% lo logrará. (Es decir, las empresas más grandes).

"Más bien me sorprendería que sobreviviera la industria", ironiza el economista Jesús Batta.

"Va a haber una poda, pero tenemos tiempo de corregir", opina por su parte José Antonio Salim Alle, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado en el estado (CICEG).

"Más que desaparecer, creo que se va a transformar", matiza Ramón Imperial, director general de la Caja Popular Mexicana.

¿En qué? ¿Cuál va a ser el impacto de la "poda"? Nadie sabe.

Por lo pronto, los guanajuatenses tienen motivos para el pesimismo. La industria del calzado sustenta el 40% de la economía estatal y si bien no es una crisis nueva, los niveles de producción de los últimos tres años registran niveles menores a 1995, año en el que el país padeció el "error de diciembre".

Esta es, quizá una de las claves para entender los resultados electorales de julio pasado. Porque entre muchos otros lugares que el "revitalizado" PRI recuperó están estos dos municipios guanajuatenses, donde bien se quiere a Vicente Fox.

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Hasta la época de Carlos Salinas, los zapateros de Guanajuato, la mayoría asentados en León, no habían visto señales de peligro.

Batta recuerda que incluso en la negociación del Tratado de Libre Comercio, Salvador Sánchez, entonces presidente del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado y dueño de Calzado chavita, promovió que se permitiera todo tipo de piel curtida y que empezara a recortarse sólo la de origen mexicano. "El problema es que en México no hay una cultura de cuidar la piel, entonces, el calzado en México tiene una merma de 40%", explica.

Ya entonces comenzaban los problemas con las importaciones asiáticas. El ingreso, en 1992, de calzado chino –estimado entonces en 42 millones de pares– provocó la primera crisis y orilló al gobierno federal a establecer un arancel compensatorio (impuesto de importación) de más del mil por ciento.

Con Salinas, y después con Ernesto Zedillo –explica Batta– la mano de obra mexicana comenzó a encarecerse en comparación con la mano de obra china, donde los obreros trabajan en condiciones infrahumanas, en buena medida porque no se devaluó el tipo de cambio. A eso se sumó que los fabricantes chinos encontraron alternativas para evadir el arancel: comenzaron a triangular y reetiquetar sus zapatos desde Estados Unidos y Centroamérica, en el mejor caso, o a introducirlos al país de contrabando.

En menos de 10 años, la próspera industria del calzado de León se fue a pique.

"Las prácticas desleales son permitidas en el modelo aplicado", dice Batta. "Hay sanciones, pero después de un largo proceso jurídico al que nadie se quiere meter. El problema del gobierno es que no tiene una política industrial no sólo en el calzado, y eso es lo primero que tiene que hacer si quiere aterrizar al mercado interno", continúa el economista.

¿Qué implica eso?

Estímulos fiscales, para empezar.

"Hay una evasión fiscal de 60% en la industria del calzado. Si registras a tus trabajadores al IMSS ya no sales con las cuentas. Pero para los exportadores es muy difícil evadir, porque el modelo se hizo para exportar, es un círculo vicioso", explica Batta.

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No en vano a León le dicen "la capital mundial del calzado".

Aquí se producen seis de cada 10 pares de zapatos fabricados en el país. (El segundo estado productor es Jalisco, con 23%, y luego la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, con 15%).

En los buenos tiempos, Guanajuato llegó a tener casi 4 mil empresas manufactureras. Ahora hay alrededor de 2 mil 500. (Sólo en lo que va de este año han cerrado más de 400). De ellas, 82% son pequeñas y medianas empresas, 10% son medianas y sólo 6% son grandes fábricas, como Emyco o Flexi.

La industria representa 60% de la economía leonesa y 40% de la economía estatal. De ahí lo pavoroso de los números.

Veamos.

Según reportes de la CICEG, la producción nacional del calzado pasó de 280 millones de pares a principios de los noventa a 210 en 1999, 190 en 2000, y 170 el año pasado. (La estimación para este año es de 150 millones).

