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México D.F. Viernes 29 de agosto de 2003

Leonardo García Tsao

Apocalipsis al rato

Imprevisible caso el del director inglés Danny Boyle. Después de su infortunada experiencia hollywoodense -Una vida sin reglas (1997) y La playa (2000)-, uno se adelantaba a dar su carrera por perdida y suponer como chiripa las virtudes de Transpoitting. Sin embargo, ha sabido frenar a tiempo el declive. En un proceso de depuración de todo lo que Hollywood implica, hace un par de años realizó en su tierra dos largometrajes en video digital, uno de los cuales, Vacuuming totally nude in paradise marcó el inicio de su reivindicación. Con su conocido estilo hiperactivo y rebuscado, el cineasta narraba el desempeño abusivo de un porcino vendedor ambulante de aspiradoras como una corrosiva puesta al día de La muerte de un viajero. (La cinta ha pasado varias veces aquí en el canal de cable Cinemax y es muy recomendable).

Su más reciente largometraje, Exterminio, señala un cambio interesante de tono y de género al incursionar en el terreno del horror apocalíptico. Cuando unos activistas defensores de animales intentan liberar a chimpancés de su cautiverio en un laboratorio, se desata el contagio inmediato de un virus que convierte al infectado en una bestia rabiosa. El título original sirve también de intertítulo: 28 días después, Londres se ha convertido en una ciudad fantasma; sus habitantes han muerto o emigrado a otro sitio. Un puñado de sobrevivientes -Jim (Cillian Murphy), Selena (Naomie Harris), Frank (Brendan Gleeson) y su hija adolescente Hannah (Megan Burns)-, escucha un mensaje por radio que anuncia un refugio al noreste de Manchester y decide aventurarse a encontrarlo. En realidad, se trata de un cuartel militar improvisado en una mansión, bajo el comando del mayor Henry West (Christopher Eccleston). La situación se vuelve tensa cuando los soldados ven en las dos jóvenes mujeres la oportunidad de perpetuar la especie.

La referencia a la obra de George A. Romero es ineludible. De hecho, Exterminio podría considerarse un remake británico y no oficial de El día de los muertos vivientes (1985), la tercera de la fundamental trilogía (ahora disponible en México en un DVD de la marca Zima, por cierto). Como en ella, la película de Boyle inicia en una ciudad desierta y sus principales personajes convergen en un establecimiento militar, donde los soldados son tan temibles como los infectados. Incluso hay también un monstruo capturado para estudiar su conducta.

Boyle participa de la temática de Romero pero no de su sentido satírico, o su gusto por el Gran Guiñol. Filmada en video digital en su mayor parte, Exterminio apuesta por un tono sobrio y realista. No obstante la multiplicidad de ángulos y de cortes de edición, la película recrea la sensación de estar viendo el mismo montaje de tomas documentales de hechos terribles de su inicio. Hay violencia en un sentido visceral pero no gráfico. La edición en staccato sugiere la brutalidad de las acciones sin mostrarlas (es de suponer que el aficionado al gore se quedará con una sensación de coitus interruptus; aquí no hay amputaciones ni destripamientos, si acaso algunos vómitos de sangre).

Como siempre, la sugerencia resulta mucho más poderosa que la obviedad. En la primera media hora de Exterminio, Boyle consigue los momentos de mayor madurez cinematográfica de su carrera hasta ahora, por su capacidad de representar el horror con elementos mínimos. Hay incluso un cariz de poesía siniestra en esas tomas de una ciudad desolada, apenas perturbada por los ataques aislados de los contaminados. El momento más escalofriante ocurre cuando los héroes intentan atravesar un túnel atestado de vehículos en ruinas, y una invasión de ratas anuncia una amenaza, misma que se confirma con la sombra de monstruos en furiosa persecución. Esa es materia prima para una pesadilla urbana. (Curiosamente, varios críticos -por reflejo condicionado romeriano- han llamado zombis a los infectados cuando en realidad no se trata de cadáveres resucitados. Son seres vivos que han perdido su condición humana a causa del virus, pero no su rendimiento físico; no se mueven arrastrando los pies sino corriendo a gran velocidad).

Exterminio reduce su intensidad una vez que se entabla la lucha contra los soldados. Con sus lujosos decorados y objetos de arte, la mansión ofrece un contradictorio escenario para una última batalla por sobrevivir. Es un irónico apunte sobre el fin de la civilización occidental, insinuador de que Boyle también ha estudiado la obra de Kubrick. (El oportuno uso de la música en contrapunto apoya esa suposición).

Aunque la película concluye con un final improbablemente feliz, la versión exhibida en México brinda una resolución alternativa después de los créditos, bastante más acorde con el tono pesimista de su narrativa. Pero lo más esperanzador es la recuperación profesional de Danny Boyle.

EXTERMINIO

(28 Days Later...)

D: Danny Boyle/ G: Alex Garland/ F. en C: Anthony Dod Mantle/ M: John Murphy/ Ed: Chris Gill/ I: Cillian Murphy, Naomie Harris, Megan Burns, Brendan Gleeson, Christopher Eccleston/ P: DNA Films y The Film Council para Fox Searchlight Pictures. G. Bretaña, 2002.

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