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E C O N O M I A
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México D.F. Viernes 23 de mayo de 2003

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Fundamentos del concepto pobreza

Dedica Comercio Exterior dos números al tema

ƑNecesidades o capacidades y realizaciones?

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

YA CIRCULA EL NUMERO de mayo de la revista Comercio Exterior dedicada a los conceptos y a los métodos de medición de la pobreza. Esta edición será complementada con la de junio, dedicada a la realidad de la pobreza en México y las políticas de lucha contra la pobreza en el mundo y en América Latina. La publicación constituye una especie de segundo acto, ya que en abril y mayo de 1992 Comercio Exterior publicó dos números especiales, 21 trabajos que cubrieron casi todos los aspectos de la pobreza. Las dos entregas de 2003 presentan una colección de 20 trabajos sobre la misma temática.1

EN LA EDICION DE MAYO se presentan seis textos que tienen en común la búsqueda de fundamentos para el estudio de la pobreza, el nivel de vida y la desigualdad, buscan definir los elementos constitutivos de dichas dimensiones de la vida social (contestando preguntas como Ƒcarencia de qué?, Ƒdesigualdad de qué?). El grado de satisfacción de las necesidades humanas, que sería la respuesta inmediata de muchos, ha venido siendo atacada por el pensamiento de la nueva derecha y por el posmodernista, que sostienen que no hay nada que podamos llamar necesidades humanas que sea común a miembros de diferentes culturas o incluso a individuos de la misma sociedad.

EN CONTRA DE ESTAS TENDENCIAS, Len Doyal y Ian Gough, en su galardonado libro Teoría de las necesidades humanas, sostienen con fuerza una teoría universalista de las necesidades humanas. Un resumen muy apretado de este libro abre la revista. Los autores postulan la autonomía (la capacidad de formular propósitos y estrategias e intentar ponerlas en acción, lo que presupone la salud mental) y la salud física como las dos necesidades humanas fundamentales en cualquier lugar y tiempo. Los satisfactores, en cambio, son con frecuencia relativos. Identifican once necesidades intermedias universales (requeridas para la satisfacción de autonomía y salud física), de las cuales, entonces, se pueden derivar los satisfactores relativos en cada sociedad.

LA CONCEPCION DE CAPACIDADES y realizaciones de Amartya Sen parecería haberse constituido en una opción al enfoque de las necesidades y ha suscitado enorme interés. El enfoque no se ha operacionalizado y ha dado lugar a muchas confusiones y críticas. Los cinco siguientes textos de este número de Comercio Exterior se refieren a él. En primer lugar, se presenta el planteamiento mediante dos textos de Sen (uno en coautoría con James Foster). Sen sostiene que el elemento constitutivo del estándar de vida y de la pobreza no son los bienes ni las características de éstos, ni los recursos ni la utilidad, sino la habilidad para hacer varias cosas usando esos bienes o características. De aquí desprende la conclusión que la "pobreza es una noción absoluta en el espacio de las capacidades", mientras suele adoptar una "relativa en el espacio de los bienes y sus características". En el texto con Foster, la crítica al uso del ingreso como elemento constitutivo de la desigualdad se centra en las diferencias entre personas y entre comunidades en la eficiencia con la que convierten bienes (o ingresos) en realizaciones (por ejemplo, diferencias del metabolismo, que hacen que algunos necesiten más alimento para obtener el mismo grado de nutrición y, por tanto, que requieran más ingresos). El argumento central de Sen en favor del enfoque de capacidades se expresa en la frase: "el elemento constitutivo del nivel de vida, la pobreza, la desigualdad, es la vida que podemos llevar y no los bienes o dinero que poseamos". Sin embargo, la misma frase puede ser defendida por quienes sostengan que el elemento constitutivo son las necesidades.

