![]() DESEO Y MUERTE (I) Para Xavier Villaurrutia, sobre las tareas de promoción, los ensayos, las notas y reseñas, las obras de teatro, la cátedra en el inba, los viajes, la estancia en Connecticut y las conferencias, estaba la poesía como vocación esencial, como obsesión, como un destino asumido con gozo y con desasosiego a la vez: Le pregunté al poeta su secretoHay en este poema juvenil ecos de Bécquer, de Nervo, de Juan Ramón Jiménez y una inquietud manifiesta por averiguar las razones de su quehacer, por desentrañar la esencia de la poesía. Sin duda giraban por su ánimo la definición del romanticismo becqueriano, poesía eres tú y la ampulosa y prodigiosamente exacta definición diazmironiana: Poesía, pugna sagrada, radioso arcángel de ardiente espada, tres heroísmos en conjunción: el heroísmo del pensamiento, el heroísmo del sentimiento y el heroísmo de la expresión. Tal vez pesaba también en su ánimo el deseo de Juan Ramón Jiménez que buscaba una poesía desprovista de lujos superfluos, de inútiles pasamanerías, una poesía desnuda toda para siempre. Ya para entonces sabía que su destino estaba ligado a la poesía y, tal vez guiado por el López Velarde que le inspiró su luminoso ensayo, El león y la virgen, comenzó su cacería de metáforas nuevas, de adjetivos originales: Este viejo breviario que fue de Sor María¿Nuevos ecos en esta búsqueda juvenil? Tal vez Francis Jammes y Francisco González León, el poeta de Lagos de Moreno: Aquella Sor Asunción, aquella hermana de la Caridad que bajo la toca lleva una boca en forma de corazón. Estos ecos van desapareciendo gradualmente y se desvanecen por completo cuando Xavier encuentra su propia voz, su modo intransferible de decir las cosas, de nombrar a los seres de la naturaleza, de enfrentar las realidades de la muerte y de la vida. Por eso tiene razón Alí Chumacero cuando señala que Nostalgia de la muerte es el libro central de la obra de Villaurrutia. Es claro que Rainer María Rilke y don Francisco de Quevedo (Ah de la vida, ¿nadie me responde?) son voces ocultas tras las formas originales ya encontradas por Villaurrutia. No estoy hablando de influencias, esas pesquisas son ociosas e irrelevantes. Estoy hablando de afinidades temáticas. La más palpable es la de un notable poeta ahora casi olvidado, Michael Drayton (Burned in a sea of ice, and drowned amidst a fire). El primer poema es una declaración de principios, una soterrada forma de enunciar una poética o, más bien dicho, un proyecto de libro de poemas: Todo lo que la sombraA lo largo del libro resuenan esas voces y se escuchan los pasos perdidos. El amor, el deseo (la fragancia sin nombre de la piel), las palabras, los ritmos, la forma misma vive en los ojos muertos del poeta, muere en sus labios duros. Se trata de un libro nocturno en el que se alternan los miedos y los gozos, la certeza de la muerte y un agitado anhelo de vivir y de apurar a grandes tragos líquidos terrenales como el amor y el deseo: en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangreY, de repente, la inteligencia y el amor por la forma se sobreponen a la emoción: y mi voz que maduraHe aquí otro ejemplo de inteligencia y una misteriosa afinidad con el García Lorca de Poeta en Nueva York: Cuando los hombres alzan los hombros y pasanHasta llegar al Nocturno en que habla la muerte, poema que resume todo el contenido del libro y en el cual el poeta encuentra su voz definitiva y el equilibrio entre la inteligencia y la emoción: Y al oprimir la pluma,¿Es la mano de su muerte particular?, ¿el misterio medieval de la danza de la muerte?, ¿o es su yo profundo, el otro que nos acompaña? Ya lo decía Juan Ramón Jiménez: Yo no soy yo, soy otro que va a mi lado sin saberlo yo. (Continuará.)
|