Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 19 de abril de 2003
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Economía

Naciones de la región y el Caribe saldaron el año pasado 9 mil millones de dólares

Paga Latinoamérica más que lo recibido en nuevos préstamos

Menos flujos de inversión y créditos, así como crecientes amortizaciones e intereses, convirtieron a países de la zona en "exportadores netos de capital", revela un reporte del Banco Mundial

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

Los países de América Latina y el Caribe (ALC) pagaron el año pasado a sus acreedores, para cubrir antiguas deudas, 9 mil millones de dólares más que los recursos recibidos en nuevos préstamos, a pesar de la moratoria decretada por el gobierno argentino, reveló un reporte del Banco Mundial.

El organismo sostuvo que la disminución de los flujos de inversión y préstamos a la región, combinada con el creciente pago de amortizaciones e intereses por el servicio de la deuda externa, provocó que los países de la zona siguieran siendo "exportadores netos de capital".

La deuda externa latinoamericana alcanzó en 2001, según la cifra más reciente disponible, 760 mil millones de dólares, cantidad superior en 110 mil millones de dólares a la registrada en 1995, de acuerdo con el Banco Mundial.

En un reporte dado a conocer esta semana, el organismo multilateral señaló que "siguiendo la tendencia mundial, en 2002 Latinoamérica y el Caribe pagaron 9 mil millones de dólares más por antiguas deudas que lo que recibieron en nuevos préstamos, a pesar del no pago argentino, puesto que es una de las regiones que más fuertemente dependen del financiamiento de la deuda de mercado".

Según el reporte del organismo, los flujos brutos de mercado hacia la región, esto es, la suma de todas las emisiones internacionales de acciones y bonos y de las transacciones bancarias anunciadas públicamente, disminuyeron en 31 mil millones de dólares, para llegar el año pasado a 45 mil 300 millones de dólares, 40 por ciento menos que en 2001.

Al mismo tiempo, la inversión extranjera directa (IED) experimentó en la región la caída más fuerte de todas, al disminuir de 69 mil millones de dólares en 2001 a 42 mil millones de dólares en 2002.

El informe destacó que la caída de los préstamos privados fue especialmente grave en 2001 y 2002, a medida que la economía mundial se debatía por superar una recesión causada por la ruptura de los cerrados mercados bursátiles de las economías de mayor tamaño.

Así, el financiamiento para los países en desarrollo mediante la contratación de deuda se redujo "y la recuperación no será muy rápida", de modo que "la excesiva dependencia en los préstamos se ha vuelto problemática para muchos países".

"En el futuro se vislumbra un moderado optimismo en relación con la menor volatilidad de los flujos de capital hacia los países en desarrollo en los próximos años, lo que sería beneficioso tanto para el crecimiento como para reducir la pobreza", asentó el Banco Mundial.

Según el informe, el mercado de bonos de América Latina atraviesa por un periodo de transformación, al pasar del endeudamiento en moneda extranjera al financiamiento en el mercado de moneda local. Así ocurre, por ejemplo, en México, donde la deuda interna, de unos 84 mil millones de dólares, supera ya el monto del endeudamiento externo, que es de 79 mil millones de dólares.

"Si bien este desplazamiento de deuda externa a deuda interna disminuye la vulnerabilidad de los prestatarios a las crisis externas, también es cierto que tiende a concentrarse en deuda de corto plazo. Las medidas tomadas en algunos países como Chile, Colombia y México han tenido bastante éxito en cuanto a alargar el plazo de vencimiento de su deuda interna, mientras que otros, como Brasil, experimentaron problemas en 2002 que estuvieron relacionados con los plazos excesivamente breves de vencimiento de deuda interna", añadió el organismo.

Estableció que el desplazamiento de la deuda externa a la deuda interna en América Latina es un cambio positivo, ya que supera la incapacidad que han tenido los gobiernos de la región para endeudarse en su propia moneda en los mercados internacionales. Sin embargo, apuntó, el desafío ahora es desarrollar mercados internos de deuda a largo plazo, a fin de disminuir la vulnerabilidad de los países ante una repentina "pérdida de confianza en el ámbito interno".

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