A CONTINUACION SE INCLUYEN textos críticos de Bernard Williams y de Gerald A. Cohen, ambos filósofos aunque de orientaciones muy diversas.2 Williams sostiene que: 1) El contenido del nivel de vida deben ser los intereses económicos de la persona, mientras Sen incluye los intereses generales de la persona. 2) Existe el riesgo de trivializar las capacidades si incluimos como tales la capacidad de elegir cualquier nuevo bien que aparezca en el mercado, como el detergente Blopo; lo cual lo lleva a sugerir que las capacidades no pueden ser planteadas individualmente, que tiene que pensarse en conjuntos co-realizables de capacidades (es decir, que se tienen que realizar conjuntamente o no se pueden realizar). 3) Se tiene que pensar en capacidades básicas y para ello es necesaria mucha más teoría sobre la naturaleza humana y las convenciones sociales.

GERALD A. COHEN SOSTIENE que, a pesar de los méritos en las ideas fundamentales de Sen, padecen de una oscuridad discursiva severa. Que Sen logró una revolución conceptual pero fue incapaz de describirla adecuadamente. Parte del problema, según Cohen, estriba en que Sen usa el término capacidad en doble sentido. En primer lugar, para expresar un lugar intermedio entre los bienes y la utilidad (o placer), como "la habilidad para hacer ciertas cosas básicas"; en segundo lugar, para denotar las otras cosas que los bienes hacen por las personas, aparte de conferirles capacidades. A ambas, Cohen les llama midfare, neologismo que sólo atiné a traducir con el neologismo mediestar. El mediestar está conformado por estados de las personas producidos por los bienes. El mediestar incluye la capacidad pero es más amplia que ésta. Cohen destaca el lado pasivo de la satisfacción de necesidades, que la terminología de capacidades y funcionamientos oculta.

AUNQUE HAY RESPUESTAS de Sen a ambos autores, no se incluyeron en la revista por limitaciones de espacio. Respecto de Williams, Sen mantiene su postura en el sentido de que el nivel de vida es un concepto más amplio que el de los intereses económicos, argumentando con el ejemplo de la enfermedad. Cuando una persona enferma, sostiene, su nivel de vida disminuye. Aunque Sen reconoce el riesgo de trivialización de las capacidades y está dispuesto a aceptar la idea que las capacidades son co-realizables, se ha negado a identificar un conjunto de capacidades básicas. Tampoco ha buscado desarrollar la teoría adicional sobre la naturaleza humana y las convenciones sociales, como le sugiere Williams.

RESPECTO A LAS CRITICAS de Cohen, Sen empieza afirmando que si éstas "se sostuvieran, indicarían una confusión motivacional mayor, así como una inadecuación conceptual, subyacentes en el enfoque de capacidades". Dicho esto, Sen hace sus functionings (funcionamientos) idénticos al midfare (mediestar) de Cohen, con lo cual parece descalificar totalmente la crítica de éste, ignorando la frase anticipatoria de Cohen cuando le señala que "comprendiendo todo lo que los bienes hacen por la gente, el mediestar no puede ser identificado ni con capacidad (capability), ni con lo que Sen llama functionings."3

HA HABIDO VARIOS DESARROLLOS de estas ideas de Sen. Por una parte, Martha Nussbaum ha desarrollado una lista de "capacidades para funcionar". El artículo de Desai incluido en Comercio Exterior intenta operacionalizar el enfoque de capacidades de Sen para la medición de la pobreza. Desai introduce la fuerte tesis de que las capacidades tienen que estar garantizadas para que siquiera podamos hablar de nivel de vida. Esta idea corresponde, en alguna medida, con la de Williams sobre el carácter co-realizable de las capacidades. Desai propone una lista de cinco capacidades, únicas, universales y esenciales, que tienen que realizarse de manera conjunta: gozar de una vida prolongada, asegurar la reproducción biológica, vivir con salud, interactuar socialmente, y tener conocimientos y libertad de pensamiento y expresión. Pero como Desai encuentra que no es posible derivar requerimientos de satisfactores (bienes) directamente de su lista de capacidades, introduce como nivel intermedio las necesidades. Así, de las capacidades para alcanzar una vida prolongada y una vida saludable se derivan las necesidades de saciar el hambre, cuidado maternal o paternal, de cobijo, etcétera. De éstas se pueden derivar, ahora sí, los requerimientos de satisfactores y de éstos los recursos. Es decir, Desai termina sosteniendo que las necesidades son necesarias para el enfoque de las capacidades. Si éste parecía un enfoque alternativo al de necesidades, no es la conclusión a la que llega Desai.

