"El poema de los muslos" es un texto olvidado de un joven Jaime Sabines. Lo escribió cuando tenía veintiocho años, y quizás él mismo lo olvidó, pues no aparece en ninguna selección o recuento del propio autor o de quienes lo han antologado. El descubrimiento de este poema se debe a un ingeniero de nombre Luis Rodríguez Torres. Esta es la historia: Rodríguez Torres tuvo un primo mayor que influyó de manera intensa en su formación intelectual, que a la postre lo haría uno de esos raros especímenes ingenieriles que gustan de la poesía, la filosofía y el arte. En los años cincuenta del siglo pasado ese primo de don Luis creó una pequeña revista a la que bautizó Chicalote. Correo de nuevas poesías. Como muchas otras aventuras culturales que el primo emprendió durante su vida, ésta la compartió con Güicho, como entrañablemente lo llamaba. De manera que le obsequió el primer número de Chicalote, y para el joven Luis su lectura fue una experiencia iniciática. Como los ejemplares siguientes, éste lo atesoró. En enero de 2003, con motivo de la muerte de su querido primo mayor, don Luis se puso a revisar los libros y demás objetos que aquél le había obsequiado durante aquellos tiempos de romanticismo y bohemia, y resurgió de entre los papeles ese ejemplar de Chicalote, tan bien conservado como si recién hubiera salido de la imprenta. Fechado en Huejotzingo, Puebla, en octubre
de 1954, contiene el poema "Romance de la virgen", de quien llegaría
a ser el gran dramaturgo Héctor Azar; el poema "Chicalote", de Othón
Lara Barba, director de la revista del mismo nombre y el primo mayor de
Güicho, y el apasionado "Poema de los muslos", de Jaime Sabines, que
a continuación se reproduce.
OTHÓN
LARA KLAHR
Jaime Sabines Dulces muslos deseados,
Muslos separados,
Brasa de muslos
Morir de asfixia,
|