Jornada Semanal, domingo 6 de julio del 2003          núm. 435
ANGÉLICA
ABELLEYRA
MUJERES INSUMISAS
SHIRIN NESHAT:

PERTURBAR EL ORDEN CON LO SUTIL

Considera imposible ser absolutamente fiel cuando trata de hablar de su trabajo de artista. Siente que tanto significado en sus imágenes se pierde con las palabras. Por eso siempre es mejor observar la poesía que colma las fotografías, los corto y largometrajes de la iraní Shirin Neshat (1957) que verbalizarlos. Sus paisajes humanos y geológicos son como un susurro por su carga de sutilezas pero en ello encuentran su fuerza, un eco multiplicador sobre la sociedad islámica que la vio nacer y ahora trata de entender frente a las múltiples formas de ver este universo desde Occidente, como ella misma lo hace con su enfoque transcultural.

Foto: Shirin NeshatNacida en Qäzvín, Irán, abandona su tierra en 1974 para estudiar arte en la Universidad de Berkeley, California. Así, Estados Unidos se convirtió en el lugar de exilio, imposibilitada de retornar a su país ya que si bien en los años setenta, bajo el régimen del Sha Reza Pahlevi, Irán se abría a la occidentalización, dos décadas después –cuando ella retornó temporalmente– se había limitado con creces el desarrollo intelectual de las mujeres.

"Pintaba horrible", así que su ingreso al mundo visual se dio "por accidente". En su Irán del retorno enfrentó cambios por lo que trató de imprimir sus reflexiones y sentires en fotografías. La mujer y el Islam; ser "moderno" y mártir ante la revolución; el cuerpo humano como espacio controversial y la espiritualidad fascinante fueron algunos de los temas que trasladó a imágenes: ojos, pies, velos -¿símbolos de represión o liberación?- y conjuntos humanos que enfrentan la mirada o deambulan en éxtasis y a veces indiferencia.

Su obra no es autobiográfica ni sus piezas tienen carga documental. Son retratos y acciones de mujeres, hombres, niñas, árboles, desiertos y mares con una carga poética inherente a su origen. Dice: "La poesía es un elemento fundamental en mi trabajo. Irán depende de la poesía porque no nos dan permiso de hablar en voz alta. Y el lenguaje poético es el más subversivo para decirlo todo. No sólo la violencia que se liga siempre a los musulmanes; también el orgullo y la dignidad de sus mujeres y hombres."

Así ha sido en los diez años de su actividad constante en el arte visual que la coloca en un sitio de relevancia internacional. Ha ganado premios en la Bienal de Venecia (1999), en ferias de arte como arco en Madrid (1999) y sus fotos y cintas han recorrido el mundo: de Portugal, Suecia, Estados Unidos, Italia, Polonia, Brasil y Dinamarca a Canadá, Irlanda, Japón Alemania, Inglaterra, Francia y, por fortuna, muy recientemente llegó a México, donde su trabajo no sólo se exhibió en el DF y Oaxaca sino que le sirvió de escenario para realizar en 2002 su cortometraje Tooba.

Desde 1993 se interesa en especial sobre las condiciones de vida de las iraníes. Su primera serie fotográfica más difundida fue Mujeres de Alá, generadora en el mundo de lecturas más políticas que poéticas. Pero como Neshat es "creyente de cruzar las fronteras" no sólo geográficas sino creativas, de la foto fija se movió al lenguaje cinematográfico para dar origen a producciones en video: Anchorage, The Shadow under the Web, Turbulent, Rupture y Fervor, estas tres últimas en proyecciones duales en blanco y negro en secuencias de dos videos paralelos sobre la complejidad de lo masculino/femenino en la sociedad iraní; los placeres por la música y el viaje; el poder del paisaje construido y natural; el "tabú extremo" de la sexualidad y el deseo en esa cultura.

Con grabaciones en Nueva York (donde radica), Turquía y Marruecos, prosiguieron las piezas Soliloquio, su película más personal sobre la confrontación Oriente/Occidente desde el exilio; Pulse, en torno de la nostalgia; Possessed o la locura que permite transgredir el espacio social y Passage (con música de Philip Glass) sobre el rito de la muerte a partir de los elementos tierra, fuego, aire y agua. En ellas, sin glorificar ni condenar la cultura musulmana, ofrece su punto de vista bicultural donde fluyen metáforas, ambientes místicos y una narración no lineal donde "no me permito nada de lógica sino subrayar mi imaginación", explicó la autora ante un público que presenció Tooba en el Museo de Arte Moderno; primera de sus piezas presentada en Irán pero que se realizó en las comunidades de Tiracoz y Cuilapan de Guerrero, Oaxaca.

De catorce minutos, la pieza refiere el halo místico de ese árbol-mujer sagrado del Corán y también la presencia del jardín como metáfora del paraíso, sitio de libertad y trascendencia. La artista planeó realizar Tooba en su país natal pero fracasaron los arreglos y viajó a Oaxaca para trabajar con 250 personas en un camino hacia la montaña. "No es una historia sino un poema visual", cerró la creadora de una obra sin tiempo ni límites que le sirve, dice, para "conciliar" su relación con Irán y mantener vivo su vínculo. Pero, además de esa búsqueda personal, es un arte que nos regala universos poderosos, nunca comunes; llenos de poesía y sutileza.