SABINA ALKIRE, EN UN LIBRO muy reciente, ha llegado a la misma conclusión. En primer lugar, nota la diferencia semántica entre "capacidad" y "necesidad": "La palabra 'capacidad' (capability) no lleva por sí misma la fuerza normativa de la palabra 'necesidad'. La diferencia es entre 'necesitar', que no es evidentemente un verbo intencional y 'capacidad' que representa un potencial de elección (intencional). Un sentido fuerte de necesidad (llamada a veces objetiva, absoluta, universal) parece referirse a cuestiones que son requeridas precisamente a pesar de lo que uno elige, y a pesar de lo mucho que uno luche contra la necesidad".4

DE AQUI DERIVA ALKIRE la siguiente definición que deja claro que capacidad no sustituye a necesidad: "Una capacidad básica es una capacidad para satisfacer una necesidad básica (una capacidad para evitar la desnutrición, una capacidad para educarse, y así sucesivamente)". (Ibid )

EN MI OPINION, la sustitución de necesidades por la dupla capacidades y realizaciones, si bien tiene la virtud de incorporar la tensión entre potencia y realización y, por tanto, introducir el concepto de libertad (aunque concebido, sobre todo, como libertad de elección que, como se aprecia en el primer párrafo de Alkire, no está presente cuando hablamos de necesidad) deja afuera precisamente el carácter antitético entre necesidad y libertad. El reino de la libertad puede empezar cuando las necesidades están satisfechas (ha sido superado el reino de la necesidad). En la pobreza no hay libertad posible, tal como lo señala Desai.5 En el esquema de Sen la libertad parecería existir a lo largo de todo el espectro de los niveles de vida. Incluso los pobres elegirían, dentro de su conjunto de capacidades, las que "quisieran" realizar. Es por eso que el concepto de necesidades termina siendo necesario en la operacionalización de los conceptos de Sen, como lo muestran los ejemplos de Desai y Alkire.

EN LA PROXIMA ENTREGA abordaré el siguiente bloque de artículos del número de mayo de Comercio Exterior, sobre metodologías de medición de la pobreza.

 

1 El espacio generoso asignado en los dos números temáticos fue insuficiente para dar cabida a los planes originales (desmesurados, según mi costumbre), lo que obligó a eliminar de la selección materiales de los organismos internacionales y del gobierno de México. Aun así, los materiales rebasaron el espacio, lo que obligó a posponer para el número de julio dos artículos: uno de Luis Maira sobre las políticas sociales en América Latina y uno de Enrique Provencio sobre las relaciones entre medio ambiente y pobreza. Los interesados en el tema deberán contar con los tres números, que se pueden adquirir (de momento sólo el de mayo) en librerías y en Sanborns.

2 Gerald A. Cohen es uno de los fundadores del marxismo analítico.

3 Lo que los bienes hacen por las personas y, por tanto, lo que está incluido en la categoría de mediestar es, según Cohen: 1) les dotan de capacidades propiamente dichas; 2) a través del ejercicio de las capacidades, contribuyen a la realización de actividades valiosas y al logro de estados deseables; y 3) causan estados deseables directamente, sin que medie ejercicio alguno de capacidades.

4 Sabina Alkire, Valuing Freedoms. Sen's Capability Approach and poverty Reduction, Oxford University Press, 2002, p. 163.

5 Algo similar ha dicho Martha Nussbaum: "Las varias libertades de elección tienen precondiciones materiales, en cuya ausencia hay solamente un simulacro de elección". (Women and Human Development. The Capabilities Approach, Cambridge University Press, Cambridge, GB, 2000, p. 53.

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