Atlacomulco, ¿el fin de una dinastía? DANIELA PASTRANA El PRI se recupera mientras el PAN se desmorona. Al menos, eso dicen las encuestas. ¿Se acaba la ilusión del cambio? ¿Regresará el PRI a gobernar México? Los especialistas miran con asombro al dinosaurio que no termina de extinguirse, aunque advierten muy lejano el regreso del partido todopoderoso. En tanto, los retoños del nuevo PRI afilan lanzas con miras a la candidatura presidencial de 2006. Las fuerzas regionales, evalúan algunos, marcarán el rumbo. Tal como lo hizo muchas veces el legendario Grupo Atlacomulco, emblema del sistema político que dominó el viejo siglo
ATLACOMULCO DE FABELA, estado de Mexico.-Aquí define Isidro Pastor, controvertido líder del PRI mexiquense la gente es priísta, guadalupana, y cree en el Señor del Huerto. Es un pueblo grande (elevado a la categoría de ciudad en 1987), que tiene los pros y los contras de estar a 60 kilómetros de la capital del estado (la población, por ejemplo, se triplicó en 20 años). A los oriundos les gusta decir que Atlacomulco es la "Atenas mexiquense", porque "es el único pueblo que tiene más escuelas que pulquerías". Algo de cierto hay. Para los 76 mil habitantes del municipio, de acuerdo con el censo de 2000, hay funcionando 179 planteles educativos, entre ellos 47 jardines de niños, 53 primarias, 26 secundarias, 7 preparatorias, 2 bachilleres, un centro de educación para adultos, una escuela de educación especial, un Conalep, una Escuela de Artes y Oficios, una normal y una unidad académica profesional (UAEM) con cinco carreras universitarias (contaduría, administración de empresas, ingeniería informática, derecho y psicología). Ocho bibliotecas, dos centros de cultura y lo que orgullosamente presume la profesora Consuelo Mercado: "Prácticamente una escuela en cada comunidad, hasta en las más pequeñitas, como Lagunita Cantachi, que tiene 12 alumnos entre todos los grados, porque aquí los maestros son muy importantes". Esa es, quizá, una de las claves para entender la historia de este pueblo de campesinos que ha sido emblema del sistema político mexicano y cuna de una élite que durante décadas ha ejercido gran poder en la política local y nacional. "Los maestros eran aquí los que sabían, los que leían, los que se reunían a hacer política dice Consuelo Mercado. Y como dicen por ahí: en tierra de ciegos el tuerto es rey".
Atlacomulco de FabelaEn 1941 el Estado de México vivía una convulsión política por el asesinato del gobernador Alfredo Zárate Albarrán. El presidente Manuel Avila Camacho envió como gobernador sustituto a un diplomático de carrera, Isidro Fabela, quien había sido representante de México ante la Corte Internacional de La Haya. Fabela había nacido en Atlacomulco, un pequeño pueblo al norte de la capital mexiquense, y llegó con la encomienda de calmar los ánimos en el estado, sumergido en una guerra de caciques. El nuevo gobernador se hizo rodear de un grupo de jóvenes políticos con liderazgo local: Alfredo Del Mazo Vélez, originario de Atlacomulco; Adolfo López Mateos, vecino de Atizapán y quien ya había sido secretario particular del ex gobernador Filiberto Gómez; y un joven profesor oriundo de Santiago Tianguistengo y que respondía al nombre de Carlos Hank González. Ese fue el origen del legendario Grupo Atlacomulco, un apelativo que en el México priísta fue sinónimo de poder; una elite política que, en palabras de Rogelio Hernández Rodríguez, autor de una tesis sobre el mítico grupo, sólo cambiaba de dirigente mediante un procedimiento "desconocido pero eficaz" y que hizo de la unidad el principio fundamental de su defensa ante lo que ellos consideraban las amenazas: el Distrito Federal y la elite nacional. Durante años, bastó con ser parte de la elite mexiquense para pertenecer al grupo, aunque en realidad, muy pocos de sus integrantes nacieron aquí: Isidro Fabela, Alfredo del Mazo Vélez, Salvador Sánchez Colín, y el actual mandatario, Arturo Montiel Rojas. La notable cohesión de este grupo, dice en su tesis Rogelio Hernández, "cimenta la creencia en una dinastía hereditaria", aunque en realidad revela a una elite preparada en la política y el servicio público, cuya cohesión es un "principio de defensa que asegura a los nacidos en la entidad el poder político local, frente a una elite nacional poderosa y mejor preparada". Desde la época del gobernador del Mazo (1945-1951), la prensa comenzó a ubicar a "los hombres de Atlacomulco". El grupo cobró fuerza con el nombramiento de Sánchez Colín en 1951, y con el arribo de Carlos Hank a la gubernatura en 1969. La cercana relación del extinto profesor (clásico por su duro estilo y su famosa frase: "un político pobre es un pobre político") con Fabela, le sirvió para heredar el liderazgo del grupo, que se consolidó como un factor influyente, cuando no determinante, en el sistema mexicano.
