Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 18 de abril de 2003
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Tres empresas participan en la elaboración de las estructuras hasta de 200 toneladas

Las manos hábiles de 400 trabajadores invierten 40 días en armar una trabe

28 moles listas para su traslado al distribuidor vial San Antonio; se requieren 356 en total

RAUL LLANOS SAMANIEGO

En la planta de prefabricado de la colonia Añil el cálculo es exacto: 400 hombres requieren de 40 días para elaborar una trabe, mole de concreto de 180 o 200 toneladas de peso que gradualmente se irá enganchando a otras para dar forma a los siete kilómetros de que constará el distribuidor vial San Antonio.

Es ahí, en la planta de la empresa Unión Preesforzadora SA (UPSA), donde un ejército de soldadores, fierreros, carpinteros, maniobristas e ingenieros aglomera los espacios y conjuga su trabajo con grúas de enormes brazos hidráulicos, revolvedoras que van y vienen con sus cargas de concreto, y con máquinas de tensión y doblado.

Un recorrido por la cuna de las trabes permitió conocer paso a paso la fabricación de esas estructuras de 28 metros de largo y 200 mil kilos de peso, a cargo de UPSA, que junto con González Soto y Pretencreto resultó ganadora de la licitación para construir las 356 trabes que requiere la mencionada vialidad, la cual ayudará a atenuar el tráfico vehicular en el poniente de la ciudad.

Hernán García Marín, gerente de Proyectos, y Gustavo Juárez, jefe de planta de UPSA, precisan que desde diciembre del año pasado empezaron a elaborar las trabes con materiales de alta calidad, que a pesar de eso son sometidos a pruebas de laboratorio para confirmar su resistencia; lo mismo se hace en cada etapa, es decir, se va supervisando todo el proceso y se elaboran informes que son presentados al Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vialidades (Fimevi).

A la fecha, aseguran, UPSA tiene ya listas para su traslado e instalación 11 trabes y están almacenadas otras 17, que conforme avance la obra del distribuidor vial se irán enviando a su destino final. Cada una, precisan, tiene capacidad para resistir más de 500 toneladas.

Manos a la obra

En el extenso terreno que ocupa la compañía especializada en prefabricado se observan al menos cinco grandes moldes donde se recibe la estructura metálica, en la que también se hará el colado y secado del concreto, con lo que queda listo.

Todo este rompecabezas se inicia con gruesas y largas varillas de acero que decenas de hábiles manos van moldeando para doblarlas, poco a poco, con su maquinaria, cruzándolas entre sí, fijándolas con amarres de alambre hasta darle la forma rectangular. Es la etapa conocida como habilitado, de la cual sale la estructura metálica básica ya armada, cuyo peso inicial es de 15 toneladas.

De ahí dos enormes grúas -con capacidad hasta de 400 toneladas- la elevan con suma precaución para evitar que se deforme y la meten a un molde, en el cual los carpinteros colocan aligeramientos o mecanismos que ayudan a que se reduzca el volumen de concreto y aminore el peso final; los fierreros tienden las varillas de acero para hacerle las partes laterales llamadas alerones y se colocan accesorios, como los presfuerzos, que en término simple y llano es la nariz o punta en que se irán recargando las trabes consecuentes; las cimbras, que permiten dejar los huecos donde entrará la columna, y los cables que elevan la resistencia, conocidos como torones, que además permiten que la estructura tenga cierto muelleo.

Con el sol a plomo la estructura queda lista para recibir el colado de concreto y después se le hace un curado al vapor, proceso mediante el cual a 12 horas de esta etapa la trabe alcanza una resistencia de 80 por ciento. A la par se aplican las pruebas de resistencia, y es en los laboratorios de campo que ahí se tienen donde los cilindros de concreto son sometidos a pruebas que confirman que la estructura resiste hasta 700 toneladas.

Para entonces ya transcurrieron 40 horas; el trabajo de 400 trabajadores concluye con los detalles y toda la estructura queda lista para subirse a los tráileres para su traslado nocturno y sumarse así a las 356 trabes que formarán todo el distribuidor vial San Antonio, obra que concluirá el 30 de mayo. "Y todo con tecnología mexicana", concluyen Hernán García y Gustavo Juárez.

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