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México D.F. Martes 29 de julio de 2003

Se desconoce el paradero de tres heridos que se llevaron las fuerzas de ocupación

Culpan a agentes estadunidenses de la matanza en un allanamiento en Bagdad

"¿Por qué disparan contra inocentes? ¿Qué les hicimos...? Sólo íbamos al correo"

ROBERT FISK

Bagdad, 28 de julio. La matanza de hasta 11 civiles iraquíes en Bagdad, perpetrada este domingo por estadunidenses durante un intento abortado de capturar a Saddam Hussein, ha provocado preguntas perturbadoras, así como una ola de indignación en la ciudad. Muchos testigos afirman ahora que también estadunidenses vestidos de civil participaron en la operación, pasada la cual los soldados ocupantes se llevaron de prisa al menos a tres heridos, que no han vuelto a ser vistos.

Fadi Barash, mecánico de automóviles que está desempleado, relató hoy a The Independent que su pariente Mazén Elías fue baleado en la cabeza por soldados de EU cuando se acercaba a ellos en su automóvil, camino a la iglesia con su madre, Tamantin, y su hermano Tamir. "Mazén murió, le volaron los sesos, pero su mamá y Tamir resultaron heridos", dijo. "Los estadunidenses se los llevaron en una especie de pick-up y no le dijeron a nadie adónde iban."

Barash y otros miembros de su familia apelaron hoy a la Cruz Roja Internacional en un esfuerzo por obligar a los estadunidenses a revelar el paradero de los parientes heridos... o muertos.

Tamir Elías, según se reveló hoy, servía de intérprete al ejército estadunidense en Bagdad. Su identificación oficial señala que trabaja en el "equipo de la Administración del Grupo Lingüístico del Comando Conjunto Terrestre de las Fuerzas de Coalición DNVT 550 2321". Doblemente irónico, pues lo balearon soldados estadunidenses, es que su credencial le concede "permiso de paso por todos los retenes militares" de las 7 a las 18 horas todos los días.

Los cuerpos de los fallecidos recibieron un trato vergonzoso. Los restos de Mazén Elías fueron llevados al hospital Yarmouk, pero su identidad no se registró en el archivo de la morgue. Puesto que sus dos parientes más cercanos también fueron tiroteados y llevados a algún lugar por los estadunidenses, es de suponerse que no había nadie que los identificara.

Tampoco se sabe si Tamantin y Tamir, si aún viven, están enterados de que Mazén pereció. En el registro de la morgue del Yarmouk encontré a tres víctimas de los disparos estadunidenses. Uno se llama Mushrak al-Ibrahim; su cuerpo fue llevado al hospital a las 7 de la noche del domingo -casi dos horas después de la matanza- y se consigna que pereció por "impactos de bala en la cabeza: caso policiaco".

"Caso policiaco" significa sólo que no murió en un accidente de automóvil o de otro tipo. Los otros dos hombres fallecidos, en cambio, seguían hoy sin ser identificados. Como de costumbre, ningún estadunidense visitó el hospital para conocer detalles de los hombres asesinados por las fuerzas de su país.

El viejo Mohamed Abdul Rahman tenía suerte de seguir vivo este lunes en la sala de cirugía. Recibió un tiro en el vientre y fue impactado por esquirlas de metal cuando soldados estadunidenses abrieron fuego sobre su automóvil durante la incursión en Mansur. Retorciéndose de dolor en la cama y con una sonda de descarga en la nariz, dejó que su hijo Firas -que iba también en el auto- relatara lo ocurrido.

"Ibamos sólo al correo para enviar una carta al extranjero", señaló. "Mi tío Ahmed manejaba, mi padre iba a su lado y yo estaba en el asiento trasero. Ibamos por la avenida principal de Mansur, junto al restaurante Al-Sa'ha, y estábamos a punto de dar vuelta a la derecha. Nadie de nosotros vio a ningún estadunidense. No había alambrada de púas, ni letreros ni nada." Hubo un tiroteo y el auto se detuvo. "Mi tío estaba herido en la cabeza y el cuello y una bala le dio a mi padre en el vientre. Todos nos agachamos para ocultarnos, y yo salí ileso. Debemos haber estado así unos dos minutos. Mi padre logró salir del coche y vinieron personas a ayudarlo. Aunque estaban heridos, mi padre y mi tío arrancaron el auto y trataron de ir al hospital Yarmouk para que los atendieran, pero los soldados habían disparado a las llantas; tuvimos que detenernos y otros automovilistas vinieron a ayudarnos."

Otros testigos hicieron relatos igualmente aterradores. Un médico del hospital perdió a su hijo cuando se alejaba corriendo de la balacera. Una mujer que llevaba al menos a un niño pereció también. Dos automóviles estallaron en llamas pero -al contrario de lo que señalaban las primeras versiones- no había nadie en ellos. Los estadunidenses allanaron la casa del jeque Rabia Mohamed Habib, jefe tribal que conocía a Saddam Hussein antes de la guerra, pero el edificio estaba vacío.

Al parecer, los soldados estadunidenses -y los agentes de civil que los trajeron- veían cada automóvil que se acercaba en la congestionada calle como una amenaza y le disparaban. Todavía hoy se ignoraba el número exacto de muertos.

Junto a su padre, Firas Abdul Rahman tuvo un arranque de consternada indignación durante la entrevista. "¿Por qué les dispararon a inocentes?", exclamó. "¿Qué les hicimos? Sólo íbamos a poner una carta. Nos dispararon desde 50 metros. ¿Por qué?"

Estados Unidos, por supuesto, se ha negado a adherirse a la Corte Penal Internacional por temor de que sus soldados que operan en el extranjero puedan ser llevados ante ella.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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