Pero eso no es lo peor.

Después de la crisis de 1995, la industria se recuperó y mantuvo sus exportaciones sobre los 20 millones de pares.

Para 2000, sin embargo, las exportaciones bajaron a 16.6 millones y ya no hubo marcha atrás. La cifra cerró el año pasado en poco menos de 11 millones y hasta junio de este año no había llegado a 5 millones y medio.

Las importaciones, en cambio, fueron en aumento: de 5 millones y medio en 1996 pasaron a 10.2 millones en 2000 y 23 millones y medio en 2002.

La crisis alcanzó a la industria de la curtiduría, que después de 100 años de tradición está en proceso de extinción. De 800 tenerías que había en la región quedan 641 y trabajan al 40% de su capacidad. (El Universal, 7/09/2003).

¿Las razones? Introducción ilegal de pieles argentinas y brasileñas, reducción en el consumo de materia prima de la industria zapatera y el contrabando de calzado y cortes de China.

"Hay mucha incertidumbre y miedo, porque la industria del calzado es la actividad vertebral de la ciudad", dice Ramón Imperial. A través de las cajas populares (en León hay 24 sucursales), que funcionan mediante un esquema de cooperativas, Imperial puede tener un pulso muy acertado del sentir de los empresarios.

"Es curioso –dice– porque con las grandes crisis normalmente la gente voltea a las cajas populares. Lo vimos en 1982, en 1987 y en 1995. Pero ahora incluso nosotros estamos teniendo problemas para cumplir las metas".

La sucursal San Juan de Plaza Coecillo León, ubicada en una zona de gran influencia entre empresarios de calzado, por ejemplo, reporta importantes atrasos en el pago de préstamos de los socios.

Con todo, Imperial no ve el escenario catastrófico.

"Al final la gente se las ingenia. Me parece muy difícil que vaya a desaparecer la industria, en todo caso se va a transformar".

En Purísima y San Francisco, donde la intensidad migratoria ya es alta, la crisis sí es una catástrofe, pues 80% de su economía depende del calzado.

"Los industriales nunca nos preparamos para esta situación, la veíamos venir y no nos capacitamos, no nos integramos, no hicimos nada", dice Nicolás García.

Ahora hay una especie de efecto dominó: algunos fabricantes han optado por adquirir insumos asiáticos para enfrentar su propia crisis. "Les importa su comercializador, no sus proveedores, pero ¿qué va a pasar en un año, si el propio importador nacional se está encargando de matar la fuente de empleo?"

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Ilustración de José HernándezEn mayo de 2001, ya con Vicente Fox en el gobierno, los curtidores exigieron al gobierno federal el cierre de las fronteras para el mercado del cuero. "No entendemos, el enemigo lo tenemos afuera y aquí adentro le ayudan más que a nosotros", alegó entonces el líder de los curtidores, David Haro.

Los zapateros, por su parte, llevaron al Senado un punto de acuerdo en la Cámara Alta para atacar el contrabando. (Se estimaba que por cada par de zapatos que entra legalmente a México, ingresan tres de manera ilegal). "Las señales son muy claras –advirtió el panista Ricardo Alanís, promotor del acuerdo–, el desarrollo empresarial se encuentra estancado".

¿La crisis afectó los resultados electorales?

Ysmael López, presidente de la Asociación de Empresarios de San Francisco del Rincón, se toma su tiempo para responder. "Yo creo que sí –dice por fin–. No sólo lo que vivimos nosotros, sino lo que está pasando en el país. Y aquí lo que se pensaba es que necesitábamos más apoyo y no se veía".

Es curiosa la gente aquí. El sentimiento de que el presidente "no ha hecho nada por la casa" es inevitable en cada plática, pero al mismo tiempo hay una suerte de fe, o confianza si se prefiere, en el hombre de las botas.

"En Purísima hubo fraude, como en los viejos tiempos, y en San Pancho fue que el presidente municipal hizo mal las cosas", dice, por ejemplo, el taxista Rogelio Ramírez, para explicar el resultado electoral.

