285 ° DOMINGO 8 DE JUNIO  DE  2003

PRIMITIVO RODRIGUEZ OCEGUERA

El intelectual de las estrellas

Ilustración de Rosario MateoAmable teleauditorio de radiovidentes, hoy tenemos el placer de haber jalado hasta los oídos de nuestros micrófonos al intelectual de las estrellas, el que conoce lo que el resto ignoramos y que ignora lo que todos sabemos. 

–Don intelectual, usted ha dicho y redicho que fuera de los Estados Unidos y Vecinos no hay salvación para México, y que por lo tanto hacerles cara larga y fuchi a los primos es la confusa y obtusa negación de nuestro Destino Manifiesto: el boleto al Primer Mundo por la puerta trasera. ¿Puede su merced explayarse y encarreterarse en tan ocurrente y recurrente teoría?

–Más claro, ni el agua de zapote. Mire usted, el 80 por ciento del comercio, el 99 de los migrantes, el 111 de las modas en campañas electorales, el 201 de los sueños de arribar al arribismo global y el 333 de los shows teveaztecos tienen como objeto, sujeto, verbo y complemento a la Unión Americana. De no ser por la piel morena que aún cargan las masas pueblerinas y la adicción a los frijoles de la olla, la correduría washintoniana Texrobo Oil ya nos habría calificado como nacionalistas de color verde, blanco y colorado por fuera, pero embarrados y estrellados por dentro. Cada vez que wacheo y miro la bandera americana me da por llorar lágrimas negras.

–¿Por la profunda y fecunda tristeza que le causa ver al Pentágono bombardear con mentiras de destrucción masiva a las encadenadas cadenas de noticias? 

–Of course que no. Es por no haber nacido de perdis en Falfurrias, Texas. Hoy tendría el puesto de asesor de cabecera de Bush y de sus bombas inteligentes. Ahorita, my friend, estaría ganando en dólares los pesos que López Obrador reparte a zurda y siniestra entre los votantes de la tercera edad.

–Pero de qué se queja, don sesudo y pesudo pensador, ¿no se hecha ya a su portafolio de cuentas bancarias más Sor Juanas y Maderitos que el Primer Mandatario?

–Bueno, sí, pero vea lo que me cuesta: una columna diaria fusilándome lo más tierno de la ideología neoimperialista americana, cuatro artículos sin fondo en los semanarios para caballeros, un ensayo mensual sobre la miseria de la filosofía existencial y la riqueza de la consultoría empresarial, un programa de radio y otro de televisión donde predico las bondades de la Doctrina Monroe, una cátedra en la Secretaría de Hacienda sobre los modos de producción y dumping asiáticos, conferencias magistrales para las damas de los Caballeros y Marineros de Colón, tarjetas de asesoría sobre mancuernas y camisas de fuerza para presidentes de partidos, discursos amnésicos y soporíferos para secretarios de Estado que comparecen ante el Congreso, diplomados de actualización en corte de pelo y de expectativas para candidatos de chiquipartidos, cursos de autoestima para usuarios del transporte público, y a eso agréguele usted mi sueldo de maestro de tiempo completo, las becas de investigador y creador, mi proactiva membresía en cuanta comisión crea el gobierno para transparentar el chapopote de la corrupción, y por supuesto, sobremesas de macroeconomía y grillería con los meros meros del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios Rescatados y Reengordados por los Contribuyentes. De tales labores y favores intelectuales, claro que algún billetito me queda, ¿no?

–¿Entonces por qué le urge darse de alta en las guerras preventivas de los USA?

–Por estar hasta el gorro del respeto al derecho ajeno es la paz. Prefiero de todas todas la doctrina de mi timonel, gurú y líder moral, Jorge G. Castañeda: “Entre los grillos como entre los güeros, entregarse sin regateos al híper poder gringo es la enchilada completa.” No hay que esperar 18 años para consumir liberty fries, ser parte de las vaqueritas de los Dallas Cowboys, invadir la Bodeguita del Medio, o acabar con los terroristas de La Jornada. Lo único que necesitamos hacer es…

–Don embarrado y estrellado, tiene usted una llamada de urgencia.

–Bueno, sí, te escucho mi vida. ¿Que la embajada americana no me da la visa porque tengo facha de árabe o me puedo quedar allá de mojado? ¡A que jijos de la…!

Ventajas que tendremos por ser mexicanos:

1. Vestir de Adelita a la Estatua de la Libertad.

2. Vender hamburguesas a los norteamericanos.

3. Enseñarles inglés.