Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 19 de abril de 2003
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Cultura
Como parte de la conmemoración, el FCE lanza el tomo 15 de sus obras completas

Hoy, quinto aniversario luctuoso del Nobel mexicano Octavio Paz

El libro contiene entrevistas que el autor de El laberinto de la soledad concedió en diferentes épocas a diversas personalidades El Claustro de Sor Juana hará el 29 de abril un homenaje al poeta

CESAR GÜEMES

Hoy se conmemoran cinco años del fallecimiento de Octavio Paz, premio Nobel de Literatura en 1990, cuyo deceso ocurrió el 19 de abril de 1998. Con motivo de ese acontecimiento, el día 24 se dará a conocer el volumen número 15 de sus obras completas, publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), mientras el día 29 el poeta y ensayista será recordado en un homenaje en el Claustro de Sor Juana.

El libro, con el que la serie llega al número 15, contiene entrevistas que en diversas épocas y a distintas personas concedió el autor de El laberinto de la soledad. Con autorización del FCE reproducimos declaraciones de Paz hecha a Jacques Julliard, y que aparecen en el capítulo titulado ''Las pasiones rebeldes de Octavio Paz''.

Sobre el subcomandante Marcos, dijo Paz en aquella conversación: "Es un profesor de universidad, cuya tesis doctoral está llena de referencias a Althusser. Es un hombre culto, que a veces no carece de elegancia en la expresión".

Respecto de su formación, le dijo a Julliard: "Al principio, como muchos jóvenes de mi edad, me educaron en una escuela privada francesa, ultracatólica, luego en una escuela inglesa muy reservada, por el contrario, ante la cuestión religiosa. Pero después, a partir de la secundaria, acompañé a mi padre a casa de su viejo amigo Antonio Díaz Soto y Gama, revolucionario romántico que me hizo descubrir las tendencias anarquistas de la revolución zapatista. Después, durante la guerra de España, mi amigo José Bosch, anarquista a su vez, me hizo leer a algunos grandes autores anarquistas como Elisée Reclus y Kropotkin. Sostuvimos discusiones apasionadas. El estaba convencido de que la guerra de España desembocaría en una revolución".

En cuanto a la existencia del mal como manifestación concreta, Paz explicó: ''Hay dos vertientes: el optimismo norteamericano y el puritanismo norteamericano. Hay sin duda una visión pesimista del hombre, heredada del calvinismo, pero que no colorea el conjunto de la literatura norteamericana. Freud no dijo nada importante sobre el mal, y sólo Nietzsche abordó en realidad el problema. Pero han sido los teólogos los que han hablado con mayor profundidad de una pregunta que estamos obligados a plantearnos tras la experiencia del nazismo y de la guerra. Yo creo que el mal forma parte del hombre, que es humano. Los cristianos creen que el hombre hace el mal porque es un ser caído. Yo opino lo contrario: el hombre se vuelve hombre por el lenguaje, el trabajo, la cultura y sobre todo por la conciencia de sí mismo, que implica un cierto grado de libertad. Sólo un ser libre es capaz de crueldad. Los animales no cometen el mal. Por lo contrario, la herencia más inapreciable del cristianismo es su concepción de la persona: cada hombre y cada mujer son un ser único y sagrado. El siglo XX lo ha olvidado, en el nazismo, desde luego, pero también en el pensamiento revolucionario".

Otro de los temas que interesó vivamente al Nobel mexicano fue la existencia de un país como Estados Unidos. Sobre esa nación apuntó: ''Estados Unidos no ha conocido ni la Edad Media ni el Renacimiento. Sólo comenzaron con el recuerdo de la Reforma y con el pensamiento enciclopedista. Fueron los fundadores de nuestra modernidad. Lo que más me ha conmovido en los Estados Unidos no es la cultura sino la vida. Por eso quiero tanto a ese país a pesar de sus pecados[...] Así, fui sensible a Whitman, a algunos novelistas como Melville, a poetas como T. S. Eliot, quien es inglés a medias, y a Ezra Pound. La otra cara de mi experiencia es el descubrimiento del Oriente a través de la India. Encontré allí una civilización aún viva aunque ya petrificada. Para empezar, me sentí a mis anchas entre la cultura y la escultura de la India. En mis relaciones con mis amigos indios nunca encontré el tipo de dificultad y de resistencia que siento en mis relaciones con mi propio país, al principio con los intelectuales, pero no sólo con ellos".

Su relación con Oriente fue definida así: "Naturalmente, ¡no me convertí al budismo! En particular, la idea de la reencarnación me parece inconcebible para un hombre moderno. Siempre he retrocedido ante el monoteísmo que a mi parecer es la raíz de la intolerancia Occidental. Mire usted, el cristianismo, pero también el Islam. Ahora bien, el budismo es profundamente ateo. No cree en un dios creador. La forma de budismo que más me interesó, y el camino que me interesa, es el Mahayana y en particular el maestro Nagarjuna: es la paradoja de una negación total de la vida, de un escepticismo radical, de un verdadero nihilismo que, extrañamente, permite reconciliarse con la vida. Yo puedo amar el mundo, las mujeres, el sol, y darme cuenta de que todo eso son quimeras".

Octavio Paz consideraba que la literatura debería ser considerada dentro de la formación social. De esta manera lo expuso, en la última respuesta a las preguntas de Julliard: "Los pensamientos políticos han sido en su mayor parte insensibles a las pasiones humanas, a los crímenes, a los amores, a la vida cotidiana, a todo lo que aparece en los periódicos. Sólo los poetas y los dramaturgos -como Shakespeare- hablan de ello en voz alta. Haré una excepción entre los pensadores políticos en favor de Fourier, a quien admiro por haber señalado la importancia de la atracción pasional. Para terminar, quisiera decir que el pensamiento político debiera fijarse la tarea de reconstruir la persona humana. La noción de persona humana, como ya lo he dicho, es lo mejor que hay en la herencia del cristianismo. Según él, cada ser humano es único. Los liberales y Marx piensan en el progreso de la humanidad; los cristianos piensan en la salvación del alma; ésta es una diferencia fundamental en su favor. Es cierto que no podemos reconstruir el antiguo dualismo del alma y el cuerpo; hay que fundar la persona humana en datos diferentes, a la luz de las ciencias humanas y de la biología. Hace poco, un biólogo norteamericano me decía que se acusa injustamente a la ciencia moderna de reducir el sistema nervioso a un modo anónimo de comunicación mediante la conexión de las neuronas. Ahora bien, me decía, el sistema de comunicación de cada uno de nosotros y de cada vida es diferente. En el fondo, la ciencia empieza a redescubrir el alma en el propio cuerpo. Y sobre esta base hay que reconstruir a la persona antes de pensar siquiera en una reforma de la sociedad. No hay que volver a caer en los viejos errores revolucionarios, y sin embargo hay que proclamar que nuestras sociedades necesitan reformas profundas".

Finalmente, es preciso señalar que "Las pasiones rebeldes de Octavio Paz" se publicó en Le Nouvel Observateur, en abril de 1998, y que la traducción fue realizada por Mónica Utrilla.

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