Ojarasca 73  mayo 2003


 

Una voracidad militar escurre de los Comandos Norte y Sur del Pentágono a la América entera, latina e indígena, multilingüe y milenaria, rica en recursos naturales y despreciados recursos humanos. Si nos guiamos por los dictadores cómplices del imperio, y los políticos-administradores dóciles con el imperio, cualquiera diría que, de la Patagonia al río Bravo, nuestros países se encuentran indefensos. Pero las élites colonizadas y la grandes masas adormecidas en el consumo, el olvido y las religiones no están solas en estas tierras: aquí siguen los pueblos, despertados para resistir por sí mismos y por todos. Y una proteiforme sociedad civil entramada ahí. Las Américas son, por definición y mito, el lugar donde el futuro aún no ocurre.


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