Lealtades electorales¿Y sí quieren aquí a Carlos Hank? Los maestros reunidos en el Centro Cultural Isidro Fabela cruzan miradas incómodas. "Más que quererlo dice por fin Consuelo Mercado, la directora del centro hay mucha gente que creció políticamente con él, que les ayudó y lograron cosas por él. De ahí a que la gente lo quiera..." Más allá de los mitos que se han tejido en torno al grupo mexiquense, lo cierto es que supo reproducir una elite nacional competente y experimentada que convirtió en principio político básico la lealtad. Sobre todo a las instituciones. En el estado de México es sabido, por ejemplo, que el jefe del grupo es el gobernador en turno, y nadie critica a los mandatarios salientes. Aún ahora, en la era Fox, es difícil encontrar a alguien en Atlacomulco que hable mal del PRI o del gobernador (mucho menos que se lo diga a los fuereños), aunque es evidente, por los resultados electorales, que el PRI ya no es el partido hegemónico. Veamos: hasta 1994 el PRI tenía en este municipio votaciones superiores a 60%, el resto de los votos se pulverizaba entre distintos partidos. En 1997, su votación bajó a 55% y la ola cardenista alcanzó a rasguñar 19%, la tercera parte de la votación priísta. En 2000, el PRI bajó a 45% y el PAN, con el efecto Fox en su apogeo, obtuvo 33% de los votos, un porcentaje inimaginable para cualquier partido opositor en otros tiempos. "En 2000 la gente se dejó sorprender por el discurso de Fox, pero ahora los campesinos siguen igual de amolados, no ha cambiado nada, y ya no le creen", dice Pastor. No es tan exacto. Atlacomulco ha sido, sí, un bastión del PRI, pero poco a poco la influencia panista en la zona que rodea al municipio lo ha ido cercando. Toluca, para no ir más lejos, es gobernada por segunda ocasión por el PAN. Y en las últimas elecciones municipales, en marzo pasado, dos de los municipios contiguos a Atlacomulco fueron ganado por la oposición: Xocotitlán, por el PAN, e Ixtlahuaca, por Convergencia. En todo caso, los priístas aseguran que el 6 de julio van a ganar en Atlacomulco por una diferencia de 30 puntos.
Milagros y realidadesEntre los políticos locales es común la creencia de que si a uno no le va muy bien es porque no ha ido con el Señor del Huerto. Las historias en torno a este santo, son variadas. Su centro de veneración se encuentra localizado detrás de la plaza central. La más común cuenta que donde está la imagen vivía una anciana que la cuidaba. Al morir la viejecita, su cuerpo no se descompuso. Otra leyenda adjudica a los ángeles la construcción del santuario, pues se dice que los trabajadores contratados por el cura para hacer la imagen aparecieron un día en el pueblo y desaparecieron al terminar el trabajo sin recibir ninguna paga. Como sea, aquí los milagros del Señor del Huerto se cuentan por montones. Su fiesta es una de las dos principales de Atlacomulco, y se celebra el tercer domingo de septiembre desde fines del siglo XVII. La maestra Consuelo, dedicada católica y conocedora de todas estas historias, cavila con la idea de que en algún momento la gente se confundió con la fundación del pueblo (celebrada el 10 de septiembre) y que en realidad son el mismo día. A saber. La otra fiesta es la de la Virgen Morena, el 12 de diciembre. A Isidro Pastor, el mismo que asegura que los atlacomulquenses son "priístas, guadalupanos y devotos del Señor del Huerto", algunos lo recuerdan en sus años de sacristán ("antes de que se metiera al PRI", claro). La imagen de Atlacomulco no dista mucho de la que se ve en cualquier otro pueblo del norte mexiquense: muchos comercios, una plaza central limpia y llena de gente y una estación de autobuses horrorosa (aunque por fin se está construyendo la nueva), donde la gente no tiene forma de guarecerse de la lluvia. Dicen aquí que los gobernadores que salieron de Atlacomulco siempre respondieron a su pueblo. Isidro Fabela, por ejemplo, construyó la carretera panorámica, el palacio municipal y la primera escuela. Y Del Mazo la primera secundaria. Pero más que amor, lo que la gente le tiene al PRI es agradecimiento. "Lo del Grupo Atlacomulco es ya como un mito. Sí lo hubo, pero los tiempos han cambiado mucho", dice Consuelo Mercado. Su padre fue candidato al gobierno municipal en 1935, cuando el PRI aún era el Partido Nacional Revolucionario (PNR). "Eran otras épocas cuenta