Jornada Semanal, domingo 31 de agosto  del 2003                núm. 443

LUIS TOVAR

QUEZADA CINEASTA

Como ningún otro caricaturista mexicano –y acaso mundial–, Abel Quezada dedicó gran parte de su producción a comentar, criticar, analizar, celebrar y deplorar lo que ocurriera en el cine, y más específicamente, el que se hacía en México. Durante cuarenta y dos años, En los diarios Ovaciones, Esto, Excélsior, Novedades, y especialmente por lo que hace a este tema, en Cine Mundial, Quezada publicó cartones cuyos temas fueron el cine y quienes lo realizan, es decir, directores, productores, guionistas, actores, distribuidores, espectadores, críticos...

Como sostiene Alfonso Morales Carrillo en su estupendo prólogo al libro Abel Quezada. El cine, publicado en 1999 por Editorial Planeta, el creador del Charro Matías y don Gastón Billetes perteneció, desde los años cincuenta, "a la gran familia del cine mexicano, específicamente a la sección que agrupa a los noctámbulos periodistas Jaime Luna, Severo Mirón, Carlos Estrada Lang, Carl-Hillos, Carlos Mora, Vicente Vila, Isaac Díaz Araiza, Perla Aguilar y Héctor García". Y no paró ahí la cosa pues Quezada, desde siempre atrapado por el rectángulo luminoso en la sala oscura, "llegó a cumplir su deseo de estar delante de las cámaras", y fue "su querido amigo Alberto Isaac quien lo dirigió las cuatro ocasiones en que fue colega del Indio Bedoya".

Recordado sobre todo por su capacidad de observación y síntesis para llevar a cabo la radiografía del mexicano, o bien para fustigar vía el ridículo a las clases altas, políticas o faranduleras, Quezada empleó similares dosis de ingenio e ironía en sus numerosos y prolongados acercamientos al cine nacional. De nuevo citando a Morales Carrillo, en sus cartones Quezada "critica el doblaje al español de películas americanas; comenta sobre el costo de las entradas a los cines; se burla de quienes, luego de un breve viaje a Los Ángeles, regresaban convertidos en cineastas y amigos de Ingrid Bergman; y, sobre todo, da seguimiento al conflicto sindical que enfrentó a las huestes de Salvador Carrillo, el corrupto secretario general del Sindicato de trabajadores de la industria cinematográfica, contra el grupo que comandaban Mario Moreno ‘Cantinflas’ Jorge Negrete y Gabriel Figueroa".

EL CRÍTICO A LA FUERZA

Que me perdone don Abel, pero todas estas facetas lo convirtieron precisamente en aquello que con tanta cordialidad odiaba: un crítico de cine. Eso sí, uno muy particular, que jamás cayó en aquellos vicios que tanto le disgustaban y que se resumen de modo inmejorable en el cartón que acompaña a estas líneas.

A Quezada le gustaba, y mucho, el cine; por eso era inclemente a la hora de reflejar en sus cartones una realidad que más valía entender a través de la risa. Su visión, su valor para decir lo que pensaba y su capacidad expresiva son atributos poco frecuentes en la crítica cinematográfica actual, por lo menos la que se realiza en México. Quienes nos dedicamos a esto de criticar al cine –como sostenía don Abel que hace la mitad de los mexicanos, pues la otra mitad prefiere quedarse en casa–, haremos bien si aprendemos algo de la contundencia y la gracia quezadianas, pues si por un lado no se trata de pensar que la película es mala porque es mexicana, o que el medio cinematográfico nacional está de la patada porque es el nuestro, tampoco se le hace ningún favor a quien tiene defectos negando que los tiene.