México D.F. Viernes 6 de junio de 2003
La pintora expone parte de una serie en el Instituto
Mexicano de Psicoanálisis
El pincel de Lucía Maya se ensombreció
con la ocupación militar en Irak
Niega ser discípula de Frida Kahlo; ''sólo
coincidimos en pintar muchas mujeres y ser autobiográficas'', señala
Anuncia que abrirá una retrospectiva en San Antonio, Texas
YANIRETH ISRADE
Los colores de la pintora tapatía Lucía
Maya perdieron su brío y se tornaron pardos, oscuros. El inicio
de la ocupación militar en Irak ensombreció no sólo
el paisaje mundial, sino también su pincel. Comenzó entonces
la serie Entretiempos de guerra, parte de la cual se muestra este
mes en el Instituto Mexicano de Psicoanálisis.
Sin embargo, su paleta cromática trascendió
el duelo impuesto por aquellos sucesos, y si bien predomina el negro y
los grises, acude también -con audacia- al azul, los distintos matices
de amarillos y el blanco, para crear vívidas aunque inasibles atmósferas
pictóricas.
El
misterio en sus obras, ''en las que erróneamente se han querido
establecer paralelismos estilísticos con Frida Kahlo"; el manejo
de símbolos y la incorporación de formas y situaciones fantásticas
otorgan a su universo creativo una singularidad que con frecuencia genera
confusiones.
Por ejemplo la galería Kyron, de Estados Unidos,
presenta a la creadora como ''discípula" de Frida Kahlo, y afirma
que, al pintar, expresa sus sueños.
Categórica, Lucía Maya, nacida en 1952,
dos años antes de la muerte de Frida, desmiente esa asociación:
''Si acaso hay una analogía es que ambas pintamos fundamentalmente
a la mujer y somos autobiográficas. También eso de los sueños,
que además me lo plantean con frecuencia, es equivocado. Son en
todo caso sueños diurnos, fantasías que acontecen cuando
estoy despierta; son mis experiencias, mis vivencias, y recurro a los símbolos,
a los arquetipos y a circunstancias especiales como esta guerra, que me
hizo sentir realmente abatida".
Bregar a contracorriente
-¿Resulta más propicio para usted pintar
cuando se siente de ese modo?
-Sí, tiendo a hacerlo cuando me hallo en una situación
dramática, difícil o cuando estoy preocupada. El arte lo
entiendo como algo liberador.
''Continúo ahora con trabajos acerca de la guerra,
pero son obras de gran formato que no pudieron viajar a la ciudad de México,
y prosigo con un proyecto que me entusiasma y deseo me sobreviva. Su nombre
es Síntesis de la constancia. Se trata de un conjunto de
series digitales que pueden llevarse a lugares marginales, prisiones o
espacios en los que regularmente el arte no tiene cabida. Me interesa también
su difusión mediante el video y la animación."
Autora del mural ubicado en el bar La Fuente, en el centro
de Guadalajara, opina: ''Las exposiciones en museos o en galerías
permanecen en las paredes, como si estuvieran guardadas, en cambio en un
soporte portátil, como un disco, pueden intercambiarse; no están
en un solo sitio. Debo aclarar que ahora todo esto de la tecnología
me parece estupendo, pero antes pensaba que la computadora era un Anticristo,
por la cantidad de cosas extrañas que se podían hacer con
ella.
''Pienso que mi propuesta artística no está
de moda; voy a contracorriente. No obstante y en virtud de las series digitales
se ha difundido en otros países, como la India, y allí ha
sido muy bien recibida y comprendida, pues tengo un manejo simbólico
que le permite a cualquiera entender el discurso, no sólo el mío,
sino también el suyo."
-En la muestra se incluye una carta dirigida a su hermana
Vicky, en la que define al arte como un oráculo. ¿Tuvo una
premonición de la guerra?
-Cuando hablo del oráculo lo hago en forma personal,
sólo ocurre con aspectos de mi vida, y mi muerte, aunque esto último
sea una manera poética de expresarlo.
El escrito en cuestión expresa: ''El arte resulta
ser una especie de oráculo que me previene; una forma de clarividencia
que con su perspicacia imprevista me expone futuras realidades y yo equivocadamente
pienso que pinto lo pasado (...) Me llena de terror y me seduce esta sensación
tan extraña. Después de todo, recuerdo que plasmé
la terminación de mis dos matrimonios anticipadamente, varios años
antes de que sucedieran, y pinté un año antes la muerte de
nuestra hermana Tita en un tríptico donde aparecíamos tú
y yo jugando macabramente con nuestra muñeca que era ella (...)"
Tampoco era necesaria una premonición de la guerra:
ésta se había anunciado desde tiempo atrás. Lucía
Maya pintaba entonces un mural de tonos ''lúdicos y brillantes,
y cuando estalló el paisaje se oscureció. Tuve que venir
a casa, y comencé esta serie".
Lucía Maya, quien admite que le gustaría
tener una presencia más constante en la capital, anuncia que el
próximo 3 de julio inaugurará una retrospectiva de sus 25
años de trayectoria en el Instituto Mexicano de San Antonio, Texas.
La pintora prevé visitar esta capital a mediados de mes para hablar
ante el público acerca de su obra.
(Entretiempos de guerra se exhibe en el Instituto
Mexicano de Psicoanálisis, en Odontología 9, Copilco Universidad,
como parte de las celebraciones por el 40 aniversario de esa asociación.)
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