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México D.F. Lunes 18 de agosto de 2003

Iván Restrepo

A cuidar el agua en Oaxaca

El viernes pasado se firmó en la ciudad de Oaxaca el acta constitutiva del Foro Oaxaqueño del Agua. Se trata de un grupo de información, consulta, planeación y concertación para proteger y restaurar los procesos naturales de los que depende el agua en los valles centrales de dicha entidad y mejorar así el bienestar de sus pobladores.

Desde hace más de un año, organizaciones de la sociedad civil empezaron a reunirse para sumar esfuerzos de los sectores social, público y privado con vistas a ayudar a resolver el problema del agua. El éxito de la iniciativa se plasma ahora con la participación de más de 40 organizaciones sociales, organizaciones no gubernamentales, centros de investigación, grupos privados e instituciones de los tres niveles de gobierno. Todos reconocen que el agua es fuente de vida y cultura, factor básico para el bienestar de la sociedad y no un recurso ilimitado que puede malgastarse o dejarse en manos del mejor postor.

Este foro no puede ser más oportuno ante el mal uso que se hace en Oaxaca de tan vital elemento. Indisolublemente ligado a los bosques y selvas, éstas disminuyen cada año por la acción de los talamontes, la falta de planificación de los recursos naturales, la corrupción pública y privada, y la destrucción de áreas boscosas que por necesidad hacen los habitantes del medio rural. Esa actitud negativa se expresa ahora en cambios dramáticos: sequías prolongadas, enfrentamientos violentos entre comunidades por hacerse de las fuentes de agua, inundaciones que arrasan con vidas y bienes y provocan epidemias.

La ciudad de Oaxaca y los valles centrales ejemplifican lo que está pasando: la que fuera llamada la Verde Antequera arrasa su entorno rural a razón de mil hectáreas anuales. Las consecuencias están a la vista: pérdida de monte y cultivos, desecación, desintegración social y productiva de las comunidades vecinas. Asimismo se ha ido perdiendo la relación histórica de buen uso del agua al grado de caer en el absurdo de traerla de lejos, almacenarla y distribuirla a alto costo económico, social y ambiental.

En la red de distribución se pierde por fugas una tercera parte del agua inyectada al sistema de abastecimiento. Además, mientras los más pudientes malgastan la que llega a sus hogares o negocios, otros miles disponen apenas de la indispensable para sobrevivir y la reciben de mala calidad.

Por lo que toca a las aguas negras, no reciben tratamiento alguno, por lo que van a dar a ríos y arroyos, causando serios daños económicos, ambientales y a la salud pública. Por eso el río Atoyac, que atraviesa Oaxaca, es uno de los más contaminados del país. No hay plantas eficientes de tratamiento y menos una política de reutilización del agua por la industria, los servicios y los asentamientos humanos. Y mientras la lógica exige el uso racional del agua, así como conservar y enriquecer los sitios donde nace, aparecen costosos proyectos de ingeniería para surtir las áreas urbanas, recurriendo a la expoliación y el agotamiento de caudales lejanos.

Existe, por ejemplo, el plan de hacer un gran agujero en la sierra Juárez y a través de él traer a la ciudad un metro cúbico de agua por segundo. El costo inicial de las obras suma más de 600 millones de pesos. Pero con menos recursos se resolvería el problema actual y la escasez futura: si se capta y utiliza bien el agua de lluvia de la región, si se establece una política de tolerancia cero a los deforestadores de los bosques de las serranías, si se realiza una política de reforestación en que participen activamente comunidades rurales y sectores público y privado.

Tomando en cuenta la experiencia de otras regiones y la tradición cultural y comunitaria que distingue a Oaxaca, quienes participan en el foro establecieron las bases para un programa integral y participativo de regulación ecológica de la cuenca, con énfasis en la sierra de San Felipe y las riberas del río Atoyac.

Acostumbrados a que cada sexenio el sector oficial anuncie programas que no se cumplen, el de Oaxaca tiene la ventaja de sumar la voluntad de los distintos factores que deben intervenir en la solución del problema del agua, con perspectiva global, a fin de conservar los procesos naturales de la región y al mismo tiempo dar opciones de mejoramiento social a sus habitantes, rurales y citadinos. Ojalá pronto veamos sus frutos.

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