entonces no había más que un partido pero se formaron dos grupos y mi padre compitió con la oposición al oficial". Ganó, pero cuatro días antes de tomar posesión falleció. Así se las gastaban antes, dice la maestra. Ella misma fue regidora hace 20 años, pero le tocó un presidente municipal muy macho que no la dejó hacer nada. "Fue la primera y única vez que me metí a la política y ya no más, yo estoy muy contenta aquí, con mis escuelas y no me interesan las cosas de la política". Y sí, la expresión se repite continuamente entre los habitantes del pueblo. Pero hay un dato que desliza otra clave para entender Atlacomulco: a pesar de la gran cantidad de escuelas, en el municipio hay una tasa de analfabetismo de 15%, según los datos oficiales. Muy por arriba del 9.5% de la media nacional, o del 6.4% de la media estatal. Madrazo perdió su oportunidad¿El Grupo Atlacomulco es ya un mito? Isidro Pastor se toma unos segundos para contestar. "Es un símbolo, un punto de referencia del sistema político que tendrá que acreditar a partir de ahora si sigue siéndolo", dice finalmente este hombre de cabeza rapada, que acapara continuamente los reflectores de la prensa (ya sea por promover una consulta sobre la pena de muerte, demandar por delitos electorales a Marta Sahagún de Fox o mantener un alegato mediático con su esposa). Él nació en Atlacomulco, y se autodefine como "político de vocación". En su oficina de Toluca evalúa: "Hay un corte. El último político importante que ha salido de Atlacomulco es (Arturo) Montiel, (gobernador desde 1999), pero del 2000 para acá esto es otro cantar". A falta de figura presidencial, dice, la unidad del partido debe tejerse con la construcción de acuerdos y en torno a los ideales y principios. "Ya no hay un presidente que aglutine las lealtades, y Roberto (Madrazo) no ha logrado encaramarse arriba del poder de los gobernadores". El golpeteo mediático entre el líder estatal y el presidente nacional del PRI tiene su razón de ser: la candidatura presidencial de 2006. En noviembre de 2001, apenas pasada la resaca de la derrota presidencial, los priístas realizaron su Asamblea Nacional con miras a la renovación de la dirigencia nacional. Los gobernadores del estado de México, Veracruz, Sonora y las delegaciones de Guanajuato, Jalisco y el Distrito Federal intentaron flexibilizar los candados para la elección de candidatos. Roberto Madrazo, en mancuerna con el oaxaqueño José Murat, avasalló al bloque de gobernadores y al final los candados no sólo se quedaron, sino que se multiplicaron (de ahí salió el transitorio que Beatriz Paredes interpretó como una dedicatoria personal, para que los legisladores en funciones no pudieran competir). Tampoco pasó la propuesta de elección a través de delegados por distrito, que le hubiera dado el control del proceso a los mandatarios estatales. La aplanadora tabasqueña, empero, dejó orgullos heridos, que crecieron durante la elección interna. Montiel se preparó para ganar las elecciones locales (en marzo pasado) y lo hizo: el PRI recuperó la primera fuerza en el estado, aunque en términos reales no aumentó sus votos. Madrazo, por su parte, hizo lo propio con las listas de candidatos plurinominales: acomodarse, preparar su candidatura. Así las cosas, mientras los diarios nacionales destacan el repunte del PRI en las encuestas, no deja de ser curioso que quienes le sigan dando dolores de cabeza al líder nacional del PRI sean los políticos de Atlacomulco. ¿Y dónde quedó la disciplina partidista? Ahí está, pero ya no es en torno a un jefe, sino a los principios dice Pastor. "Madrazo perdió la gran oportunidad de construir la unidad nacional con la integración de las listas. Metió a un grupo como si tuviera ese poder, y ya no lo tiene; lo que tiene es un liderazgo regional. O dime: ¿Quién crees que pesa más en Tamaulipas, Madrazo o (Tomás) Yarrington?" Sí, pareciera que en el fondo de las palabras de Pastor está la escuela del grupo Atlacomulco. "La presidencia es un riesgo diferente, para la candidatura va a ser fundamental la unidad y va a ser candidato a la presidencia el que logre los mejores amarres". ¿Arturo Montiel? El que logre los mejores amarres. Ya se verá, pues, cuando el PRI
entre en esa contienda, si la dinastía Atlacomulco está viendo
a su último emperador.
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