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México D.F. Viernes 23 de mayo de 2003

José Cueli

Espejismo mortal

La experiencia vivida por campesinos mexicanos en su intento por entrar clandestinamente a Estados Unidos para trabajar es aterradora. Las terribles escenas sufridas por ellos, asfixiándose en un tráiler en el que quedaron encerrados son brutales y rebasan nuestra capacidad elaborativa. Los campesinos expulsados de sus tierras y atraídos por el espejismo de los dólares, encuentran en ocasiones la muerte. Unas, como la mencionada más dramática. Ni qué decir de los índices de criminalidad organizada y violencia en perjuicio de los ''braceros", seres marginales que no hacen si no repetir, sin posibilidad de elaboración, duelos y pérdidas.

Torturas como las que sufrieron los campesinos y en las que algunos perdieron la vida, nos confrontan de manera descarnada con una experiencia ominosa. Ya he mencionado que lo ominoso, lo siniestro, pertenece al orden de lo terrorífico, siendo aquello que suscita angustia y horror. Para Freud lo ominoso es aquella verdad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo. Al preguntarse por qué algo familiar se vuelve ominoso y en qué condiciones se presenta de esta forma, se recurre al análisis de la palabra alemana unheimlich, que es lo opuesto a deheimlich, y puede traducirse como familiar, íntimo.

Lo unheimlich, lo ominoso, resulta algo terrorífico justamente porque no es consabido. Sin embargo, Freud advierte: ''Sólo puede decirse que lo novedoso se vuelve fácilmente terrorífico y ominoso; algo de lo novedoso es ominoso pero no todo. A lo nuevo y no familiar tiene que agregarse algo que lo vuelva ominoso". Lo ominoso sería siempre, en verdad, algo dentro de lo cual uno no se orienta. Lo heimlich se torna unheimlich, pero el vocablo no es unívoco, por tanto, está abierto a múltiples sentidos y lo que allí aparece es el retorno de lo reprimido, de lo reprimido infantil. El texto citado de Freud, sobre lo ominoso, analiza una de las piezas nocturnas de Hoffman, El hombre de arena, y hace valiosas aportaciones en cuanto al efecto del doble que, en su origen, ''fue una seguridad contra el sepultamiento del yo, una enérgica desmentida del poder de la muerte (...) el recurso a esa duplicación para defenderse del aniquilamiento (...) de un seguro de supervivencia pasa a ser el ominoso anunciador de la muerte". Esa que vivieron los campesinos mexicanos en suelo texano.

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