En la capital ocurre algo similar. Los leoneses tienen muy claro que si el PRI le dio un susto al PAN es porque el candidato priísta fue Eliseo Martínez, empresario de tradición que salió del PAN después de que no lo dejaron ser candidato a gobernador hace tres años, no porque la gente hubiera castigado a Vicente Fox.

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Si en Guanajuato justifican la inmovilidad del gobierno frente a la crisis, en otros estados no son tan consecuentes.

Eduardo Huber Flores, presidente de la cámara de la Industria del Calzado en el estado de Jalisco, es duro en su juicio: "No estamos aferrados a un proteccionismo, pero se necesitan alternativas para los industriales ¿Tenemos esas alternativas? No. Y mientras no haya se tiene que proteger al sector".

"Necesitamos una reforma legal, que se tipifique el contrabando como crimen organizado. México ha sido el país más abierto y más correcto de todos. Somos ingenuos, damos facilidades para la inversión a cambio de qué. ¿Quién puede vender en Estados Unidos o en otros países que ponen barreras arancelarias?"

Hace unos meses la subsecretaria de Economía, Sara Ruiz, de plano desahució a la industria del calzado.

Ahora, de visita en Guanajuato para inaugurar la feria más importante de piel, la funcionaria federal admite que se equivocó y anuncia que hay 12 "sectores prioritarios" para el gobierno, entre ellos el calzado y el cuero. Esa parece ser la tónica del discurso post informe presidencial. (Días después, su jefe, Fernando Canales, se olvidó de sus intenciones de tener un tratado de libre comercio con China y junto con el propio Vicente Fox criticó duro las condiciones laborales del país asiático).

Otra señal positiva para los leoneses son los operativos policiacos efectuados en Tepito, en el corazón de la ciudad de México, donde según los empresarios va a dar 60% del calzado chino de contrabando.

"Se están poniendo las pilas y hemos recobrado un poquito de confianza", dice Jaime Verdín, aún sin demasiado entusiasmo.

Pero si bien China es el mayor problema de los zapateros, no es el único.

El zapato de lujo, por ejemplo tiene su mayor competencia en Brasil, donde según Salim Alle "también hay un dumping disfrazado".

El calzado mexicano tiene dos problemas atribuibles a los empresarios: el diseño y los tiempos de entrega, donde se pierde la ventaja geográfica sobre China y Brasil. Fábricas grandes, como Flexi, incorporaron apenas este año el diseño digital, que agiliza los tiempos de producción y se usa en el mundo hace 10 años.

Responsabilidades aparte, la crisis del calzado ilustra bien las perversiones del sueño globalizador de las últimas tres administraciones.

"Vendíamos más cuando el país no presumía de ser el que mayor número de acuerdos de Libre Comercio ha firmado en el planeta", escribió hace unos días el economista Alberto Barranco (Reforma, 9/09/2003).

Su juicio es terrible: mientras el año pasado México disminuyó sus exportaciones en 5 mil 600 millones de dólares, el resto de las naciones "con etiqueta de potencia en la materia", aumentaron su potencial en márgenes mínimos de 3%. El plus, claro, lo tuvieron los países asiáticos con aumentos del 15 al 22%.

¿Recesión mundial?

"Entre 2000 y 2002 –señala Barranco–, la balanza comercial con la Unión Europea registró un déficit de 11 mil 224 millones de dólares, en Asia alcanzó 24 mil 243 millones, en tanto, con Africa el desbalance entre lo que vendemos y compramos llegó a 334 millones. Y aunque los teóricos insisten en que el mercado natural de México lo constituye América Latina, el déficit comercial con los países de Sudamérica se incrementó el año pasado en mil 736 millones de dólares, para alcanzar un global de 2 mil 864 millones".

A pesar de la crisis, las 30 economías mundiales siguieron comprando. "México no pudo o no quiso". Por lo pronto, hay que borrar del inventario del país 3 mil 777 empresas exportadoras. Una merma de 12.28%.

