Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 18 de abril de 2003
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Mundo
El magnate Berezovsky, sospechoso de la autoría intelectual del crimen

Asesinan al diputado Serguei Yushenkov, fuerte opositor a la política del Kremlin

Es el octavo legislador ruso que pierde la vida en circunstancias similares en nueve años

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 17 de abril. De cuatro balazos por la espalda, junto a la puerta de su casa y a plena luz del día, fue asesinado este jueves Serguei Yushenkov, diputado de la Duma y uno de los políticos de oposición al Kremlin, desde posiciones de derecha, con mayor presencia en Rusia.

Todos coinciden aquí en que la muerte de Yushenkov, el octavo legislador ruso que pierde la vida en circunstancias similares en los recientes nueve años, es resultado de un crimen político, pero las hipótesis que adelantan funcionarios, políticos y amigos de la víctima son contradictorias y hasta excluyentes.

En ambos extremos, sin embargo, emerge en Londres, donde encontró refugio, la figura del magnate Boris Berezovsky, quien llegó a ser el favorito del anterior inquilino del Kremlin, Boris Yeltsin, y luego rompió con el sucesor de éste, Vladimir Putin, hasta volverse su enemigo jurado.

Para unos, Berezovsky podría ser el autor intelectual del asesinato de Yushenkov, uno de los copresidentes del partido Rusia Liberal, un crimen que sugieren se inscribe en un arranque implacable de venganza, acusación que el propio imputado desmintió en un enlace en directo, desde la capital británica, con un noticiario nocturno de la televisión local.

En contraste, para otros, el maquiavélico poseedor de una de las fortunas más cuantiosas de este país -según dice, dispuesto a gastar 100 millones de dólares en la campaña para renovar la Duma en diciembre próximo-, parece el principal afectado por la muerte de Yushenkov, sobre todo cuando la procuraduría rusa ahora querrá interrogar a Berezovsky como sospechoso, un factor de presión adicional para que la justicia de Gran Bretaña conceda su extradición a Rusia.

La hipótesis de que Berezovsky está detrás de la muerte de Yushenkov se basa en la ruptura que protagonizaron, tras haber jugado un papel decisivo en la fundación del partido Rusia Liberal, el primero aportando el dinero y el segundo, el proyecto político.

La escisión ocurrió cuando Berezovsky, en su afán de sumar fuerzas contra Putin, en su calidad de copresidente de Rusia Liberal negoció en Londres con representantes de un sector de la dirigencia comunista rusa la posibilidad de financiar la campaña electoral de ese partido, lo cual trascendió y provocó un escándalo, con serias repercusiones al interior de las dos organizaciones políticas.

El líder comunista Guennadi Ziuganov publicó una carta abierta en la que rechazó cualquier vinculación con ese tipo de "aliados", mientras Yushenkov promovió la expulsión de Berezovsky por "desacreditar" a Rusia Liberal con su intento de acercarse a los comunistas.

Los seguidores de Berezovsky, responsables de algunas de las estructuras regionales, realizaron un congreso extraordinario de Rusia Liberal y nombraron a su exiliado patrocinador como presidente del partido, en diciembre pasado.

La mayoría de los militantes de Rusia Liberal optó por reconocer el liderazgo de Yushenkov, quien justamente hoy, unas horas antes de ser acribillado, logró el registro ante el Ministerio de Justicia que da derecho a su grupo a participar en las elecciones y prohíbe hacerlo a la organización de Berezovsky, que tendrá que cambiar de nombre.

Argumentos débiles

Lo único que debilita esta hipótesis es que resulta demasiado obvia y, salvo que haya sido producto de un impulso irracional, una venganza podría traer a Berezovsky más dolores de cabeza que beneficios.

Voceros oficiosos del magnate dan a entender que el asesinato de Yushenkov podría ser obra del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso). De acuerdo con esta versión, el servicio secreto ruso nunca le perdonó a Yushenkov que haya denunciado como diputado que el FSB estuvo involucrado en la serie de explosiones que destruyeron, en 1999, varios edificios en Moscú, causando la muerte de 300 personas, lo que habría servido de pretexto al Kremlin para lanzar su segunda campaña militar en Chechenia.

La muerte de Yushenkov ocurrió justo cuando Berezovsky había logrado convertir otra guerra, la de Irak, en parte subliminal del alegato para impedir que Gran Bretaña conceda su extradición a Rusia.

Al menos los periódicos rusos propiedad de Berezovsky se dieron a la tarea de sembrar desconfianza hacia el Kremlin en la Casa Blanca y, sobre todo, en Downing Street 10, la residencia del primer ministro británico, Tony Blair.

La coyuntura bélica sirvió a estos medios impresos para apuntalar la imagen de Rusia como un país poco fiable, que proclama una cosa y hace otra. El engaño a Washington y Londres subyace en cada una de las publicaciones recientes que pretenden demostrar los vínculos del servicio de espionaje ruso con el régimen de Saddam Hussein, inclusive poco antes de que cayeran las primeras bombas y misiles sobre Bagdad.

La insistencia en el supuesto doble juego de Rusia respecto de los dos países que invadieron Irak, al tiempo que reclama ahora no ser excluido de los entendimientos de la posguerra, forma parte de la estrategia de los abogados de Berezovsky para desestimar las acusaciones en contra de su cliente.

Ahora, el asesinato de Yushenkov, al margen de quién lo haya ordenado en realidad, será utilizado por el Kremlin para empañar la imagen de Berezovsky, aunque ello no significa que ya esté resuelto el asunto de su extradición.

La procuraduría rusa está atrapada en un círculo vicioso: esa batalla legal durará mientras no mande a Londres pruebas concluyentes contra Berezovsky, pero si llega a presentar evidencias sobre los grandes ilícitos atribuidos al magnate saldría salpicado más de un miembro de la llamada Familia, creada a la sombra de Yeltsin y algunos de cuyos notables, ya con Putin, continúan incrustados en sitios de honor del entorno presidencial.

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