Jornada Semanal, domingo 31 de agosto del 2003          núm. 443
ANGÉLICA
ABELLEYRA
MUJERES INSUMISAS
PATRICIA SLOANE:
ABRIRSE A LA PLURALIDAD DE VOCES

Si algo le apasiona, es otorgar los elementos organizativos para que la creatividad y el talento encuentren su cauce. Ella misma se considera incapaz de producir obra y jugar el papel de artista pero se considera una persona útil en el sentido que facilita a los creadores los canales prácticos que darán sustento al impulso artístico.

Primero a través de la producción de cine, luego como galerista de arte contemporáneo, curadora, dealer y directora de un museo, Patricia Sloane (DF, 1951) ha continuado –ahora por la vía independiente– una labor de promoción cultural con el único fin de combatir la endogamia y la parálisis interna que, dice, vive México en el ámbito del arte; un campo que por desgracia no ha permeado en la vida y la conciencia de este país.

Entusiasta de todas las formas que adopta este universo, llegó a él casi por instinto. De niña le atraían la literatura y los idiomas y tenía cierta proclividad al beat ya que su padre, con formación en Estados Unidos, había heredado los aires irredentos de aquella generación. Y está segura de que su rebeldía procede de la sangre irlandesa paterna que le fomentó una resistencia a seguir reglas y someterse. Por eso, cuando terminó la preparatoria y se casó por breve tiempo, parió dos hijos, se separó y dedicó el tiempo a educarlos y a lograr una estabilidad económica para permanecer atenta a la familia.

A los terrenos del arte ingresó por causalidad, mediante el cine. Entró a un estudio y fue la encargada de dar continuidad a las películas. Durante diez años trabajó en las áreas de producción, postproducción, sonido y edición. Como entonces y también ahora, colaborar con los artistas ha sido su motivación energética primera. Sin embargo, se rebeló claramente al medio cinematográfico y se retiró de él cuando fue encarcelado su mentor, el director Carlos Velo, por órdenes de Margarita López Portillo.

Asidua a la Galería Pecanins y amiga de pintores como Roger von Gunten y Manuel Marín, Patricia se asoció con Sanda Racotta para abrir la galería que adoptó los apellidos de ambas. En 1980 inició el espacio donde integraron tanto a jóvenes artistas sin oportunidades para exhibir como a creadores con trayectoria sólida que garantizaban audiencia y venta. Considera que la Galería Sloane-Racotta "sí dio un nuevo aire al mundo del arte chilango" por quince años, y más que espacio comercial se transformó en un foro alternativo donde circularon artistas de todos los colores: de Adolfo Riestra y Arturo Rivera a Roberto Cortázar y Pierre Alechinsky. Marcos Kurtycz fue uno de sus grandes aciertos; empero, la falta de visión a largo plazo de las galeristas y su despreocupación por la solidez económica del espacio provocó el cierre. No lograron su objetivo de quitar vicios en el ámbito galerístico, como la relación de exigencia entre artista y galerista que acaba por erosionarse cuando no se buscan plataformas alternativas para el beneficio mutuo.

Tras la agridulce experiencia y un año sabático durante el cual puso a prueba su capacidad como vendedora de arte, Sloane entró al mundo de la curaduría en bienales de arte. Hizo mancuerna con Guillermo Santamarina para impulsar la parte operativa de la presencia mexicana en las bienales de Johannesburgo y Estambul. Fue a partir de entonces que alimentó su pasión por crear plataformas de diálogo entre los artistas mexicanos y extranjeros a fin de evitar el aislamiento que nuestro país ha generado en ciertas épocas. Fue también el momento en que Patricia desechó el papel del curador de arte como "figura de poder y detentor de una sola verdad" para aceptar en cambio una tarea curatorial que sea "facilitadora" de una comunicación entre el artista y sus públicos.

No se salvó de la burocracia cultural mexicana pero huyó pronto de ella. De 2001 a 2002 dirigió el Museo de Arte Carrillo Gil y aquel entusiasmo del inicio concluyó al advertir que no existía el supuesto diálogo entre la estructura institucional (INBA/CNCA) y los artistas. Para ella fue claro que los reglamentos coartan cualquier iniciativa de cambio saludable para la vida de un museo y detectó que no existe voluntad desde la cúpula para destrabar lastres.

Optimista fuera ya de esa red, eligió la vía free lance para mantenerse viva. Y cree con vehemencia en los mecanismos gremiales independientes para impulsar la cultura contemporánea. Desde 2000 forma parte del Patronato de Arte Contemporáneo (PAC) donde un grupo de profesionales (galeristas, curadores) impulsa proyectos editoriales y de exposiciones en el rubro, de la misma manera que otro colectivo como Teratoma ha reaccionado con creatividad ante la marginación en que son situados por las autoridades culturales. "No sé si nuestra actitud sea congruente o inteligente; el tiempo dirá. Lo que sí está en la base es la sobrevivencia y la necesidad de mantener el entusiasmo y la energía", concluye quien a cada instante refresca su mirada para encontrarse abierta a la pluralidad de voces que no siempre encuentran eco en el rompecabezas artístico en México.