Jornada Semanal, domingo 20 de abril del 2003        núm. 424

NAIEFYEHYA
LA II TV GUERRA DEL GOLFO (I DE II)

UNA GUERRA MEJOR

Como toda secuela hollywoodense que se respete, la II Guerra del Golfo, denominada Operación Libertad de Irak, debía volver a explotar los elementos más populares de la original pero ofrecer efectos más vistosos, villanos más temibles (como los caricaturescos Doctora Gérmenes, Profesor Ántrax y Chemical Ali) y por supuesto a un héroe que a pesar de sus tribulaciones siempre tiene tiempo para el humor. La más reciente producción del aparato militar industrial del entretenimiento corría el riesgo de aburrir con los mismos viejos efectos de cámaras bombas, misiles inteligentes que siempre dan en el blanco y el show de luces sobre Bagdad, visto a través de la cámara fija de visión nocturna. Estos efectos que debutaron hace doce años parecen ahora caducos y sobreexplotados. Además, los representantes de los medios comenzaban a quejarse de los límites y censura que imponía el famoso sistema de pooling de reporteros mediante el cual solamente un grupo de periodistas era llevado a lugares elegidos por el ejército. ("Libres para reportar lo que te dicen", Fisk dixit). Entonces el Pentágono ideó un nuevo sistema: ejército, marina y fuerza aérea aceptarían reporteros insertados (embedded) en sus filas durante la invasión. Los medios inmediatamente celebraron la "apertura" a la información y pronto 660 periodistas, principalmente estadunidenses e ingleses, convivían con las tropas que los escoltarían y protegerían en el frente de batalla. Por supuesto que el resultado fue un mecanismo propagandístico casi perfecto. ¿Cómo criticar o dudar de quienes lo llevan a uno de la mano entre horrores dantescos de destrucción y pavor? ¿Cómo evaluar la desolación que va sembrando una armada cuando no hay tiempo de detenerse a ver las consecuencias tras la batalla? Así, desde los primeros despachos de Kuwait los periodistas comenzaron a mostrar sentimientos de solidaridad, comprensión y pertenencia hacia las tropas.

ONDEAR LA BANDERA

cnn, que había sido la revelación durante la i Guerra del Golfo, en esta ocasión se encontraba en tercer lugar de los ratings, debajo de Fox News Channel, del magnate australiano Ruppert Murdoch (uno de los más feroces propagandistas de la guerra) y Msnbc (el canal creado de la fusión de nbc y de Microsoft). Hace doce años cnn fue objeto de acusaciones de traición por haber mantenido a un corresponsal, Peter Arnett, en Irak durante la guerra. En esta guerra los tres canales de cable competían sin el menor pudor para ver quien era más patriótico, haciendo del conflicto una especie de olimpiada grotesca. Todos los canales contrataron generales, coroneles y mayores para comentar avances y estrategias. Los periodistas se insertaban entre los soldados y los militares penetraban a los medios en un delirante incesto de la desinformación. Entre las contrataciones más notables estaba una de cnn: el general Wesley Clark, famoso por haber cometido crímenes de guerra que aún siguen impunes en la i Guerra del Golfo, como ordenar sepultar con bulldozers a cientos o miles de soldados que se habían rendido en sus trincheras, según denunció en su momento Seymour Hersh. Ningún canal contrató a un experto en diplomacia, en resolución de conflictos o a un historiador. Lo que reinaba era una atmósfera de circo romano. En cnn, Aarón Brown comentaba la segunda noche del conflicto: "El síndrome de la desconfianza entre los medios y el ejército que surgió durante la guerra de Vietnam ha pasado y sin poner en riesgo a las tropas se puede ahora mostrar por primera vez cosas increíbles en la guerra." Brown también dijo: "Por cada My Lai hay mil o diez mil historias extraordinarias de valor, coraje, destreza y heroísmo…" En ese mismo programa el corresponsal Walter Rogers, insertado con la séptima caballería, comentó extático: "Es divertidísimo estar aquí." Brown, sorprendido por el exabrupto, le preguntó si había dicho divertido, y Rogers respondió que nunca se había divertido tanto en toda su vida. Las opiniones antimilitares fueron ignoradas o ridiculizadas. Pero sin duda la cobertura más escalofriante fue la de Fox, quienes entre otros enviaron al frente a Oliver North, el famoso criminal que mintió al Congreso estadunidense acerca del escándalo Irán-Contras.

INCRUSTADOS VS. UNILATERALES

Así, mientras la mayoría de los corresponsales incrustados en el ejército perdieron toda noción de la neutralidad periodística, los reporteros "unilaterales", como se denomina a todo medio que trata de mostrar la guerra desde su propia perspectiva, fueron amenazados con que no serían protegidos y podían ser víctimas del fuego de la "coalición de los voluntariosos". La amenaza se materializó en varios incidentes de "fuego amistoso" y también cuando, en un solo día, misiles y bombas estadunidenses dieron en las oficinas de Bagdad de la televisora qatarí, Al Jazeera, matando a un reportero, en la televisión de Abu Dhabi y en el hotel Palestina, donde se hospedaba casi toda la prensa internacional y donde murieron dos periodistas. La respuesta del Pentágono, fue muy simple: "No debían estar ahí."
 

(Continuará.)