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"A cualquiera que llegara a la silla presidencial le hubiera pasado –dice Nicolás García, con la vista fija en la plaza–. Esto iba a llegar desde que firmamos tratados de libre comercio".

¿Y qué va a pasar en 2006, cuando se eliminen los aranceles a las importaciones chinas?

"El gobierno debe ser más rígido, menos hospitalario en las negociaciones –dice Salim–. Con Europa no hemos ganado nada y con Estados Unidos nos hemos convertido en su gran maquiladora, pero sin ningún compromiso de su parte. Tenemos que buscar nichos de mercado porque si nos ponemos a competir con artículos de a dos o tres dólares nunca lo vamos a lograr".

Guanajuato es altamente competitivo en zapato ortopédico e industrial, botas vaqueras y mocasines. También tiene un amplio mercado en zapato de hombre y exclusivo (de diseño o hecho a la medida).

Pero por más estrategias industriales que se apliquen, no todos van a llegar al 2006. Eso es algo que todos aquí saben. O quizá sí, como dice un reportero local, entre broma y veras: "Van a terminar vendiendo zapato chino".


Perdidos en el desierto

Iban a reunirse con su hermano en California, pero nunca llegaron. Marco Antonio y Félix Saldaña López desaparecieron en el desierto el 25 de junio y desde entonces nadie sabe de ellos. Decidieron arriesgarse luego de que la severa crisis que atraviesa la industria del calzado los obligara a reducir sus jornadas de trabajo. Ellos son dos ciudadanos de los que migran “por factores culturales”, si nos atenemos a lo que sostiene Juan Carlos Romero Hicks, gobernador de Guanajuato

MARCO ANTONIO SALDAÑA LOPEZ  habló por teléfono con su esposa, Rocío Segoviano. Le dijo que estaba en Altar, Sonora, junto con su hermano Félix, y que ya se iban a meter al desierto. Tenían que caminar 12 horas y luego tomar un autobús a California, donde los esperaba su hermano Ramón. Salían a las dos de la tarde de ese mismo día, el 25 de junio.

Fue lo último que sus familiares supieron de ellos.

Los hermanos Saldaña López nunca llegaron a su destino, pero tampoco regresaron a su casa en Jalpa de Cánovas. No están reportados por las autoridades fronterizas como detenidos ni hospitalizados.

Simplemente, desaparecieron en el desierto.

Lo más que ha llegado a saber su madre, Florentina López Martínez, después de más de dos meses de diligencias, es que Marco Antonio ya no pudo caminar y Félix se quedó a acompañarlo. Estaban cerca de un rancho.

Eso lo sabe por Sebastián, un joven de Guadalupe –comunidad de San Francisco del Rincón– que iba con ellos y fue el último que los vio.

“No he hablado con él, pero eso es lo que le dijo a sus padres. Que Marcos ya no quiso caminar y que él (Sebastián) se fue siguiendo a unas vacas y llegó a un rancho, donde se desmayó. Cuando recobró la conciencia estaba en el hospital y cuando quiso regresar por ellos ya no supo cómo”.

Por alguna razón que la mujer no tiene claro, Sebastián no fue deportado, como otros de sus compañeros de viaje. (En total, fueron 82 personas las que el 23 de junio salieron en grupo de distintas localidades de Guanajuato con la idea de llegar a Estados Unidos).

El sábado 28, la familia de Sebastián le avisó a otro hijo de Florentina que vive en Guadalupe que sus hermanos estaban perdidos en el desierto.

Dos días después, la madre se entrevistó con Susana Guerra Vallejo, directora general de Atención a Comunidades Guanajuatenses en el Extranjero, quien entonces le aseguró que comenzaría una búsqueda en centros de detención, cárceles, hospitales, departamentos del sheriff, buró de Aduanas y Protección Fronteriza de los puertos de entrada de San Luis, Arizona y del sector de Yuma.

Hasta ahora no han encontrado nada.

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En campaña, Vicente Fox no pudo tener declaración más desatinada que aquella en la que habló de mandar jardineros bien capacitados a Estados Unidos. Sobre todo, porque Guanajuato, el estado en el que fue gobernador, es una de las entidades con altísimos niveles de migración.

Hasta ahora, oficialmente se calcula que una cuarta parte de su población (alrededor de un millón y medio de guanajuatenses) vive en Estados Unidos.

La cifra, empero, seguramente aumentará con la crisis de la industria del calzado, que sustenta el 40% de la economía estatal.

Jalpa de Cánovas, de donde son originarios los hermanos Saldaña López, es una comunidad del municipio de Purísima del Rincón. Como la mayoría de la gente aquí, subsistían de la industria del calzado.

Marco, de 26 años, casado y con un hijo de tres años, trabajaba en una fábrica de zapatos de la colonia El Carmen; Félix, de 16, trabajaba en Suelas del Rincón.

Eran rebabeadores de suelas.

Con la crisis, las empresas redujeron horas y días de trabajo. Félix ganaba 500 pesos por tres días de trabajo a la semana y Marco Antonio 700 por seis.

Decidieron irse al norte a probar suerte. Después de todo, su hermano Ramón ya radicaba allá desde seis meses atrás y no le había ido mal.

Los hermanos contactaron a Juan Ramírez, El Chaparro, quien es, digamos, el pollero del pueblo. El mismo había ayudado a pasar a Ramón y a Erik, un sobrino de Florentina.

En esta ocasión iba a cobrar 11 mil pesos a cada uno de los hermanos, a quienes junto con el resto del grupo llevó hasta Abasolo.

Ese fue el problema, piensa ahora la madre.

“No los cruzó él, se los dejó a otros polleros en la frontera. Es lo que no entiendo, ¿por qué cuando vieron eso no se regresaron?”

Según la reconstrucción que ha hecho Florentina, estos polleros, conocidos como Los Michoacanos, dividieron el grupo en pequeñas unidades que iban conducidas por un guía.

Y hasta ahí. Florentina no sabe más del guía que llevaba a sus hijos y El Chaparro está desaparecido.

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Después de dos meses, lo único que Florentina tiene es la promesa de Susana Guerra de que los están buscando. Hace dos semanas, su compadre, José de Jesús Orozco, viajó con sus propios recursos a Sonora para tratar de encontrar alguna pista. Busco a Los Michoacanos y le dijeron que sí trabajaban en la zona pero que no estaban ahí.

Luego repartió carteles con las fotografías de los hermanos y el teléfono de Florentina en Jalpa de Cánovas. Pero entonces empezaron a recibir llamadas avisando de un presunto secuestro y pidiendo 300 mil pesos de rescate.

Orozco también habló con los responsables del grupo Beta y con el cónsul en Nogales, quien le dio la única pista: dos detenidos que podrían coincidir con sus características, aunque tenían registrados otros nombres.

Prometió investigar.

Desde entonces, Florentina ha llamado cuantas veces ha podido al cónsul para saber que pasó, pero ni siquiera le toma las llamadas.

“Ya no sé ni qué pensar– dice ahora–. Quisiera ir yo misma a buscarlos al desierto. La única esperanza que tengo es lo que me ha dicho el presidente municipal (Miguel Márquez), que mientras no los encuentren muertos es que hay esperanza”.

Veracruzana de nacimiento, Florentina ha vivido en Jalpa desde los tres años. Aquí nacieron sus 12 hijos. Es una mujer fuerte, que trabaja como empleada doméstica y hace cinco años decidió dejar a su marido porque le daba un trato “de animal”. Sin embargo, la desesperación y la incertidumbre han hecho merma en su ánimo.

“Hace un rato estaba en la iglesia y me acordé de lo que dijo el cura: que cuando queremos que Dios nos haga milagros no lo encontramos y cuando no queremos ni nos acordamos de rezarle. Es la verdad. Yo ahorita sólo quiero saber, lo que sea, pero saber”. (Daniela Pastrana)